“Cuando me enteré que tenía cólera, quedé impactado y asustado. Pensé que iba a morir. Mis pensamientos solo se dirigían a mi hija», cuenta Atlas Murima, de 25 años, originaria de la provincia de Mashonaland West, en el norte de Zimbabue. Atlas había visitado a su hermana en Harare, a más de 160 kilómetros de distancia, donde un brote de cólera se había propagado en la ciudad desde principios de septiembre. Aunque Atlas había oído hablar sobre el brote, nunca imaginó que ella también podría estar infectada.
Después de desarrollar los síntomas de alerta (vómitos continuos, diarrea aguda, dolor de cabeza severo y ojos hundidos), se le diagnosticó cólera en un Centro de Tratamiento establecido por el departamento de salud local y Médicos Sin Fronteras (MSF).
«Es muy raro contraer cólera en las áreas rurales», dice Atlas. «Acabábamos de escuchar sobre los brotes en Harare, eso fue todo».
El cólera se desarrolla después de ingerir alimentos o líquidos contaminados. Causa deshidratación severa e incluso la muerte si no se trata, pero es sencillo prevenirlo con buenas prácticas de higiene y saneamiento, y agua potable confiable. En Zimbabue, los brotes de esta enfermedad son comunes durante la temporada de lluvias que comienza en noviembre y termina hasta fines de mayo.
“Voy a enseñarle a mi hija a lavarse las manos antes de manipular alimentos, antes de comer y después de usar el baño. Debe usar vasos que estén limpios», explica Atlas.
Atlas es una de los 9.100 pacientes con casos sospechosos de cólera en Harare, luego de que el brote fue declarado oficialmente como una emergencia el 12 de septiembre. Es el segundo brote más grande de la enfermedad que ha visto el país, el primero es la devastadora epidemia que en 2008 dejó más de 4.000 muertos. La enfermedad ya ha cobrado la vida de 43 personas, es el cuarto brote que se produce este año.
Después de que se reportó el primer caso en el suburbio de Glenview, la enfermedad se propagó rápidamente a otras áreas residenciales en Harare, y comenzaron a verse más casos en todo el país. El sistema de aguas de Harare es antiguo y presenta fallas, así que causa una pérdida de agua y la contaminación de los desagües y las aguas residuales. Las personas que viven en los suburbios densamente poblados, como Glenview, son particularmente propensas a contraer enfermedades transmitidas por el agua, pues los suministros inadecuados de agua potable obligan a las personas a utilizar alternativas poco seguras, como perforaciones y pozos excavados a mano.
Respuesta inmediata de MSF
Cuando se declaró el brote, las autoridades nacionales nos invitaron a brindar apoyo logístico y técnico mientras movilizaban recursos humanos y materiales.
«Este enfoque integral nos permitió intervenir de una manera eficiente con el uso de los recursos», mencionó Bjorn Nissen, director de MSF en Zimbabue. «Asumimos el rol de mentores, llevamos enfermeras, expertos en agua y saneamiento y logistas a varios puntos críticos para desarrollar la capacidad técnica de las autoridades de salud nacionales y de la ciudad».
A medida que la situación evolucionaba, brindamos apoyo en la gestión de casos, control de infecciones y apoyo técnico y logístico para los Centros de Tratamiento del cólera establecidos en Glenview y en el Hospital de Enfermedades Infecciosas de Beatrice Road. Se brindó apoyo técnico adicional en los centros de estabilización en Budiriro, Buhera, Chitungwiza y en el Hospital Central de Harare.
Tratar el cólera es sencillo, pero debe hacerse con rapidez. En los centros de tratamiento, los pacientes se rehidrataron con una solución de rehidratación oral y líquidos suministrados por vía intravenosa, mientras que en las comunidades se alentaba a las personas con casos sospechosos de cólera a hacer sus propias soluciones salinas y azucaradas antes de presentarse en una clínica.
“Para MSF es crucial salvar vidas. El paciente está en el centro de todo lo que hacemos. Así que identificamos las brechas y nos adaptamos a lo que se necesitaba», menciona el coordinador de emergencias de MSF, Farayi Marume.
«Capacitamos a enfermeras sobre el tratamiento a los pacientes para que trabajaran de acuerdo con los estándares internacionales, proporcionamos recursos para gestionar los centros y capacitamos a trabajadores generales y auxiliares de enfermería sobre el control de infecciones».
También hemos apoyado la planificación y la gestión de dos campañas de vacunación organizadas por el Ministerio de Salud, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros colaboradores, con el objetivo de prevenir la propagación del cólera. En ambas fases, lanzadas el 3 y el 15 de octubre respectivamente, aproximadamente 760.000 personas fueron vacunadas en seis suburbios de Harare.
Soluciones a largo plazo para prevenir futuros brotes
Hemos respondido a los brotes recurrentes de cólera y tifoidea en Zimbabue, particularmente en Harare, desde 2008. Solo en 2018, hemos apoyado en las respuestas a ocho brotes de cólera y tifoidea en todo el país.
Desde 2015, MSF ha desarrollado soluciones para llevar agua limpia y potable a comunidades vulnerables en los suburbios altamente poblados en Harare. Los equipos han perforado nuevos pozos y mejorado los existentes, para ayudar a prevenir enfermedades transmitidas por el agua en la ciudad.
Un elemento crucial de estos esfuerzos ha sido el empoderamiento de las comunidades para que administren y mantengan puntos de agua a través de clubes comunitarios de salud capacitados. Los miembros del comité supervisan la provisión de agua limpia a los miembros quienes contribuyen con una pequeña tarifa mensual para pagar el cloro y el mantenimiento de los puntos. Más de 70 pozos rehabilitados ahora son administrados por más de 60 clubes de salud comunitaria en 13 suburbios residenciales altamente poblados en Harare.
La importancia de los clubes comunitarios de salud
En septiembre, cuando comenzó el último brote, la importancia de los clubes de salud comunitarios, particularmente aquellos en los suburbios más afectados como Glenview, Budidiro y Mbare, se volvió evidente. Los miembros capacitados en cuestiones de agua y saneamiento inmediatamente comenzaron a compartir su conocimiento puerta por puerta con sus comunidades, para prevenir una mayor propagación del cólera.
Estas actividades de promoción de la salud y la provisión de agua potable, probablemente han prevenido que las comunidades sean afectadas por el cólera. Una inspección inicial que hemos realizado en 16 clubes de salud comunitarios, que cubren a más de 8.000 personas en los cuatro suburbios más afectados, encontró solo 4 casos sospechosos de cólera.
A medida que el brote avanzaba, un número significativo de nuevos miembros de la comunidad se inscribieron para recibir agua potable. El seguimiento de los 45 clubes de salud comunitarios restantes está en curso.
«En nuestra área no hemos visto a nadie infectado con cólera, mientras que otras personas cercanas, que no recogen agua de nuestro punto de agua, se infectaron», dijo Caltas Hlerima, un integrante del club de salud comunitario de Kuwirirana.
A medida que el brote de cólera cede, la importancia de ofrecer soluciones de agua sostenibles para garantizar un suministro continuo de agua potable se vuelve vital. Continuaremos brindando asistencia de emergencia durante los brotes, mientras proyectamos soluciones a largo plazo (que serán propiedad de las comunidades) para el futuro.