A medida que aumentan los casos de COVID-19 en Kirguistán, especialmente en Bishkek, la capital, las regiones rurales y remotas se están preparando para el virus aumentando las medias preventivas, a la vez que se esfuerzan por garantizar la atención médica esencial, especialmente para mujeres y niños.
A pesar del fuerte sistema de salud del país, el mantenimiento de los servicios de calidad fuera de las grandes ciudades ha sufrido en los últimos años como consecuencia del debilitamiento de la inversión en el sector. El país también tiene una alta incidencia de enfermedades crónicas y un porcentaje excepcionalmente alto de personas con enfermedades crónicas que requieren atención médica a largo plazo.
En Kadamjay, una impresionante pero dura región del suroeste de Kirguistán, acceder a la atención médica es un desafío, incluso sin la amenaza del COVID-19; pues las largas distancias pueden dificultar el acceso de las personas a los centros de salud. Los medicamentos para niños menores de 5 años y mujeres embarazadas son gratuitos en Kirguistán, pero la mayoría de las personas deben pagar los medicamentos de sus propios bolsillos, pues solo unas pocas personas están cubiertas por algún seguro médico. Con oportunidades limitadas para ganarse la vida y bajos ingresos, muchas personas simplemente no pueden pagar para recibir el tratamiento que necesitan.
Durante los últimos cuatro años, en Médicos Sin Fronteras (MSF) hemos estado brindando asistencia médica en Kadamjay, donde las tasas de algunas enfermedades crónicas se encuentran entre las más altas en Kirguistán. Al trabajar en estrecha colaboración con el Ministerio de Salud, nuestros equipos apoyan a las autoridades sanitarias del distrito en la detección, el diagnóstico y la prevención de enfermedades como la diabetes, la hipertensión y la anemia, que está particularmente extendida entre los niños.
Para mejorar la detección y el diagnóstico de diversas enfermedades crónicas, ha sido necesario invertir en capacidad de laboratorio. Nuestros equipos han renovado y reparado los equipos médicos existentes y han capacitado al personal del Ministerio de Salud en el uso práctico de equipos de diagnóstico como ultrasonidos, así como en el cumplimiento de las pautas de tratamiento estándar.
Más recientemente, también hemos estado trabajando estrechamente con las autoridades de salud para reforzar la atención médica para mujeres y niños, con énfasis en la salud sexual y reproductiva, e incluyendo la atención prenatal y postnatal.
La amenaza del COVID-19
En los últimos días, el número de personas diagnosticadas con COVID-19 ha aumentado considerablemente. Hasta ahora, más de 29.000 personas han contraído el virus en el país. La región de Kadamjay puede haber evitado lo peor del COVID-19 por el momento, pero la amenaza latente del virus ha llevado a nuestros equipos a adaptar los servicios médicos existentes y adoptar medidas para prevenir la propagación de la enfermedad en la comunidad.
Nuestros equipos ya estaban realizando visitas a domicilio para algunas consultas, trabajando con las autoridades de salud de la región. Pero desde el comienzo de la pandemia del nuevo coronavirus, las visitas a domicilio y las consultas remotas a través de WhatsApp se han convertido en la norma.
«Para evitar una alta concentración de personas en los centros de salud, hemos aumentado las visitas domiciliarias para niños y para la atención posnatal, especialmente para pacientes con enfermedades no transmisibles, que tienen un alto riesgo de complicaciones a causa del COVID-19″, explica Kevin Coppock, nuestro director en Kirguistán. «Para otras consultas de rutina, incluida la atención prenatal, organizamos videollamadas de WhatsApp con los pacientes».
Nuestros equipos actualmente ayudan a las autoridades de salud de la región a reforzar la preparación ante el COVID-19 en esta área en gran parte rural, ofreciendo asesoramiento técnico, asistencia logística, iniciativas de promoción de la salud y asistencia en la vigilancia epidemiológica mediante la recopilación de datos.
Desde MSF también estamos trabajando para reforzar las medidas de prevención de infecciones en cuatro hospitales de Kadamjay, brindando asesoramiento y capacitación sobre prevención y control de infecciones, y proporcionando desinfectantes y equipos de protección para el personal de salud. Además, hemos distribuido más de 4.500 mascarillas para proteger a pacientes con enfermedades no transmisibles y otras complicaciones médicas.
Aunque la mayoría de nuestros servicios de salud esenciales han podido continuar, otros han tenido que ser suspendidos para evitar la propagación de infecciones. «Como el distrito de Kadamjay tiene una gran cantidad de pacientes con enfermedades crónicas, somos extremadamente cautelosos al no exponer a las personas a riesgos innecesarios«, dice Coppock. La detección del cáncer de cuello de útero es uno de los servicios que se han detenido.
El cáncer de cuello de útero es una de las principales causas de muerte de las mujeres en Kirguistán, pero las opciones para prevenirlo y detectarlo son limitadas. En Aydarken, introdujimos la detección y prevención del cáncer de cuello de útero, incluido el tratamiento de las lesiones cervicales, con el objetivo de que las autoridades sanitarias lo ampliaran en todo el país. Pero estas actividades tendrán que esperar. «Continuamos siguiendo la evolución del virus, y tenemos la intención de reiniciar las actividades tan pronto como la situación lo permita», dice Coppock.
Al mismo tiempo, las altas tasas de contagio entre los trabajadores de la salud en los puntos críticos de contagio de COVID-19 en el país es motivo de gran preocupación. «Incluso antes de la pandemia, no había suficientes trabajadores médicos, especialmente en áreas remotas de nuestro país», dice Isamedin, nuestro epidemiólogo. «Si algunos de ellos se enfermaran, no habría nadie para reemplazarlos«.
Con los preparativos ante el COVID-19 llevándose una gran parte de los recursos, las barreras de las personas para acceder a una atención médica de calidad se afianzan aún más. Y para muchas familias en esta región, especialmente aquellas que dependen del salario de un trabajador migrante, el coste económico podría dificultar aún más su acceso a la atención médica a medida que las remesas se agotan.
«El COVID-19 realmente debería servir como una llamada de atención para reducir las inequidades en salud entre y dentro de los países«, dice Coppock.
En Kirguistán🇰🇬, la amenaza del #COVID19 pone presión al sistema de salud del país, que ostenta una tasa muy alta de enfermos crónicos.
🗺️ En algunas zonas lejanas, las largas distancias dificultan el acceso a las personas a los centros de salud.https://t.co/9ZKz3mYUaU
— Médicos Sin Fronteras (@MSF_Colombia) July 27, 2020