La crisis alimentaria en Nigeria
En el área de Gummi, estado de Zamfara, nuestros equipos examinaron a más de 36.000 menores de cinco años en junio, tras recibir una alerta nutricional. Los resultados fueron alarmantes: más de la mitad de los niños y niñas tenían desnutrición. De todos los menores examinados, casi uno de cada cuatro presentaba desnutrición severa y necesitaba atención médica urgente.
En colaboración con las autoridades, lanzamos inmediatamente una respuesta de emergencia en el área. En Katsina, nuestros equipos tuvieron que aumentar rápidamente su capacidad de hospitalización de 100 a casi 280 camas en las últimas semanas, pero la afluencia de niñas y niños con desnutrición fue tan significativa que fue necesario introducir criterios de admisión restringidos en algunos de los centros de tratamiento. En Kebbi, donde gestionamos un centro para pacientes hospitalizados y dos ambulatorios, unos 1.500 niños y niñas con desnutrición han sido tratados desde marzo.
En esta región con inseguridad alimentaria crónica, los crecientes niveles de violencia han llevado a muchas comunidades al límite, incluyendo a unas 500.000 personas que fueron obligadas a huir de sus hogares[1].
En los últimos años, los grupos armados conocidos localmente como “bandidos”, han intensificado los ataques, asesinatos, secuestros, saqueos y la violencia sexual. Muchas personas no pueden cultivar, el ganado es robado y los mercados y el comercio se ven interrumpidos en medio del aumento vertiginoso de los precios de los alimentos básicos, que se mantienen por encima del promedio de cinco años en la mayoría de los mercados nigerianos[2], en un contexto sanitario ya frágil.
“Solo en el estado de Katsina, nos estamos preparando para tratar hasta 100.000 niñas y niños con desnutrición este año en nuestro programa nutricional, y también hemos ampliado nuestra respuesta en los estados de Kebbi, Sokoto, Zamfara y Kano”, explica Michel-Olivier Lacharite, nuestro jefe de las operaciones de emergencia. “La brecha del hambre ha comenzado y el pico de transmisión de la malaria que deterioraría aún más la salud y el estado nutricional de los niños y niñas aún está por llegar”.
© George Osodi.
Se necesita más ayuda humanitaria de manera urgente
“A pesar de nuestros llamados en los últimos meses a las organizaciones humanitarias y a las autoridades para que intensifiquen las actividades médicas, no hemos visto la movilización necesaria para evitar una crisis nutricional devastadora”, afirma Lacharite. “Ya es hora de reconocer las necesidades agudas de estos niños y niñas, e instamos encarecidamente a que el apoyo para salvar vidas sea una prioridad ahora”.
Si la asistencia humanitaria actual está muy rezagada en el noroeste de Nigeria, se debe en parte a que la ONU no ha incluido a la región en su plan de respuesta humanitaria para el país para este 2022, que se centra principalmente en la situación crítica en el noreste de Nigeria. Como resultado, muchas organizaciones están luchando por hacer un seguimiento de las evaluaciones y asegurar el financiamiento para implementar el apoyo vital en el noroeste, a pesar de las agudas necesidades.
“La difícil situación de las niñas y niños con desnutrición en el noroeste de Nigeria no puede seguir siendo desatendida”, asevera Froukje Pelsma, nuestro jefe de misión en Nigeria. “Los donantes y agencias internacionales, incluyendo a UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos, deben aumentar su apoyo a los centros de salud para brindar a las comunidades acceso al tratamiento nutricional, en colaboración con las autoridades nigerianas, que también deben contribuir”.
[1] OIM – Matriz de Seguimiento de Desplazados (DTM), diciembre 2021.
[2] Famine Early Warning System Network (Fews Net) – Nigeria: Key message update, mayo 2022.