En mayo del año pasado, Ihor, de 33 años, fue diagnosticado con tuberculosis resistente a los medicamentos (TB-DR) y se inscribió en el proyecto que habíamos iniciado en el Hospital Regional de Tuberculosis de Zhytomyr, en el noroeste de Ucrania. El objetivo del proyecto piloto, que es gestionado en colaboración con el Ministerio de Salud de Ucrania, es demostrar que se puede implementar un modelo de tratamiento eficaz para la TB-DR en Ucrania.
El país, que ha estado sufriendo una epidemia de tuberculosis desde 1995, tiene una de las tasas más elevadas de TB-DR en el mundo, pero solo la mitad de los pacientes con esta enfermedad son tratados con éxito. Diez meses después de comenzar su tratamiento, Ihor se reunió con integrantes del personal de Médicos Sin Fronteras y el Ministerio de Salud que habían supervisado su tratamiento para celebrar su condición como el primer paciente del proyecto en curarse de la TB.
La velocidad del tratamiento de Ihor es algo nuevo en Ucrania. El tratamiento convencional para la TB-DR, utilizado en la mayor parte del país, dura casi dos años y requiere que los pacientes permanezcan en un hospital durante varios meses, y a veces años. Gracias al enfoque innovador de este proyecto, Ihor fue dado de alta del hospital después de solo dos meses y pudo continuar su tratamiento mientras vivía en su casa; y visitaba una clínica local para sus medicamentos. Durante todo el proceso, nuestro equipo de apoyo a pacientes, compuesto por enfermeras, trabajadores sociales y profesionales en salud mental, estuvo disponible para ayudarlo a superar los obstáculos a los que se enfrentó, como los efectos secundarios de los medicamentos, la depresión y el rechazo por parte de amigos y familiares.
Ihor nos compartió sus experiencias sobre el tratamiento para la TB-DR y ofrece consejos a otras personas que han sido diagnosticadas con la enfermedad.
Cuando comencé el tratamiento tenía depresión. Sabía que la TB puede curarse, pero el periodo de tratamiento es largo y requiere que te aísles de todos. Esto fue lo que más me afectó. Durante 60 días recibí tratamiento hospitalario en el Hospital de TB, y para mí fue eterno. En el hospital debes usar un cubrebocas al caminar alrededor de los departamentos. Tienes que recibir tus medicamentos a tiempo.
Por supuesto, al principio parece fácil, pero luego empiezas a sentir disgusto. A nivel psicológico fue difícil tomar los medicamentos, te hacen sentir muy mal. Experimenté un enrojecimiento en la piel y vómitos ocasionales. Los olores se intensificaron. Por ejemplo, el olor a lejía se volvió mucho más fuerte y no podía soportarlo.
Durante la fase intensiva de tratamiento, tenía que tomar 16 píldoras a la vez todos los días durante cuatro meses. Luego, durante la fase de apoyo, tomaba 10 pastillas diarias. Después de tomar los medicamentos, mi garganta y mi estómago se irritaban y sentía náuseas. Imagina cómo se siente tomar 16 tabletas a la vez. Al principio, las tomaba una por una y el proceso me tomaba varios minutos. Después comencé a dividirlas en dos partes y las tragaba inmediatamente con yogurt o leche. A veces, el simple acto de llevarme las pastillas a la boca me hacía sentir mal. Pero entendía por qué lo estaba haciendo. Así que pude continuar el tratamiento todos los días.
Cuando finalmente pude volver a casa para vivir con mi madre durante la fase de tratamiento ambulatorio, estaba feliz porque estaba mejorando. Regresé a mi trabajo porque necesitaba el dinero, aunque a veces todavía me sentía débil. Las personas con las que trabajaba eran comprensivas, pero algunos amigos dejaron de hablarme, y otros solo me hablaban a distancia. Temían que yo fuera contagioso, aunque no lo era. Son seres humanos, creen en los cuentos. Incluso mis amigos cercanos me llegaron a preguntar: «¿Estás seguro de que no eres peligroso para nosotros? ¿Por qué te han dado de alta tan pronto?» Intenté explicarles que no es necesario permanecer en el hospital todo el tiempo. Después de que las pruebas muestran que eres negativo, puedes ir a casa porque la TB no se puede transmitir durante este período.
«Algunos amigos dejaron de hablarme, y otros solo me hablaban a distancia. Temían que yo fuera contagioso, aunque no lo era».
Ahora que me he recuperado, planeo comenzar a buscar un nuevo trabajo. Actualmente trabajo con sistemas de cable de forma independiente, y algunas veces trabajo de las ocho de la mañana hasta las diez de la noche. Me canso mucho Ahora entiendo lo importante que es el equilibrio en la vida para la salud, y también el evitar el estrés innecesario que puede debilitar el sistema inmunológico.
Me gustaría decirle a los pacientes con TB que actualmente están en tratamiento que no pierdan la fe. Que sigan el tratamiento y tomen sus medicamentos. Con base en mi experiencia, puedo decir que lo más difícil es cuando estás pasando por un tratamiento. Después, miras hacia atrás y sientes optimismo porque sabes que lograste superar un momento tan difícil. Lo más difícil es la duración del tratamiento, pero lo más importante es comenzarlo. Todo lo demás pasará, y entonces ni siquiera notarás el tiempo que dedicaste al tratamiento.