«Mujeres y niñas han venido en grupos a la clínica de MSF en Bentiu desde la semana pasada, tras haber sobrevivido horribles episodios de violencia sexual», dijo Ruth Okello, partera de MSF en Sudán del Sur. «Algunas son niñas menores de 10 años y otras mujeres mayores de 65 años. Incluso las mujeres embarazadas no se han librado de estos brutales ataques».
Además de ser violentamente violadas, las sobrevivientes fueron azotadas, golpeadas o aporreadas con palos y rifles. También les robaron dinero, ropa, zapatos y cualquier otra cosa de valor que pudieran haber tenido y que podrían necesitar para mantener a sus familias. Incluso sus tarjetas de racionamiento para recibir distribuciones de alimentos fueron tomadas y destruidas por los atacantes.
Estos incidentes de violencia sexual y basada en el género coinciden con un aumento en los movimientos poblacionales, a medida que las personas intentan llegar hasta donde se realizan las distribuciones de alimentos en el área. Las mujeres dicen que caminan en grupos más grandes por su seguridad pero, a la vez, se enfrentan a grupos cada vez más grandes de agresores violentos.
«En más de tres años de trabajo en Sudán del Sur, nunca he visto un aumento tan dramático en los sobrevivientes de violencia sexual que llegan a nuestros proyectos buscando atención médica», explica Okello. «Atendimos a 104 sobrevivientes de violencia sexual y basada en el género durante los primeros 10 meses de este año, y asistimos a 125 sobrevivientes tan solo en la semana pasada».
«Los niños, mujeres y hombres del devastado condado de Rubkona necesitan urgentemente seguridad y protección para poder llegar hasta donde se encuentra la asistencia humanitaria, como lo son las distribuciones de alimentos», aseveró Akke Boere, directora de operaciones de MSF para Sudán del Sur. «Estos horripilantes ataques muestran que estas personas continúan viviendo en un ambiente extremadamente violento e inseguro«.