En Europa, las políticas migratorias restrictivas están provocando devastadoras consecuencias humanitarias.
Lugares como Libia, los Balcanes, el Mediterráneo central, Polonia, Grecia e Italia se convirtieron en laboratorios y campos de pruebas de prácticas cada vez más dañinas. Hemos sido testigos de primera mano de los efectos atroces que éstas generan sobre millones de personas que huyen de sus hogares en busca de seguridad y refugio.
Lo que hemos visto y nos han contado entre agosto de 2021 y septiembre de 2023 se ha reunido en el informe Muerte, desesperación e indigencia: el coste humano de las políticas migratorias de la UE.
Las personas migrantes son atrapadas y obligadas a volver a su país
Las personas que buscan seguridad se ven a menudo atrapadas violentamente en países no pertenecientes a la Unión Europa (UE) con los que se han firmado acuerdos de cooperación migratoria, sin acceso a asistencia sanitaria ni protección.
Por ejemplo, la conducta de los guardacostas libios durante las interceptaciones en el mar sigue suscitando gran preocupación y, en algunos casos, ha puesto en peligro la vida de cientos de personas. La violencia durante las interceptaciones fue denunciada regularmente por pacientes que atendimos en Libia y en nuestro buque de búsqueda y rescate, el Geo Barents.
De 2016 a 2021, el número de personas que intentaban salir de Libia en barco y que eran devueltas al país por la fuerza aumentó tras la retirada de la UE y sus Estados miembros de las operaciones de búsqueda y rescate. La UE invirtió más de 70 millones de euros en la capacidad de gestión de fronteras de Libia.
Los migrantes y refugiados en Libia son detenidos arbitrariamente y retenidos en centros de detención no regulados, donde no hay acceso garantizado a la asistencia sanitaria.
Entre enero de 2022 y julio de 2023, realizamos 23.769 consultas de atención primaria en ocho centros de detención del oeste de Libia. Atendimos a personas extremadamente vulnerables, como niños no acompañados, personas con discapacidades físicas o enfermedades crónicas y supervivientes de la trata de personas y la tortura.
El número de personas interceptadas por los guardacostas tunecinos también ha aumentado en los últimos años. Y además de ser interceptadas en el mar y devueltas por la fuerza a Túnez, también se ha interceptado y expulsado a personas a las vecinas Libia y Argelia. En Níger, hemos apoyado a personas expulsadas de Túnez a Argelia y empujadas al desierto nigerino.
Agresiones físicas e insultos racistas: las denuncias de los refugiados en Europa
A pesar de los esfuerzos por contener a las personas en países no pertenecientes a la UE, éstas siguen realizando travesías marítimas y terrestres en busca de seguridad y protección.
Sin embargo, en las fronteras marítimas y terrestres de la UE se encuentran con alambradas de púas y una violencia física brutal, en lugar de rescate y ayuda. Los muros y vallas fronterizos de la UE se extienden actualmente a lo largo de más de 2.000 kilómetros.
Los pacientes que tratamos denuncian haber sido objeto de repetidos empujones a lo largo de su viaje. Estos incidentes suelen ir acompañados de agresiones físicas, detenciones, humillaciones verbales, incluidos insultos racistas y lenguaje despectivo, y otras formas de trato degradante.
La mayoría de estos actos son llevados a cabo por agentes estatales. La práctica de las repetidas expulsiones en países como Polonia, Grecia y Hungría ha expuesto a las personas necesitadas a niveles inaceptables de riesgo para su salud y bienestar.
Además del riesgo de lesiones que supone el muro entre Bielorrusia y Polonia, hemos sido testigo de cómo la gente queda atrapada en la zona entre las dos fronteras -denominada «zona de la muerte» por los pacientes- durante periodos prolongados, expuesta a las inclemencias del tiempo y a la violencia, lo que agrava los problemas de salud física y mental existentes.
La respuesta de la Unión Europa frente a la crisis migratoria
El modelo de «puntos críticos» establecido en Grecia e Italia para contener e identificar rápidamente a las personas que llegan a las fronteras, aplicar procedimientos fronterizos rápidos y facilitar los retornos, ha sido durante mucho tiempo una piedra angular de la gestión de la migración en la UE.
A lo largo de los años, los puntos críticos se han caracterizado por un estado permanente de crisis y sufrimiento humano, con constantes deficiencias en materia de protección y acceso a servicios esenciales como agua, asistencia sanitaria y acogida segura. Sin embargo, la UE y los gobiernos nacionales han redoblado sus esfuerzos.
Entre agosto de 2021 y agosto de 2023, nuestros equipos en Samos atendieron 2.900 consultas de salud mental, durante las cuales el 34% de los pacientes declararon haber experimentado síntomas de trauma, mientras que el 28% mostraron síntomas relacionados con la ansiedad.
Los trastornos depresivos, el estrés postraumático y los trastornos de ansiedad eran prevalentes en todos los grupos de población, incluso entre los niños.
Abandono sistémico y exclusión a los refugiados en Europa
En toda la UE, las personas -tanto adultos como niños- quedan cada vez más excluidas de los sistemas de acogida y protección y se ven obligadas a vivir en condiciones precarias.
Estados como Bélgica, Francia y los Países Bajos han aplicado políticas de acogida cada vez más hostiles con el objetivo de disuadir los llamados movimientos secundarios.
Un ejemplo de ello es que la Secretaría de Estado de Asilo y Migración de Bélgica y la agencia de acogida belga, Fedasil, han sido condenadas más de 8.000 veces por tribunales nacionales y más de 2.000 veces por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por no proporcionar refugio.
Además, los Estados europeos, en particular Francia, Bélgica y Reino Unido, utilizan cada vez más las evaluaciones de edad como una forma adicional de denegar el acceso al estatuto de protección a las personas que buscan seguridad y otras protecciones específicas concedidas a los menores que viajan solos.
Las políticas hostiles añaden un importante factor de estrés, al privar a los menores de protección, estatus administrativo y representación legal. Cuando llegan a Francia, muchos de ellos quedan fuera del sistema de protección o tienen que esperar muchos meses antes de poder beneficiarse de los servicios sociales y la protección.
Sin acceso a alojamiento, se enfrentan a la precariedad, el aislamiento y la falta de vivienda. Estas condiciones de vida inseguras les hacen vulnerables a los riesgos adicionales para la salud derivados de la mala alimentación, el frío, la violencia, la explotación sexual, la trata y la adicción. Alrededor del 15% de los niños no acompañados que reciben apoyo de salud mental de nuestra organización en París que declararon haber sufrido violencia, dijeron que había ocurrido en Francia.
Médicos Sin Fronteras responde a la crisis migratoria europea
Llevamos años dando la voz de alarma sobre el coste humano de las políticas migratorias europeas, habiendo publicado innumerables informes, comunicados de prensa y cartas proponiendo recomendaciones para garantizar la protección, la asistencia y el acceso a una atención oportuna y de calidad a las personas que intentan llegar a Europa.
A pesar de ello, se han desaprovechado las oportunidades de cambio significativo, incrustando aún más una red de prácticas violentas en el corazón de la política migratoria de la UE.
La UE debe afrontar urgentemente los problemas que están en la raíz de esta violencia, y para ello es necesario un cambio de rumbo urgente y fundamental. Una normalización de la violencia no disuadirá a la gente de migrar, sino que provocará sufrimientos y muertes innecesarios.