Más de una semana después de que un terremoto destruyera su casa y le fracturara los huesos de la pierna, François Widnika, de 2 años y 7 meses, duerme en una cama en nuestro hospital Tabarre en Puerto Príncipe, Haití, con su madre Deus Widline sentada a su lado.
El terremoto de magnitud 7.2 comenzó a las 8:29 a.m. (hora local) del 14 de agosto y terminó unos minutos después. En esos terribles momentos, en los que las paredes y los techos se derrumbaron en las zonas más afectadas del sur de Haití, más de 2.200 personas resultaron heridas mortalmente y más de 12.000 resultaron lesionadas. Sobrevivientes como Widnika comenzaron un largo viaje para recuperarse del trauma físico y emocional.
Después de que la casa de la familia de Widnika se derrumbara, sus vecinos en la ciudad de Camp-Perrin ayudaron a sacarlo de los escombros, y el mismo día su madre lo acompañó primero a un hospital local y luego a nuestro hospital en Tabarre. Durante días, las personas sobrevivientes del terremoto en el sur de Haití siguieron llegando a la capital, Puerto Príncipe, a través del sistema nacional de ambulancias, por sus propios medios de transporte o en helicópteros y aviones que fueron rápidamente puestos en servicio.
El día del terremoto, en el barrio de Turgeau, en Puerto Príncipe, desde Médicos Sin Fronteras (MSF) abrimos un centro de emergencia para estabilizar a las y los pacientes evacuados del sur. En los primeros ocho días, el centro atendió a 133 sobrevivientes del terremoto y a otros 152 pacientes. De ellos, 82 fueron derivados a hospitales locales para recibir tratamiento adicional o cirugías. Además, 27 de estos pacientes fueron derivados a nuestro hospital de Tabarre, que se especializa en traumatismos graves o quemaduras.
Cuando ocurrió el terremoto, la mayoría de las camas del hospital de Tabarre ya estaban ocupadas por las y los pacientes con quemaduras y traumatismos. Posteriormente, el hospital recibió a un total de 70 sobrevivientes del terremoto en cuestión de días, 48 de los cuales fueron ingresados para cirugía u otro tratamiento. Las necesidades excedieron la capacidad normal de 70 camas del hospital, y el personal implementó su plan ante desastres: desplegaron 19 camas adicionales en áreas cubiertas del patio y en otras partes del interior del edificio.
Widnika fue operado en Tabarre. Los huesos de la parte inferior de su pierna ahora se mantienen en su lugar mediante un fijador externo (una varilla médica instalada fuera de la espinilla), a la espera de que vuelvan a unirse. Su madre Widline expresa su agradecimiento por la atención brindada a su hijo y tristeza ante la perspectiva de regresar a una casa que fue destruida. Su ciudad, Camp-Perrin, se encuentra a cinco horas en automóvil desde Puerto Príncipe en condiciones normales. Ahora las carreteras están dañadas en toda la región, por lo que se dificulta mucho cualquier viaje.
Los numerosos desafíos que enfrentan los pacientes y sus familias — psicológicos, médicos, entre otros — plantean problemas al personal del hospital, que es responsable de garantizar que las y los pacientes reciban la atención que necesitan en las próximas semanas y meses. En el sur de Haití, muchos hospitales están dañados y, actualmente no pueden brindar la atención de seguimiento que necesitan muchas personas sobrevivientes del terremoto.
«Estamos en proceso de establecer contacto con otras organizaciones para asegurarnos de que puedan continuar con la fisioterapia y la atención psicológica que necesitan nuestros pacientes cuando regresen a sus comunidades«, explica el Dr. Kanoute Dialla, nuestro coordinador del hospital de Tabarre. «Es esencial que los pacientes con fracturas óseas tengan consultas médicas regulares para monitorear cómo están sanando sus huesos y realizar ajustes en caso de ser necesario. Debemos evaluar si los hospitales tienen la capacidad de realizar radiografías y otros aspectos necesarios para este tipo de atención”, concluye.
También hay muchos desafíos logísticos. Viajar desde el sur de Haití para regresar a Tabarre sería muy difícil, pues las carreteras han sido gravemente dañadas por los deslaves. Muchas personas sobrevivientes del terremoto tienen discapacidades temporales o permanentes como resultado de sus lesiones que harían este tipo de viaje un trayecto más arduo.
Elvie Pierre, una trabajadora social del hospital de Tabarre, mantiene a sus pacientes conectados con sus familias, que son una fuente fundamental de apoyo emocional. «¿Alguien sabe que estás en el hospital?» pregunta con regularidad, sacando su teléfono si es necesario realizar una llamada. A medida que las condiciones de sus pacientes mejoran y se preparan para el alta, pregunta si tienen familiares con los que puedan quedarse en la ciudad mientras continúan el tratamiento ambulatorio.
Sin embargo, permanecer en Puerto Príncipe a largo plazo no es una opción para algunos pacientes. Muchas de estas personas vienen de lugares a horas de distancia, y no conocen a nadie en la ciudad. Los alojamientos en Puerto Príncipe suelen ser bastante pequeños, señala Pierre, y puede ser difícil para las familias acomodar a alguien más. Desde MSF hemos levantado una tienda de campaña en el recinto hospitalario para aquellas personas dadas de alta que no pueden quedarse en otro lugar.
“Dado que la atención a pacientes con traumatismos debe continuar con un buen seguimiento postoperatorio, fisioterapia y apoyo psicológico, nuestros equipos quieren asegurarse de que todo estará listo en el sur antes de que nuestros pacientes regresen allí”, explica el Dr. Alain. Ngamba, nuestro coordinador médico en Haití. «Antes de encontrar soluciones a largo plazo, planeamos que algunos pacientes se queden aquí en Puerto Príncipe, proporcionándoles un alojamiento que les permita continuar su atención en nuestro hospital de Tabarre».
Nuestros equipos de emergencia también están tratando a las personas sobrevivientes del terremoto en las zonas afectadas del sur, incluidas las ciudades de Jérémie y Los Cayos. Estos equipos ayudarán a evaluar si las instalaciones médicas de la región pueden brindar atención de seguimiento, explica Ngamba.
Para Widnika, las preguntas sobre cuándo regresará a Camp-Perrin y qué le espera allí quedan para otro día. Acostado en su cama de hospital, abre momentáneamente sus ojos brillantes y mira alrededor de la habitación del hospital, encontrando la mirada de su madre antes de volver a dormirse.
Al igual que con muchas personas sobrevivientes del terremoto, su proceso de curación ya está en marcha, pero puede ser largo. Lograr una recuperación completa dependerá del apoyo y la perseverancia.