Myanmar: ¿dónde pueden buscar seguridad los rohingyas?

A medida que los rohingyas se ven cada vez más atrapados por la guerra en el estado de Rakhine, en Myanmar, quienes no pueden pagar para cruzar a Bangladesh se quedan sin protección ni ayuda.

Una huida dolorosa: Ruhul recuerda su experiencia en Myanmar y la llegada a Bangladesh

“Oímos explosiones, disparos y gente gritando”, dice Ruhul. Así describe este joven rohingya el momento en que su localidad, Buthidaung, en Myanmar, fue atacada la noche del 17 de mayo. “Escapé junto a mi familia de nuestra casa en medio del caos, buscando protección en las colinas cercanas. Me separé de mis padres y pasé varios días escondido en la selva con mis primos y otros jóvenes, con hambre y miedo. Pisé dos minas terrestres; la primera vez salí ileso, pero la segunda explosión me voló el pie”, recuerda. Ruhul no recibió atención médica durante nueve días hasta que pudo cruzar la frontera con Bangladesh y llegar a uno de nuestros hospitales en Cox’s Bazar.

Un hombre rohingya perdió una pierna en una explosión al entrar en Bangladesh. Debido a la gravedad de las heridas, está ingresado en las instalaciones de MSF en Ukhiya, donde el personal de MSF le está proporcionando tratamiento. © MSF

El conflicto en Rakhine: destrucción y desplazamiento masivo de rohingyas

Desde noviembre, el estado de Rakhine, al norte de Myanmar, sufre una devastación creciente por el conflicto armado entre las Fuerzas Armadas de Myanmar y el Ejército de Arakán. La violencia extrema, que incluye el uso de armamento pesado, ataques con drones e incendios, ha arrasado pueblos enteros, matando, hiriendo y desplazando a civiles. Ambas partes del conflicto están reclutando civiles a la fuerza y avivando las tensiones étnicas entre comunidades.

La violencia afecta a varios grupos étnicos que viven en Rakhine, pero la comunidad rohingya, uno de los grupos históricamente más perseguidos durante décadas, se encuentra atrapada en medio de esta violencia.

Los días 17 y 18 de mayo, en Buthidaung, se incendiaron viviendas y propiedades civiles. Miles de rohingyas, muchos ya desplazados, huyeron de la ciudad.

«Una granada de mortero alcanzó nuestra casa, matando a mi esposa e hiriendo a varios más». «Tomamos la desgarradora decisión de marcharnos a Bangladesh. Dejar atrás nuestra casa, el ganado y los cultivos fue increíblemente difícil»

Mojubullah

En Maungdaw, 20 kilómetros al oeste de Buthidaung, los intensos combates se recrudecieron en mayo y han vuelto a intensificarse en agosto. Los enfrentamientos se han caracterizado por violentos ataques contra grupos de rohingyas, algunos de los cuales son supervivientes de los ataques a Buthidaung.

Entre el 5 y el 17 de agosto, nuestros equipos en los campos de refugiados de Cox’s Bazar atendieron a 83 pacientes rohingyas con heridas relacionadas con la violencia; el 48% eran mujeres y niños. Estos relataron haber huido de un ataque en Maungdaw y cruzado la frontera.

Los pacientes sufren heridas de bala y mutilaciones por minas terrestres. Además, están en estado crítico por falta de fármacos para tratar VIH o tuberculosis. Estos medicamentos ya no están disponibles en Rakhine.

El peligroso viaje a través de la frontera: sobornos y hostilidad en la travesía hacia Bangladesh

Varias personas describieron el viaje a través de la frontera, que incluye cruzar el río Naf, como peligroso. La frontera está oficialmente cerrada y para cruzar la gente se ve obligada a pagar enormes sobornos a grupos armados, traficantes o autoridades.

«El viaje estuvo plagado de dificultades en todo momento», recuerda Mojibullah. «Nos encontramos con contrabandistas que exigían cantidades de dinero exorbitantes por un peligroso viaje en barco y nos enfrentamos a la hostilidad de los guardias fronterizos al llegar a Bangladesh. A pesar de nuestras peticiones de ayuda, mis nietos necesitaban atención médica urgente, nos empujaron de vuelta a Myanmar», señala el refugiado rohingya.

Colapso de la atención sanitaria en Rakhine: daños, falta de suministros y suspensión de actividades de MSF

En el norte de Rakhine, el acceso a la atención sanitaria es casi inexistente. Los centros de salud no funcionan porque han sido dañados por los combates y el personal médico ha huido. Además, se han quedado sin suministros por el conflicto y la falta de autorización para trasladar provisiones.

En junio, nos vimos obligados a suspender indefinidamente sus actividades en Buthidaung, Maungdaw y Rathedung tras la destrucción de su oficina y almacén médico. Antes de la suspensión, habíamos presenciado ataques en zonas civiles densamente pobladas, como mercados y pueblos. Además, hubo asaltos a instalaciones sanitarias, poniendo en riesgo la vida de pacientes y trabajadores.

Los esfuerzos realizados por las partes beligerantes para proteger a los civiles y cumplir las obligaciones que les impone el derecho internacional humanitario son insignificantes.

Desafíos y sufrimiento en los campos de refugiados: la difícil situación de los rohingyas en Bangladesh

Desde julio de 2024, nuestro equipo en Bangladesh han atendido a 115 pacientes rohingyas heridos de guerra. Entre ellos había hombres, mujeres y niños con lesiones causadas por la violencia extrema.

Aunque los rohingyas que llegaron a Cox’s Bazar escaparon del conflicto y accedieron a atención médica, viven escondidos por miedo a ser deportados a Myanmar. Además, enfrentan una situación precaria en campos donde 1,2 millones de personas sobreviven tras alambradas de espino.

El aumento de la violencia y los secuestros en los campos, incluso para reclutamiento forzoso, genera miedo y ansiedad en estas personas. También temen por sus familias, tanto en Bangladesh como en Myanmar.

Tras llegar por fin a Bangladesh, Mojibullah aún no ha encontrado respiro a su sufrimiento. «Mi familia y yo luchamos por asimilar la pérdida de seres queridos y la incertidumbre ante nuestro futuro».

Llamado a la acción: demandamos protección y asistencia humanitaria urgente

Según la ONU, unas 327.000 personas han sido desplazadas en el estado de Rakhine y en Paletwa, estado de Chin, desde noviembre de 2023. Esto eleva a más de 534.000 el número total de desplazados en ambas zonas.

Pedimos a las partes en conflicto cumplir con sus obligaciones bajo el derecho internacional humanitario y los principios de distinción, proporcionalidad y precaución. Esto incluye proteger a los civiles de ataques directos, los efectos de los combates, y prohibir los ataques indiscriminados.

También instamos a las autoridades y actores a ambos lados de la frontera a priorizar urgentemente el aumento de la asistencia humanitaria y médica imparcial para quienes la necesiten.

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