Actualizado a 8 de febrero de 2021
1. En el contexto de suministros limitados de vacunas, ¿cuál es el objetivo de la vacunación COVID-19?
El objetivo de las campañas de vacunación de cualquier país -dado el momento actual de escasez de suministros- será disminuir la mortalidad derivada del nuevo coronavirus y proteger los servicios de salud ligados al COVID-19. Pero la vacunación por sí misma en un contexto de suministro limitado (y por tanto con una cobertura baja) no permitirá «volver a la normalidad». Las personas en las que una vacuna funciona bien están protegidas contra la enfermedad, pero no se descarta que puedan infectarse con el virus y transmitirlo, incluso aunque no enfermen. Esto también significa que deberán mantenerse otras medidas preventivas, como la distancia física , el lavado de manos y el uso de equipos de protección individual.
Se debe vacunar primero a trabajadores de la salud por su alto riesgo de exposición y transmisión, y a personas de edad avanzada e inmunodeprimidas (con sistemas inmunitarios debilitados) susceptibles de desarrollar una enfermedad grave y morir.
2. ¿Cuál es la mejor vacuna del COVID-19 desarrollada?
Los diferentes tipos de vacunas se fabrican utilizando diferentes tecnologías e ingredientes. La vacuna ideal es aquella que es segura y eficaz .Otras características deseables incluyen el precio y la capacidad de aumentar la producción, la forma de administración (ej: vía oral o inyección), el número de dosis, la estabilidad térmica y la naturaleza y persistencia de las respuestas inmunitarias.
3. Teniendo en cuenta la rapidez con la que se han desarrollado las vacunas del COVID-19, ¿se pueden considerar seguras?
La seguridad de las vacunas autorizadas es similar a la de otras vacunas conocidas y ampliamente utilizadas. Tradicionalmente, el desarrollo de una vacuna puede llevar hasta 10 años. En caso de emergencia, siempre que haya suficiente apoyo financiero disponible (y en este caso lo ha habido indudablemente como vemos en la respuesta a la siguiente pregunta), ese proceso puede acelerarse. En este caso, los resultados de los ensayos clínicos se evalúan de acuerdo con los mismos estándares y no se suprimen los pasos de seguridad importantes, pero el proceso se lleva a cabo de manera más rápida y eficiente. Por ejemplo, realizando varias fases de ensayo clínico al mismo tiempo en lugar de una tras otra; reduciendo el tiempo de espera para completar el papeleo; y enviando datos en cuanto están disponibles. Los avances en biotecnología están permitiendo la fabricación más rápida para las fases de prueba, pero aún no para la gran escala.
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4. Si el cuello de botella está en la producción ¿hay alguna alternativa para aumentar la fabricación y reducir la brecha en el acceso a las vacunas?
Estamos asistiendo a un escenario con enormes tensiones y a unas negociaciones opacas. Hasta ahora el contexto se caracteriza porque los países que más pagan son los que más población tienen vacunada y las farmacéuticas operan mediante acuerdos de compra bilaterales secretos. El acaparamiento de vacunas por los países ricos ha venido a generar una mayor desigualdad en el acceso a vacunas. Un estudio de la Universidad John Hopkins estima que una quinta parte de la población no tendrá acceso a la vacuna al menos hasta 2022. Un informe del Instituto de Salud Global de la Universidad de Duke, determinó que, a mediados de enero, un grupo de países de altos ingresos donde vive el 16% de la población mundial había reservado el 60% del suministro mundial de vacunas.
Y esto tiene lugar con unos niveles de financiación pública recibidos sin precedentes. Se estima que se han invertido más de 8.200 millones de euros en I+D, ensayos clínicos y fabricación de las seis potenciales vacunas candidatas de COVID-19.
La suspensión temporal de las patentes hasta lograr la inmunidad de grupo mundial, una propuesta apoyada por 100 países en la Organización Mundial del Comercio (OMC), permitiría a todos los países miembros de la OMC la posibilidad, si así lo consideran, de no otorgar ni hacer cumplir las patentes y otras medidas de propiedad intelectual sobre las tecnologías sanitarias que se desarrollen para luchar contra la pandemia. Asimismo, crearía un espacio de colaboración entre países para la I+D, la producción y el suministro de dichas herramientas para el COVID-19. En resumen, suspender temporalmente las patentes daría entrada a más fabricantes y permitiría aumentar la producción.
No sería la primera vez que los miembros de la OMC adoptaran una exención. En 2001, en plena pandemia del VIH/sida, los estados llegaron a un consenso para una exención relacionada con el párrafo 6 de la Declaración de Doha sobre el Acuerdo sobre los ADPIC y la salud pública. La exención estableció un mecanismo para permitir a los países que producían medicamentos genéricos suministrar los fármacos a otros países que carecían de la capacidad de fabricación necesaria para producirlos ellos mismos.
Precisamente, en MSF tenemos en marcha una campaña de firmas para pedir que los gobiernos no obstaculicen la supresión de patentes mientras dure la pandemia.
5. ¿Funcionarán las vacunas contra las nuevas variantes o cepas?
Se considera que el SARS-CoV-2 es un virus bastante estable. En comparación con la mayoría de los virus de ARN (ácido ribonucleico), incluido el VIH, el SARS-CoV-2 cambia mucho más lentamente a medida que se propaga. La mayoría de las mutaciones son pequeñas. Muchas mutaciones no tendrán ninguna consecuencia en la capacidad del virus para propagarse o causar enfermedades.
No obstante, recientemente han surgido varias mutaciones que han tenido un impacto en la capacidad del virus para propagarse y enfermar. Algunos estudios sugieren que algunas vacunas son menos efectivas contra la nueva cepa procedente de Sudáfrica. Sin embargo, a día de hoy no existe evidencia definitiva que sugiera que las vacunas sean menos efectivas contra la actual cepa dominante del virus SARS-CoV-2 aunque esto podría cambiar en el futuro. Es necesario controlar la epidemia en todo el mundo, para disminuir el riesgo de que una futura mutación escape al efecto de las vacunas existentes.
6. ¿Previenen las vacunas de la enfermedad, la forma grave de la misma, la hospitalización, la muerte y la transmisión?
Varios ensayos clínicos mostraron que las vacunas aprobadas en la actualidad son muy efectivas para prevenir el COVID-19 en todas sus formas sintomáticas, incluidas las graves y también en reducción de la mortalidad en personas a partir de los 16 años. De lo que todavía no hay certezas es de cuánto dura la protección.
Tras la aprobación, la agencia reguladora y el Estado comprador tienen la obligación de seguir haciendo un seguimiento médico de las personas que han participado en los diversos ensayos clínicos; también deben investigar la seguridad de la vacuna mucho tiempo después de la exposición. Esto también permitirá la recopilación de pruebas sobre la duración de dicha protección. Hasta el momento, solo se dispone de datos limitados sobre la protección en niños pequeños, mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas.
7. ¿Por qué es tan importante la temperatura de las vacunas?
Además de garantizar que haya suficientes vacunas COVID-19, necesitamos que la vacuna sea la más apropiada a un contexto determinado y a una población diana. Asegurar el acceso equitativo a las futuras vacunas del COVID-19 puede requerir un enorme desafío logístico, ya que algunas vacunas requieren condiciones muy exigentes de la cadena de frío. Por ejemplo, la vacuna de Moderna debe viajar a -20 ºC y la de Pfizer/BioNTech, a -70 ºC, una temperatura inferior a la del invierno ártico.
Se trata así de un reto enorme en el transporte, el almacenamiento y el uso de la vacunas en todos los entornos, especialmente en aquellos de bajos recursos donde trabajamos en Médicos Sin Fronteras. Por ello, los requisitos de temperatura y la gestión de la cadena de frío son un desafío a la hora de garantizar una distribución equitativa. Los requerimientos de ultracadena de frio suponen un desafío logístico y encarecen la vacunación.
8. ¿Cuáles son las diferentes formas en que un país puede obtener o comprar vacunas?
Para la mayoría de los países de renta baja y media, existen diferentes mecanismos potenciales de suministro.
- El Fondo de Acceso Global para Vacunas COVID-19 (conocido como COVAX): se trata de un mecanismo de adquisición conjunta financiada por los donantes y liderado por GAVI y la OMS. El suministro de vacunas va directamente a los Ministerios de Sanidad (no a las ONG).
- Las negociaciones bilaterales directas entre un país y un fabricante: algunas empresas productoras de Rusia, China o India han llegado a acuerdos bilaterales con países de ingresos medios (del mismo modo que Europa ha llegado a acuerdos con empresas fabricantes en Estados Unidos, Reino Unido o la propia UE). Es posible que todos estos datos estén disponibles en los próximos meses, pero a día de hoy solo lo están parcialmente. Obtener vacunas de Pfizer o Moderna de esta manera es casi imposible para los países de ingresos bajos y medios ya que los países occidentales han acaparado prácticamente las vacunas. A día de hoy, la mayor parte de la producción de las vacunas actualmente validadas por OMS está comprometida con países ricos, haciendo muy difícil para países de ingresos bajos y medios llegar a acuerdos bilaterales.
- Se está estableciendo una ‘reserva humanitaria’ como solución de «último recurso» para poblaciones de alto riesgo y poblaciones que se encuentran en entornos de crisis humanitarias.
Donaciones: las donaciones pueden producirse de un país a otro, de una región a otra o a COVAX. Sin embargo, esto no está sucediendo en la actualidad dada la carrera mundial por las vacunas y a pesar de que varios países han adquirido compromisos de compra que duplican y triplican su población.
9. ¿Qué impacto teme o prevé MSF qué habrá en otras campañas de vacunación?
La escala masiva de las campañas de vacunación contra el COVID-19 implica otro riesgo: la escasez de suministros como viales, jeringuillas, agujas, equipos de protección personal, espacio de almacenaje en cadena de frio y otros artículos. Si todos estos materiales y recursos humanos se utilizan para la vacunación contra el nuevo coronavirus, los programas de vacunación contra otras enfermedades pueden verse comprometidos. Esto debe evitarse.
También nos preocupa que los bloqueos y restricciones actuales en varios países, la concentración de todos los esfuerzos en el COVID-19 y la reasignación de recursos tengan un efecto negativo en otras vacunaciones. La interrupción de las campañas de inmunización de rutina y de la vigilancia de las enfermedades prevenibles por vacunación , así como la suspensión de las actividades de inmunización suplementarias planificadas pueden dar lugar a una creciente brecha de inmunización en muchos países. Esto podría conducir a la reaparición de otras enfermedades prevenibles mediante vacunación y aumentar el riesgo de brotes como de enfermedades como el sarampión o la meningitis entre otros.