Es la hora del receso y los niños gritan y corren. Un par de ellos se juntan y simulan ir en una camioneta. Pedro* se baja y, como si tuviera una pistola en la mano, le apunta en la cabeza a otro compañero que está sentado comiendo su desayuno. Los demás niños que juegan con Pedro, lo amarran de las manos y pies, mientras le cubren la cabeza y lo “suben” al que, imaginan, es su auto. “Este es solo uno de los tipos de juegos que vemos a diario en la escuela”, comenta una profesora de primaria a Lourdes Ceballos, supervisora de educadores de la salud comunitaria de Médicos Sin Fronteras (MSF).
La constante exposición a la violencia que se vive en la ciudad de Reynosa se ha ido normalizando, sobre todo en las generaciones más jóvenes. “Antes, cuando ocurría un enfrentamiento armado o violento, la ciudad se paralizaba, ahora vemos niños que quieren pertenecer al crimen organizado. Ellos dibujan metralletas, juegan a aventarse al monte para que nadie los rescate. Imaginan este tipo de cosas porque han crecido en un ambiente hostil que se les vuelve normal”, menciona Ceballos.
Debido a lo que MSF ha visto en las jornadas de promoción y educación de salud, la organización ha tenido que acrecentar sus actividades en las escuelas. En un principio, los educadores de la salud de MSF acudían a los centros educativos para hacer un primer acercamiento, sobre el trabajo de la organización y qué tipos de servicios ofrece, pero dado el aumento de acontecimientos diarios de violencia y su normalización en la sociedad, comenzaron a intervenir de manera más directa, desde la promoción y la educación de la salud.
Los equipos inician preguntando a los jóvenes y niños cómo se sienten y si saben lo que son las emociones. Luego, continúan con algunas posibles causas por las cuales se pueden ver afectados, para después aterrizar en el significado de la violencia, sus tipos, sus consecuencias y sus posibles síntomas. Posteriormente, después de hacer las actividades de concientización, los invitan a acudir, acompañados de sus padres o tutores, a los puntos de atención médica y psicológica de MSF en la ciudad fronteriza.
“Rasgos de ansiedad, depresión, estrés postraumático y estrés agudo son solo algunos trastornos que se experimentan, sin embargo, varias personas los empiezan a normalizar, cuando no es común vivir así”, menciona Nora Valdivia, psicóloga de MSF.
En los últimos años, Reynosa se ha convertido en una ciudad muy violenta. Todos los días hay enfrentamientos, casos de violencia sexual, confrontaciones y eventos hostiles que afectan directamente a la población, no solo en su salud física, sino en su salud mental.
“El estar expuestos a eventos traumáticos crea trastornos en las personas. Algunas con síntomas, algunas otras no, pero eso no quiere decir que estén bien. Lo están normalizando y eso no es lo ideal”, afirma Valdivia.
A veces, cuando los equipos de MSF hablan con los padres durante la promoción y educación de la salud, ellos mencionan que llevan días con dolor de espalda o dolor de cabeza, y al preguntarles si ellos o sus familiares han presenciado algún tipo de enfrentamiento o balacera, responden que sí, pero que están bien. “Apaciguan la violencia”, dice Ceballos.
Es por eso que, desde agosto de este año, MSF ha decidido cambiar su acercamiento a la sociedad, incluyendo información sobre causas que pueden afectar la salud mental y sus posibles síntomas y qué son las emociones, para después invitarlos a acudir a los puntos de atención médica y psicológica de MSF.