Nuestro equipo de emergencia tarda casi dos horas para cubrir los 20 kilómetros que separan la ciudad de Mananjary, en donde estamos asentado desde la llegada del ciclón Batsirai, del pueblo de Mahatsara Lefaka. Allí, se voló el techo de un centro de salud junto con los paneles solares que le proveían electricidad.
«Antes de los ciclones y de la destrucción del centro de salud, atendíamos consultas todos los días aquí«, explica Nicole Vololoniaina, una partera que lleva 18 meses trabajando en el lugar. «Hoy es la primera vez que regreso en tres semanas».
Ella acompaña a nuestro equipo para atender consultas de los muchos residentes que han llegado a la escuela del pueblo, en donde el equipo médico instaló una clínica móvil. Por casi un mes, las poblaciones locales no tuvieron ningún tipo de acceso a servicios de salud.
Entre las 37 personas que acudieron ese día, había un niño de nueve meses que tenía un abceso infectado: su pierna estaba herida en dos partes y, sin antibióticos, corría el riesgo de sufrir un shock séptico. «El abceso es una complicación de la herida original», dice el doctor de MSF Johnson Heritiana. «Su condición se ha deteriorado porque no ha podido acceder a ninguna atención. Sus padres lo llevaron a una farmacia en Mananjary, en donde pagaron por tres dosis de antibióticos. El tratamiento fue insuficiente pero, luego del ciclón, su prioridad fue reconstruir el techo de su casa y buscar agua y comida. Ellos no tienen los medios para pagar ningún tratamiento médico nuevo».
El niño y sus padres fueron llevados por nuestro equipo hasta el Hospital Sainte-Anne Hospital, en Mananjary, en donde él fue admitido para ser tratado por su herida.
Reconstruyendo dos veces
La mayoría de las personas afectadas por el ciclón más reciente ya habían tenido que reparar sus casas luego del ciclón Batsirai, pero los materiales de construcción se tornaron caros y escasos y ahora no tienen el dinero necesario para reconstruir sus casas por una segunda vez.
«Muchas personas resultaron heridas tras el primer ciclón a causa de la madera y las chapas metálicas que fueron arrancadas y arrastradas por el viento», informa Vololoniaina. «Quienes no tenían ningún lugar para refugiarse enfermaron. Vimos también personas con diarrea porque habían bebido agua contaminada del río».
El equipo atendió también a personas con infecciones respiratorias, malaria y enfermedades crónicas. «De las 19 personas que testeamos, 11 dieron positivo en malaria, y solo le hicimos el examen a quienes habían presentado síntomas», explica el doctor Johnson Heritiana. «Esta es la temporada en la que normalmente vemos un pico en los casos de malaria, pero la situación se agravó a partir de los pozos de agua estancada que crecieron después de los ciclones».
Una situación precaria
En el distrito de Mananjary, el acceso al agua, la comida y otros servicios esenciales ya era difícil antes de los dos catastróficos ciclones. «Identificamos alrededor de 20 niños malnutridos en el pueblo» afirma Vololoniaina.
«Como el tratamiento no está disponible en nuestro centro de salud, tenemos que remitirlos a Mananjary. Lleva más de tres horas llegar a la ciudad a pie, y muchas personas no lo hacen porque creen que tendrán que pagar los servicios de salud».
Las dificultades en términos de acceso a la salud no son recientes en la región, pero la destrucción del centro de salud y los daños ocurridos en la carretera principal están aislando aun más a la población de Mahatsara Lefaka.
Las ONG están luchando para instalarse y deben usar todos los métodos de transporte disponibles, desde canoas hasta caminata, para llegar y evaluar las necesidades.
Otras áreas aun más remotas se encuentran mucho más privadas de asistencia humanitaria y las telecomunicaciones no están disponibles todavía en numerosos pueblos. Nuestros equipos atendieron más de 250 consultas en las áreas rurales del distrito de Mananjary desde el comienzo de nuestra intervención, además de las más de 100 consultas realizadas por día en las carpas que levantamos en el hospital público de Mananjary, el cual había sido destruido por el ciclón Batsirai.