Nuestra organización no es inmune a los comportamientos abusivos. Por más de 20 años, una de nuestras prioridades institucionales ha sido combatirlos. Cada año publicamos información sobre reportes e investigaciones realizadas por nuestras unidades de prevención y gestión de casos de abuso. Creemos que abordar públicamente estas situaciones es importante, así que hoy publicamos los resultados de nuestras investigaciones más recientes en RDC.
Si bien MSF no esperó a las revelaciones periodísticas de finales de 2020 para actuar, la preocupación desencadenada por su escala fue el catalizador para aumentar y mejorar nuestros esfuerzos. La investigación periodística apuntó a un sistema de abuso generalizado entre las organizaciones que se desplegaron durante la respuesta al Ébola, pero nuestros equipos no recibieron ni un reporte o alerta; y las unidades de prevención y gestión de casos de abuso (accesibles a todos los empleados) tampoco fueron informadas de alguna inquietud al respecto. Aunque el sector de la ayuda humanitaria los consideraba particularmente efectivos, esta situación planteó preguntas importantes sobre si había fallas en nuestros mecanismos de denuncias. De ser así, ¿qué se necesitaba hacer para remediarlas?
Una respuesta en dos partes
Para abordar esta situación, iniciamos dos acciones complementarias. Para la primera, un equipo dedicado realizó una investigación interna basada en información recibida de otras organizaciones, la cual que se completó en octubre de 2021. Para la segunda, llevamos a cabo una revisión ética en profundidad para consultar a nuestro personal sobre sus prácticas en situaciones de emergencia como la del brote de Ébola, la efectividad de los mecanismos para prevenir y gestionar casos de abuso y, de forma más generalizada, las cuestiones éticas que enfrentan las personas y nuestra organización en situaciones de emergencia.
Para facilitar la revisión ética, 628 personas empleadas por nuestra organización durante la décima epidemia de Ébola en la zona sanitaria de Beni, en Kivu Norte (RDC), fueron invitadas a responder estas preguntas. Se realizaron 23 entrevistas de preparación, se completaron 219 cuestionarios de forma anónima (los cuales fueron validados) y se hicieron 90 entrevistas a profundidad en Beni, Goma y Kinshasa.
Esta investigación en dos partes nos permitió identificar y abordar 24 casos de abuso. De ellos, 13 involucraban abuso sexual, la mayoría atinente a prácticas sexuales a cambio de trabajo.
Ya hemos investigado 15 reportes de abuso, sexual o de otra índole. Tres fueron declarados como admisibles y dieron lugar a sanciones; uno estaba bien fundado, pero el presunto perpetrador no pudo ser identificado con absoluta certeza porque la persona ya no formaba parte de MSF. Dos reportes más no tenían fundamentos, siete fueron cerrados por falta de información o por petición de las personas que los habían reportado, y dos más involucraban a otras organizaciones, por lo que se les hizo la entrega a éstas.
Nuestro sistema de investigación interna sigue activo para los reportes restantes de abuso personal y de propiedad, y tomará unos meses más concluirlos.
Revisando y transformando el sistema
Además de identificar y gestionar los casos reportados de abuso, queríamos realizar una examinación en profundidad de nuestras prácticas en el terreno para reforzar el contexto general para prevenir y sancionar abusos dentro de MSF.
Las lecciones de esta revisión son claras. A grandes rasgos, la forma en que nuestra organización actúa se considera constructiva, porque el personal ve que estamos asumiendo responsabilidad por el riesgo de abuso y, por medio de nuestras prácticas, buscamos mitigarlo. Pero aún hay obstáculos, particularmente en lo que concierne a que las personas decidan reportar abusos. Aunque algunos problemas son internos en nuestra organización y deben abordarse uno por uno, otros tienen que ver con el contexto local y nuestro trabajo en las comunidades. Necesitamos ser conscientes de ello y tomar las medidas necesarias para abordarlo.
Necesitamos proteger mejor a nuestras empleadas y empleados más vulnerables, aquellas personas que tienen menores probabilidades de usar los mecanismos de denuncia (por ejemplo, aquellas en trabajos poco cualificados); necesitamos también implementar iniciativas de sensibilización adaptadas a las comunidades que asistimos; mejorar la diversidad de nuestros equipos, especialmente en puestos de gestión y en los equipos de reclutamiento; tener más vigilancia con nuestros procesos de reclutamiento al momento de contratar grandes números de personas en situaciones de emergencia y realizar diálogos abiertos sobre temas de abuso con organizaciones a las que asistimos o con las que trabajamos.
Entre el 25 de abril y el 25 de junio de 2022, estas lecciones guiaron la respuesta de MSF al nuevo brote de Ébola en la provincia de Ecuador, en RDC. A pesar de que poco personal –alrededor de 30 personas- fue desplegado en la provincia, se realizaron jornadas específicas de sensibilización y prevención para nuestros equipos y para el personal sanitario de las instalaciones que apoyamos, y nuestros Compromisos de Conducta se incluyeron en el acuerdo de colaboración celebrado con el Ministerio de Salud. Los mecanismos para denunciar abusos se reiteraron en varias ocasiones y se dejó claro que, en caso de que estos se produjeran, todas las personas que lo supieran deberían tomar medidas inmediatas.
Además, seguimos fomentando el debate y el intercambio de ideas entre nuestro personal en la República Democrática del Congo y en otras partes para llegar a nuevas soluciones concretas que nos permitan realizar mejoras estructurales en la prevención, identificación y sanción de conductas abusivas que no tienen cabida en nuestra organización.
Damos la bienvenida al debate que ha cobrado fuerza en los últimos años sobre la existencia de abusos en la respuesta a crisis humanitarias en todo el mundo. Deseamos continuar contribuyendo a este de forma transparente y constructiva para poder crear condiciones que permitan a más personas alzar la voz, asegurar que se pongan a disposición más recursos para prevenir y sancionar los abusos y acabar con la percepción de impunidad de los responsables de tales actos.
No somos infalibles, pero los esfuerzos que hemos realizado por cerca de 20 años, y seguimos realizando, son prueba de nuestro compromiso para prevenir comportamientos inaceptables.