En Trípoli, capital de Libia, hemos visto evidencias de las heridas de bala que han sufrido varios de los refugiados y migrantes detenidos en el centro de Qasr Bin Gashir. Las terribles imágenes del ataque sufrido en esta instalación que ahora salen a la luz podrían haberse evitado si las personas retenidas hubieran sido evacuadas fuera del país, como exigimos junto con otras organizaciones humanitarias, que llevan advirtiendo desde hace semanas del grave peligro que corren las cerca de 3.000 personas que están encerradas en centros de detención de la ciudad.
El pasado martes llegaron noticias de que se había producido un incidente en el centro deQasr Bin Gashir, donde se encontraban retenidos unos 700 hombres, mujeres y niños. Inicialmente, las versiones contradictorias de medios y organizaciones humanitarias impidieron conocer con claridad la gravedad de los hechos.
Según algunas fuentes, varias personas habrían muerto y al menos 12 migrantes y refugiados habían resultado heridos. A falta todavía de poder confirmar todos los detalles, nuestro equipo médico ha concluido, tras analizar las imágenes del incidente, que las heridas que muestran varios de los retenidos son de bala. Este extremo se ve confirmado por los testimonios de varios migrantes y refugiados que fueron testigos de lo que describieron como un ataque brutal e indiscriminado con armas de fuego.
“Decir que estamos indignados se queda muy corto. Nada justifica un asalto violento contra personas totalmente vulnerables, que están encerradas y atrapadas en una zona de conflicto. La simple condena de la violencia ejercida contra migrantes y refugiados no sirve para nada. Es necesario que la comunidad internacional haga algo ya para llevar a los miles de atrapados a un lugar seguro”, denuncia nuestro responsable de Emergencias, Karine Kleijer.
“Hay que culpar a la comunidad internacional por su total y absoluta falta de acción. Exigimos de nuevo la inmediata evacuación de los retenidos fuera del país. De lo contrario, siguen corriendo el riesgo de verse envueltos en más ataques o tiroteos”, añade Kleijer.
Entre el miércoles y el jueves hubo varias operaciones de evacuación de los detenidos en Qasr Bin Gashir hacia otro centro de detención, el de Zawiya. El miércoles, nuestros equipos sacaron de la zona a 30 personas, incluidos 12 niños, mientras otras organizaciones humanitarias organizaron evacuaciones para el resto de los detenidos.
Ahora están fuera de la zona donde tienen lugar los combates, pero aún se encuentran en condiciones degradantes y en peligro, ya que el conflicto se mueve con rapidez y supone un claro riesgo para todos los que siguen atrapados en centros de detención en Trípoli y sus alrededores.
“Es desgarrador oír en los vídeos el miedo y la desesperación de los gritos de las mujeres. Había niños, bebés y muchas mujeres embarazadas”, explica Hassiba Hadj-Sahraoui, nuestra experta en asuntos humanitarios para Libia y para las operaciones de rescate en el Mediterráneo.
“Muchas personas ya han sufrido antes situaciones similares, algunas incluso varias veces, tras ser interceptadas en el mar y devueltas a Libia. Este sinsentido podría haberse prevenido si se hubieran escuchado nuestras exigencias de las dos últimas semanas, en las que pedíamos la evacuación de todas estas personas fuera de Libia”.
Seguimos extremadamente preocupados por la situación de las personas atrapadas en medio de los combates y los bombardeos indiscriminados sobre áreas densamente pobladas de la capital libia. La actual ola de violencia ha provocado, según datos de la Organización Mundial de la Salud, 296 muertos y 1.441 heridos. Además, más de 35.000 personas han tenido que huir de sus hogares, según la Organización Internacional para las Migraciones.
Volvemos a hacer un llamamiento a las partes en conflicto para que respeten el Derecho Internacional Humanitario y hagan todo lo posible para asegurar la protección de infraestructuras civiles y de la población, así como para permitir que las organizaciones humanitarias puedan prestar asistencia médica esencial a todas aquellas personas que lo necesiten a ambos lados del frente.