La crisis de desnutrición se está agravando en el noroeste de Nigeria, lo que nos ha llevado a reforzar nuestras actividades. Sin embargo, advertimos que la respuesta humanitaria actual es insuficiente para evitar una eventual catástrofe en los próximos meses.
Hemos abierto tres nuevos centros ambulatorios de alimentación terapéutica, que se suman a los 10 centros hospitalarios y 32 ambulatorios que ya gestiona en los estados de Kano, Katsina, Kebbi, Sokoto y Zamfara.
¿Qué es la desnutrición?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la desnutrición se presenta en cuatro formas:
- La delgadez extrema se genera cuando una persona posee un peso insuficiente respecto de su talla. La emaciación suele indicar una pérdida de peso reciente y grave, debida a que la persona no ha comido lo suficiente y/o a que tiene una enfermedad infecciosa.
- El retraso del crecimiento se da cuando una persona presenta una talla insuficiente para su edad. En la mayoría de los casos, es consecuencia de una desnutrición crónica asociada a unas condiciones socioeconómicas bajas, una nutrición y una salud de la madre deficientes, a la recurrencia de enfermedades y/o a una alimentación o cuidados no apropiados para el lactante y el niño pequeño. El retraso del crecimiento provoca que los niños y niñas no puedan desarrollar plenamente su potencial físico y cognitivo.
- La insuficiencia crítica de peso ocurre cuando una persona pesa menos de lo que le corresponde a su edad. Un niño o niña con este diagnóstico puede presentar a la vez retraso del crecimiento y/o emaciación.
- La ingesta insuficiente de vitaminas y minerales también se erige como otra forma de desnutrición pues son micronutrientes indispensables para lograr un crecimiento adecuado. La carencia de los mismos afecta notoriamente el desarrollo de los niños y niñas.
¿Cómo responde MSF a la crisis de desnutrición en el noroeste de Nigeria?
Entre enero y mayo de este año, nuestros equipos en el noroeste de Nigeria atendieron en régimen de hospitalización a 10.200 niños y niñas gravemente desnutridos con complicaciones médicas e ingresaron a 51.000 niños y niñas en sus programas de alimentación ambulatoria.
Los ingresos hospitalarios fueron un 26% superiores a los del mismo periodo de 2022, unas cifras que ya eran de por sí alarmantes. Se espera que este año las admisiones sigan aumentando.
Si bien la «temporada de escasez» -el periodo entre cosechas en el que se agotan las reservas de alimentos, que en Nigeria se extiende de mayo a agosto- empezó hace poco, la ocupación de camas ya está al 100% en varios centros de tratamiento de nuestra organización.
«Las cifras de niños desnutridos que estamos recibiendo en nuestras instalaciones son un claro indicador de que cuanto más nos adentremos en la temporada de escasez, más casos recibiremos», afirma Htet Aung Kyi, coordinador médico de nuestra organización.
La situación de extrema violencia en Nigeria agrava la situación sanitaria
El noroeste de Nigeria registra algunos de los peores indicadores sanitarios del país. La escalada de violencia de los últimos años ha contribuido a convertir una alarmante situación de desnutrición en una crisis de extrema urgencia.
Los grupos armados asaltan regularmente las ciudades, saquean las propiedades y secuestran a la población local para pedir rescate. Muchos residentes han huido de sus hogares en busca de zonas más seguras. Otros se han quedado, pero no pueden acceder a sus granjas o lugares de trabajo debido al empeoramiento de la inseguridad.
Las personas que necesitan atención médica tienen dificultades para llegar a los centros de salud y hospitales debido a los riesgos de viajar por carreteras inseguras.
Nuestros equipos afirman que los niños y niñas que se recuperan de la desnutrición y son dados de alta a menudo deben ser ingresados de nuevo más tarde, ya que sus familias luchan por encontrar alimentos suficientes para mantenerlos sanos. Esto mantiene a los más pequeños atrapados en una espiral de desnutrición de la que es difícil escapar.
«Comemos cuando tenemos comida, pero hay días en que pasamos hambre, y a veces los niños tienen que mendigar comida«, dice Sadiya, cuyo hijo fue tratado de desnutrición en nuestro centro de alimentación terapéutica en Katsina.
Se necesita de la ayuda internacional para impedir una catástrofe humanitaria
Según la Oficina Nigeriana de Estadística, se calcula que el 78% de la población del noroeste de Nigeria vive por debajo del umbral de pobreza. La atención sanitaria suele ser inasequible o de difícil acceso, y muchos niños nunca han sido vacunados contra enfermedades infantiles comunes.
La ayuda internacional que llega a la región es muy limitada. Todos estos factores han contribuido a aumentar el número de niños desnutridos que necesitan tratamiento urgente.
A pesar de la escalada de la crisis, el noroeste de Nigeria carece de la atención y el apoyo necesarios para poner en marcha una respuesta que salve vidas, que debe incluir medidas preventivas como la distribución de alimentos y la mejora de la seguridad alimentaria, así como la detección precoz de los casos de desnutrición y el tratamiento oportuno.
Instamos a todas las organizaciones humanitarias que trabajan en el país a ampliar su respuesta humanitaria, y pedimos al gobierno nigeriano y a las autoridades sanitarias locales que actúen inmediatamente para evitar una catastrófica pérdida de vidas en los próximos meses.