La política de contener a los solicitantes de asilo en las islas griegas ha llevado a más de 9.000 personas, un tercio de ellas niños, a quedar atrapadas indefinidamente en el campo de Moria cuya capacidad máxima es de 3.100 plazas.
Cada semana, nuestros equipos están viendo múltiples casos de adolescentes que han intentado suicidarse o se han autolesionado. Los trabajadores humanitarios están atendiendo numerosos pacientes heridos en incidentes causados por la violencia, por autoagresiones en niños o como consecuencia de la falta de acceso a atención médica urgente. Así mismo, los equipos han detectado brechas importantes en la protección de los niños y niñas y de otras personas vulnerables.
En una actividad grupal de salud mental para niños de entre 6 y 18 años, desarrollada de febrero a junio de este año, nuestros equipos observaron que casi uno de cada cuatro participantes (18 de 74) se había auto infligido daños, había intentado suicidarse o había tenido pensamientos suicidas. Otros pacientes menores sufren de mutismo electivo, ataques de pánico, ansiedad, estallidos de agresividad y pesadillas constantes.
«Estos niños proceden de países en guerra, donde han experimentado violencia extrema y traumas. En lugar de recibir cuidado y protección en Europa, están sujetos a un temor constante, a estrés y a nuevos episodios de violencia, incluida violencia sexual», explica Declan Barry, coordinador médico de MSF en Grecia.
«Además, el ambiente es inseguro e insalubre, y como resultado estamos viendo muchos casos de diarrea recurrente e infecciones de la piel en niños de todas las edades. Con este grado de hacinamiento y de condiciones, el riesgo de brotes es muy alto».
Solo en las primeras dos semanas de septiembre han llegado a Lesbos más de 1.500 personas. Dada la falta de espacio, están durmiendo al raso; además, carecen de comida suficiente y apenas reciben atención médica. Hemos asistido a muchos niños a quienes el hospital de la isla considera que deben ser trasladados a Atenas para recibir tratamiento. Sin embargo, debido a la falta de alojamientos en el continente, estos niños se ven obligados a vivir en un entorno donde su condición médica y su salud mental se deterioran.
«Es el tercer año en el que Médicos Sin Fronteras solicita a las autoridades griegas y a la UE que asuman la responsabilidad de sus fracasos colectivos y que pongan en práctica soluciones sostenibles para evitar esta situación catastrófica», recuerda Louise Roland-Gosselin, coordinador general de MSF en Grecia. «Es hora de evacuar de inmediato a los más vulnerables a un alojamiento seguro en otros estados europeos. El interminable ciclo que conforman las descongestiones de los centros con carácter de urgencia y las terribles condiciones que seguimos presenciando en Moria tienen que acabar. Es hora de poner fin al acuerdo UE-Turquía«, concluye Roland-Gosselin.