Desde hace más de dos años que Mohammed se desempeñaba como técnico de laboratorio de nuestra organización y se encontraba en su casa en el campo de refugiados de Al Shate, Gaza, cuando la zona fue bombardeada y el edificio en el que vivía se derrumbó, lo que mató-supuestamente- a decenas de personas.
Está claro que ningún lugar de Gaza está a salvo de bombardeos brutales e indiscriminados. Según el Ministerio de Salud, más de 10.000 personas, entre ellas más de 4.000 niñas y niños, ya han sido asesinadas en Gaza.
Nuestros repetidos llamamientos a un alto el fuego inmediato han caído en oídos sordos, pero insistimos en que es la única manera de evitar más muertes sin sentido en toda la Franja y permitir que lleguen niveles adecuados de ayuda humanitaria a Gaza.
En toda Gaza, personas indefensas siguen perdiendo a familiares, sus hogares y sus vidas, mientras los líderes mundiales no toman medidas significativas.
En este trágico momento, seguimos gravemente preocupados por todos nuestros colegas en Gaza, muchos de los cuales todavía trabajan en hospitales de toda la Franja para brindar atención médica que salva vidas.
Reiteramos nuestro llamado a un alto al fuego inmediato e incondicional.