Con el inicio de los combates en Sudán entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR) y las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) en abril de 2023, los desplazados del campo de Al-Hasahisa, en Zalingei, capital del estado de Darfur Central, se vieron atrapados entre dos fuegos.
Según las Naciones Unidas, en noviembre, el campamento llevaba meses asediado por las FAS, lo que impedía a los heridos recibir atención médica fuera del campamento y bloqueaba el suministro de agua y alimentos a la población.
El campo de Hasahisa, que llegó a albergar a unas 50.000 personas -la mayoría ya desplazadas a principios de la década de 2000-, acabó vaciándose a medida que la gente conseguía huir de los incesantes bombardeos, dejando tras de sí casas de ladrillo dañadas y calles fantasmales.
Sin ningún otro lugar al que acudir, se han refugiado durante meses en escuelas, bancos, parques de bomberos y otros campamentos saqueados y abandonados por toda la ciudad.
Nuestros equipos prestan atención médica en el hospital universitario de Zalingei, en Sudán, y apoyan al Ministerio de Salud a través de la rehabilitación de los servicios de urgencias, maternidad y pediatría, y la formación de su personal.
Sudán: desplazamiento masivo y supervivencia en peligro
6.5 millones de desplazados en Sudán dependen principalmente de la ayuda humanitaria que sigue sin estar disponible en muchos lugares.
La mayoría de las personas sobreviven con trabajos poco fiables aquí y allá, sin un adecuado acceso a agua, alimentos o servicios esenciales, incluida la atención médica.
Najwa, de 30 años, y sus tres hijos se han refugiado en el banco saqueado de la ciudad con otros 30 desplazados del campo de Hasahisa. Allí ha creado una ilusión de hogar: cajas fuertes del banco utilizadas como armarios, ventanas tapiadas, antaño destinadas a la luz del sol, y alféizares que ahora sostienen unas cuantas bolsas hechas jirones y plantas marchitas.
Vivimos en estas condiciones, sin techo y sin comida. Pero nunca hemos recibido ayuda, ni siquiera una pastilla de jabón. Pronto llegará la estación de lluvias, y no sabemos adónde ir.
Testimonio de Najwa.
En Sudán no se puede acceder a la atención médica
En el corazón de la ciudad, la Universidad de Zalingei, un centro para estudiantes de medicina, agricultura y tecnología, yace ahora desolado.
En el auditorio se almacenan fardos de heno para los burros, mientras que los edificios del campus están conectados por tendederos de ropa.
Transformado en refugio improvisado, en las aulas y oficinas de la escuela viven más de mil personas, en su mayoría desplazadas del campo de Hasahisa. Principalmente agricultores, ahora no pueden cultivar con regularidad y obtener ingresos.
La comunidad depende unos de otros debido a la ausencia de ayuda humanitaria.
Todos contribuimos y cualquiera que participe puede compartir la medicación. Compartimos con la comunidad y tratamos al paciente.
Mohammed, uno de los primeros en huir a la universidad.
Cuando reabrimos las salas de urgencia en el Hospital de Enseñanza de Zalingei, recibimos una gran afluencia de pacientes que habían recorrido largas distancias para recibir asistencia sanitaria o medicación de forma gratuita ya que no cuentan con los medios económicos para hacerle frente a los elevados costos de la misma.
Sistema sanitario colapsado, saqueado y atacado
En medio de la violencia a gran escala que asola Sudán, el personal y las instalaciones sanitarias han sido atacados y saqueados, lo que ha provocado que gran parte del sistema sanitario haya quedado dañado o no funcione.
El único centro de atención sanitaria secundaria que queda en el estado de Darfur Central, el Hospital Docente de Zalingei, también ha sido saqueado en múltiples ocasiones durante la guerra.
Tras otro saqueo en mayo de 2023, el personal del Ministerio de Sanidad hizo todo lo posible por mantener el hospital en funcionamiento movilizando a voluntarios por toda la ciudad. Unas semanas después de un saqueo en mayo, el hospital fue atacado de nuevo: esta vez con el resultado de la muerte de un paciente.
Llevaba a un paciente al pasillo del quirófano cuando el médico recibió un disparo en el cuello. Estaba haciendo una cesárea. Después de esto, el paciente falleció en el pasillo.
Assma, enfermera voluntaria de 21 años
Para restablecer la atención especializada en el estado, prestamos atención secundaria en el hospital universitario de Zalingei y apoyamos al Ministerio de Salud formando e incentivando al personal, además de rehabilitar los servicios de urgencias, maternidad y pediatría.
En abril, atendimos más de 900 consultas de urgencias, alrededor de 400 ingresos pediátricos, casi 100 partos seguros y tratamos a más de 50 niños por desnutrición en el centro de alimentación terapéutica para pacientes hospitalizados.
La guerra ha interrumpido por completo el acceso de la población a la atención sanitaria en Sudán. Los precios de los medicamentos y los alimentos se han disparado, lo que los hace inaccesibles para la población -especialmente para los desplazados- y la mayoría de los centros de salud ya no funcionan correctamente.
Al mismo tiempo, el país se enfrenta a un vacío humanitario que agrava aún más las enormes necesidades sanitarias no cubiertas.
Víctor García Leonor, nuestro Coordinador de Emergencias en la región
Guerra civil en Sudán: sin respuesta humanitaria
A pesar de que Sudán es una de las mayores crisis de desplazados del mundo, muchas organizaciones humanitarias no han regresado desde que evacuaron al comienzo de la guerra el año pasado. Hoy, tras más de un año desde el inicio de la guerra, Sudán sigue enfrentándose a un vacío humanitario.
Seguimos haciendo un llamamiento a todas las partes beligerantes para que respeten la protección especial que el Derecho Internacional Humanitario brinda al personal sanitario y a las instalaciones médicas, así como para que garanticen el acceso seguro de la ayuda humanitaria a todas las zonas de Sudán, sin excepción, y pongan fin al bloqueo de suministros y personal.
Además, para garantizar que la ayuda humanitaria llega a la población, Naciones Unidas debe ampliar urgentemente la ayuda y centrarse en resultados claros relacionados con el aumento del acceso, de modo que contribuyan activamente a permitir una ampliación rápida y masiva de la ayuda humanitaria.
Actualmente, trabajamos y prestamos apoyo a más de 30 centros de salud en 9 estados de Sudán: Jartum, Al Jazirah, Nilo Blanco y Azul, Al Gedaref, Darfur Occidental, Darfur Norte, Sur y Central, y Mar Rojo.
También hemos intervenido recientemente en Kassala y llevamos a cabo actividades tanto en las zonas controladas por las Fuerzas Armadas del Sudán como en las controladas por las Fuerzas Armadas de Sudán.
A su vez, atendemos a refugiados y retornados sudaneses en Sudán del Sur y el este de Chad.