Este día se estableció con el objetivo de generar conciencia y recibir apoyo de la sociedad en la lucha contra las enfermedades tropicales desatendidas, las cuales afectan a más de mil millones de personas, principalmente de las poblaciones más pobres y marginadas del mundo.
Por ello, desde MSF nos hemos enfocado en las ETD más descuidadas y potencialmente mortales: enfermedad del sueño (tripanosomiasis africana humana), kala azar (leishmaniasis visceral), envenenamiento por mordedura de serpiente, noma y enfermedad de Chagas.
Enfermedad del sueño
La enfermedad del sueño solía ser una de las enfermedades tropicales más olvidadas en el mundo. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, fue una de las principales causas de muerte en el entonces Congo Belga. Grandes epidemias de esta enfermedad devastaron amplias áreas del continente africano: solo en 1901, medio millón de personas en el Congo habían muerto por esta enfermedad.
Pero actualmente, debido a ciertas intervenciones altamente exitosas, está en camino de ser eliminada a nivel mundial, con menos de mil casos reportados en 2019.
La enfermedad del sueño es una enfermedad parasitaria transmitida por la mosca tsé-tsé. Su nombre proviene de uno de sus síntomas principales: la disrupción del ciclo de sueño-vigilia, con brotes de insomnio a la noche y una abrumadora necesidad de dormir durante el día. Sin tratamiento, la enfermedad puede ser fatal; y si no es atendida a tiempo, puede generar cambios permanentes en la personalidad y problemas psiquiátricos en los pacientes.
Entre 1986 y 2018, examinamos a casi 3,5 millones de personas y tratamos a más de 50.000 pacientes con enfermedad del sueño en siete países diferentes. Los éxitos logrados implican ahora un número muy bajo de casos, lo que ya no justifica que tengamos proyectos independientes solo para tratar la enfermedad. Sin embargo, para poder seguir reduciendo el número de casos, es vital la continuidad en la producción de las herramientas de diagnóstico para esta enfermedad.
Kala azar
La leishmaniasis visceral o kala azar es una infección parasitaria prevalente en alrededor de 100 países con más de un millón de casos nuevos cada año. Sin el tratamiento adecuado, la leishmaniasis visceral puede conducir a la muerte, mientras que la leishmaniasis cutánea puede producir enfermedades en la piel, las cuales generan cicatrices faciales, lesiones y desfiguramiento.
Los principales puntos epidemiológicos se encuentran al este de África, el sur de Asia y Brasil y es una enfermedad que se manifiesta principalmente en áreas rurales remotas, con poco acceso a los sistemas de salud.
Desde 1989, hemos tratado a casi 150.000 personas con kala azar en Sudán del Sur, Sudán, Etiopía, Kenia, Somalia, Uganda, India y Bangladesh. En la última década, los donantes y los programas nacionales se involucraron cada vez más y el acceso al tratamiento aumentó, lo que permite una rápida recuperación. Además, a diferencia de otras enfermedades, la mayoría de los pacientes recuperados adquieren inmunidad de por vida.
Mordeduras de serpiente
El envenenamiento por mordedura de serpiente mata más personas que cualquier otra ETD listada por la Organización Mundial de la Salud. Cada año, más de cinco millones de personas son mordidas por serpientes, de las que mueren entre 81.000 y 138.000. En América Latina y el Caribe, el número de personas que sufren mordedura de serpientes por año es de 137.000-150.000, mientras que las muertes rondan entre 3.400-5.000.
Esta enfermedad puede dejar graves secuelas: cientos de miles de personas terminan con discapacidades de por vida, como ceguera, dificultades para caminar e, inclusive, miembros amputados. Además, puede generar también importantes desórdenes psicológicos, desde pesadillas hasta estrés postraumático.
En nuestros hospitales, casi todas las víctimas de mordeduras de serpientes sobreviven, lo que demuestra la importancia crucial de contar con personal bien capacitado, acceso inmediato a la atención y disponibilidad de antivenenos de calidad.
Noma
El noma es una enfermedad desatendida muy poco conocida que afecta principalmente a niños que viven en condiciones de pobreza en zonas de África y Asia. Es una infección de la cavidad oral de rápido progreso que puede llegar a destruir tanto el hueso como el tejido.
Hasta el 90% de los niños afectados mueren en las primeras dos semanas si no reciben a tiempo el tratamiento con antibióticos. Aquellos que sobreviven pueden permanecer con desfiguraciones faciales severas que les impiden comer, hablar o respirar. Muchos de ellos deben enfrentarse al estigma, la exclusión social y la discriminación en sus comunidades.
En MSF, apoyamos desde 2014 las iniciativas de tratamiento para el noma desarrolladas por el Sokota Noma Hospital, al noroeste de Nigeria. Estas actividades incluyen cuidados intensivos, cirugía, servicios de atención integrada (entre los que se encuentra la atención a la salud mental de los pacientes) y proyectos de divulgación para la comunidad.
Chagas
La enfermedad de Chagas es la enfermedad parasitaria más común y la principal causa de insuficiencia cardíaca y muerte en países endémicos de América Latina. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, entre 6 y 7 millones de personas se encuentran infectadas con esta enfermedad, mientras que más de 70 millones están en riesgos de contraerla.
Sin embargo, se estima que el 99% de las personas con enfermedad de Chagas permanecen sin diagnosticar y menos del 0,2% reciben el tratamiento que necesitan.
Esta enfermedad se transmite a través de un insecto conocido como “triatomino” o llamado popularmente vinchuca, chinche picuda o barbeiro según la zona geográfica, que coloniza casas pobremente construidas en asentamientos urbanos y áreas rurales de América Central y Sudamérica.
Desde nuestra primera participación en la lucha contra la enfermedad de Chagas, en la década de 1990, ha habido un gran aumento de instituciones, grupos de pacientes y ONG que han tomado la iniciativa a nivel local e internacional para hacer posible la toma de conciencia, el diagnóstico, el tratamiento y la prevención.
Desafíos
En los últimos 30 años, hemos tratado cientos de miles de pacientes afectados por las principales ETD. Sin embargo, en algunas ocasiones hemos sido uno de los pocos actores interviniendo en zonas remotas con recursos escasos y un frágil sistema de salud.
Si bien ha habido grandes progresos y se ha acrecentado la atención mundial ante la problemática, los avances hacia el control y la eliminación de las ETD se ven amenazados por múltiples factores, incluidos los desastres naturales, las crisis humanitarias, el cambio climático y los desplazamientos de población. Existe, además, un gran riesgo de que los recursos y el financiamiento destinado a estas actividades se vean reducidos.
Se necesitan con urgencia nuevas y mejores pruebas de diagnóstico y un mejor acceso a las pruebas de diagnóstico ya existentes. Además, es fundamental un mayor compromiso en la detección y tratamiento de estas enfermedades.