En el marco del Día Internacional de la Mujer, ponemos de relieve las incontables dificultades que deben atravesar las mujeres y niñas cisgénero y transgénero para alcanzar una vida sexual libre de barreras, estigmatizaciones y violencias.
El reclamo por un acceso digno a la salud sexual y reproductiva está en la agenda sanitaria de muchas regiones que asistimos desde hace años. Pese a los enormes esfuerzos por transformar esta situación que afecta a un sinfín de mujeres, aún queda un largo camino por recorrer.
Con el objeto de arrojar luz sobre las enormes dificultades que deben afrontar miles de mujeres alrededor del mundo, compartimos las historias de tres mujeres que viven actualmente en Grecia, San Pedro Sula y Zimbabue. Sus testimonios revelan la urgente necesidad de priorizar la salud sexual y reproductiva como derecho femenino fundamental.
Trabajamos para superar los tabúes que rodean la salud sexual de las mujeres
Un adecuado acceso a la salud sexual y reproductiva es fundamental para preservar la calidad de vida de todas las personas. Sin embargo, existen innumerables desafíos para garantizarla en el caso de las mujeres y niñas cisgénero y transgénero que viven alrededor del mundo.
La anticoncepción, la protección contra las infecciones de transmisión sexual, la atención materna, la atención para realizar abortos seguros, el asesoramiento y las herramientas de autocuidado son elementos esenciales para que las mujeres tengan una vida sexual activa y positiva, libre de sufrimiento físico o psicológico.
Pero los tabúes y los miedos entre las comunidades en general, amistades, familiares, e incluso entre las propias mujeres, arrojan una luz negativa, creando barreras para el bienestar de ellas. Las mujeres solteras, adolescentes, niñas, las trabajadoras sexuales, las mujeres integrantes de la comunidad LGBTQI+ o quienes ya viven con una condición que les estigmatiza, pueden quedar especialmente excluidas de la información, la atención y el apoyo que necesitan.
En los últimos años, hemos abordado esta situación de maneras cada vez más diversas. Los proyectos que tenemos en Grecia, Honduras y Zimbabue han demostrado que el fortalecimiento de la independencia de las mujeres y el apoyo de la comunidad pueden ir de la mano para permitir un compromiso positivo con las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres de una manera que repercuta en el tejido social.
Alzamos la voz por las mujeres transgénero que buscan asilo en Grecia
Durante mucho tiempo, la persecución ha llevado a las personas a buscar asilo lejos de sus hogares, como es el caso de una pequeña comunidad de mujeres transgénero que, con el tiempo, han huido de Cuba en busca de la seguridad de Grecia. Aunque las mujeres están más seguras ahora, todavía atraviesan muchas dificultades para acceder a la atención sanitaria en sus nuevas ubicaciones.
“La mayoría de las trans que vinieron acá no tienen ningún medicamento. Experimentan enfermedades de transmisión sexual, así es la vida. Pero es muy difícil encontrar apoyo médico”, comenta Yuli, una defensora de su comunidad.
La mayorìa de las mujeres transgénero que solicitan asilo en Grecia necesitan acceso a servicios de salud sexual y reproductiva que respondan a sus necesidades sin discriminación.
“En general, la familia, la sociedad y el sistema en Cuba no entienden a las personas trans. Eres escoria porque te sientes o te identificas como mujer. Creen que estás loco. No te dan oportunidades como un trabajo, atención médica, o cualquier ayuda. Al sistema no le interesa proteger a las personas LGBTIQ”, expresa Yuli.
“Cuando llegas a un país, esa no es tu cultura, no es tu idioma, necesitas mostrar tu cuerpo en el hospital, pero no entienden bien, no saben nada de ti. Sé que el sistema médico griego es muy bueno. Pero el problema es el género. Somos trans y, en su mayoría, somos negros”.
Para paliar estas situaciones, gestionamos desde 2016 un centro de día para pacientes ambulatorios en Atenas que ofrece un paquete integral de servicios multidisciplinarios tanto para personas migrantes, solicitantes de asilo y refugiadas, como para grupos marginados de personas que necesitan ayuda médica.
Todas las actividades cuentan con el apoyo de un gran equipo de mediadores culturales, incluidos traductores en español, que también se unen al equipo de extensión urbana, ampliando sus servicios a comunidades de mujeres transgénero. Dichos traductores pueden explicarle a las pacientes qué enfermedades poseen, cómo detectar los síntomas de las mismas y cómo cuidarse frente a éstas.
Asimismo, nuestros equipos médicos brindan asistencia psicológica a todas aquellas personas trans que sufren ansiedad o depresión a causa de las discriminaciones y maltratos que reciben de la población e incluso, en ocasiones, de sus propias familias.
Nuestra sociedad necesita de mujeres trans como Yuli que alientan a sus compañeras a priorizar su salud sexual, cuidarse de posibles enfermedades y protegerse de las estigmatizaciones que dañan su estado emocional y anímico.
Las comunidades transexuales mantienen fuertes lazos de compañerismo y amor que les dan la fuerza para continuar luchando por su lugar en la sociedad.
Defendemos la salud sexual de las trabajadoras sexuales en San Pedro Sula
Para las trabajadoras sexuales en San Pedro Sula, el acceso a la atención médica y psicológica se ha visto limitado por el estigma social y la falta de servicios inclusivos. El juicio de la sociedad se ha reflejado en la postura del personal de salud que ha sido desdeñoso en lugar de dar la bienvenida a las trabajadoras sexuales que buscan información, protección contra infecciones o tratamiento.
A raíz de ello, abrimos una clínica en San Pedro Sula en julio de 2021, para mejorar el acceso a la atención médica de la comunidad de trabajadoras sexuales y LGBTQI+. Nadia, miembro de esta última, ha estado visitando la clínica durante casi dos años.
“Ha sido una bendición encontrar la clínica de MSF. Puedo encontrar de todo: prevención y control del VIH, sífilis y enfermedades de transmisión sexual, planificación familiar… ayuda psicológica y trabajo social. Personalmente, sufrí demasiado durante el tiempo que no me cuidé ”, afirma Nadia, quien ha atravesado situaciones de abuso y adicción en el transcurso de su vida.
En diversas comunidades de la región, muchas mujeres no tienen la oportunidad de hablar sobre su sexualidad o sus miedos en relación a ella. La falta de acceso a una educación sexual y reproductiva de calidad impacta negativamente en la población femenina, fundamentalmente en los grupos más jóvenes.
Por ello, nuestros equipos de alcance comunitario también visitan la comunidad para ayudar a las personas a superar la desconfianza y la desinformación. A su vez, ofrecen asistencia en salud mental para aquellas mujeres que atraviesan situaciones de depresión o de abuso sexual.
“En esta clínica descubrí que puedes hablar abiertamente. Pero hay lugares con personal de salud que tienen un trato diferente. Te brindan atención médica, pero también te dan su punto de vista sobre lo que debes o no debes hacer con tu vida”, expresa Nadia.
Nos comprometemos a seguir trabajando por la educación de madres e hijas en materia de salud sexual y reproductiva para lograr que las mismas puedan acceder a los servicios y la información que necesitan.
Incluyendo a las madres adolescentes de Zimbabue en la atención médica y el apoyo social
Para las adolescentes de Zimbabue quedar embarazadas es un tabú, pero a menudo tienen poca o ninguna voz en las decisiones que afectan a sus cuerpos y vidas. También tienen poco o ningún acceso a información y servicios apropiados, y se les disuade de buscarlos.
En 2020, cuando los confinamientos por la pandemia de COVID-19 cerraron escuelas y limitaron el trabajo, los ingresos y el movimiento de las personas, hubo un aumento en los embarazos no planificados en Zimbabue y en la comunidad que rodea Mbare y Epworthe, donde tenemos un proyecto para brindar servicios de salud sexual y reproductiva para jóvenes.
En esta región, las adolescentes son estigmatizadas por su embarazo y confrontadas si buscan anticoncepción o información.
Para responder a las necesidades específicas de estas niñas, nuestro equipo formó allí el Club de Madres Adolescentes. En él, las jóvenes adquieren conocimientos sobre temas como la anticoncepción, los riesgos asociados al embarazo temprano, el sexo seguro y el parto. Asimismo, comparten espacios con otras niñas que atraviesan la misma situación, forjando un vínculo de confianza y compañía entre pares.
“En nuestra comunidad es tabú que una niña en edad escolar quede embarazada, es humillante y vergonzoso para la familia de la niña. Aquellas que hablamos de condones y sus beneficios somos tildadas de prostitutas o poca moral…”, expresa Marvellous, quien descubrió el Club al quedar embarazada cuando comenzaba el ciclo lectivo.
Inspirada por su experiencia, Marvellous ahora es una educadora de acompañamiento entre pares en el Club, compartiendo información sobre métodos de cuidado y otras problemáticas vinculadas a la salud sexual y reproductiva.
Es urgente garantizar el acceso a la salud sexual y reproductiva
La falta de apoyo médico, la violencia discriminatoria que se ejerce sobre las personas en base a su género, la desinformación en materia de salud sexual y reproductiva son encabezados alarmantes que deben movilizar la agenda sanitaria internacional para lograr un cambio. Las mujeres y niñas cisgénero y transgénero tienen el derecho a disfrutar libremente de su vida sexual, sin estigmatizaciones, agresiones y miedos.
En el Día Internacional de la Mujer, recordamos que la lucha de las mujeres por la igualdad, la diversidad y el pleno ejercicio de sus derechos continúa. Es una deuda histórica que aún persiste a nivel mundial.