7am. Furara Bazinkanya Walumpumpu (Mocha, Yemen)
“Me levanto a las 5am. Me ducho y desayuno rápidamente, y antes de las 7am estoy en el hospital lista para relevar a mis colegas en el turno de noche. Antes, ya me mentalizo con que la sala de urgencias estará muy ocupada con pacientes con heridas de bala, explosiones de minas terrestres, bombas y mujeres embarazadas. Yemen está en guerra y, en Mocha, el hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) es el único en varios kilómetros a la redonda. Antes, las mujeres con urgencias obstétricas tenían que viajar seis horas hasta llegar a Adén, la capital, pero muchas no sobrevivían al viaje. Entonces, decidimos intervenir y ayudarlas. Ser enfermera de MSF es duro. Trabajamos muchas horas y puede ser agotador, pero amo lo que hago. Es un privilegio ofrecer atención gratuita y de calidad a las personas necesitadas. Aunque mi cuerpo y mi mente están cansados, mi corazón está pleno”.
9am. Diane Robertson Bell (Franja de Gaza, Territorios Palestinos Ocupados)
«Nuestro alojamiento está a solo cinco minutos de la oficina, así que podemos caminar al trabajo cada mañana y esquivar el caótico tráfico de Gaza. Pasamos por tiendas y restaurantes, pero la ciudad es claustrofóbica para aquellos que no pueden salir de aquí. La jornada laboral empieza con una reunión para todo el personal y una sesión informativa de seguridad donde vemos si ha habido bombardeos la noche anterior, o protestas para el día siguiente. Tras revisar emails y documentos, voy a visitar las clínicas, los quirófanos y el pabellón de pacientes hospitalizados.Al entrar a una clínica de MSF en Gaza, se ven muchos jóvenes con muletas, con fijadores externos y con bastones. De hecho, podrías escucharlos primero. Es un lugar ruidoso, donde se habla mucho».
11.30am. Shaibu Godfrey (Pulka, Nigeria)
«Llego al hospital de Pulka y mi día comienza con una ronda de pabellones y una descripción general de cómo nuestros pacientes han pasado la noche. También escucho cómo pasaron mis compañeros la noche y cuáles han sido sus retos. Es el momento de priorizar necesidades. Por ejemplo, si un paciente requiere apoyo psicosocial, me comunico con el gerente de salud mental. Si otro sufre problemas de salud reproductiva, contacto el gerente de parteras para que le ayude a planificar el camino a seguir. Si tenemos algún problema con los suministros médicos, trabajo con el equipo de la farmacia para solucionarlo… Tras pasar muchas horas en el hospital, ir de una unidad a otra, de todo el estrés y el sacrificio, lo más gratificante es ver a mi paciente irse a casa mucho más sano que cuando llegó. Es ahí cuando nuestros esfuerzos cosechan sus frutos. No hay nada que me dé más alegría que eso».
2pm. Sophie Hjort (Kutupalong, Bangladesh)
«Mis tardes varían, ya que mi función es muy amplia, pero casi todas mis tareas tienen que ver con las personas: reclutar personal, colaborar con otras organizaciones, impartir formación… Ahora me estoy centrando en ayudar a las enfermeras de mi equipo a asumir más responsabilidad en la documentación y la gestión de las salas. Es clave, porque ven a los pacientes y saben cómo cuidar su bienestar. Hemos pasado por muchos cambios, desde la fase de ‘emergencia’ de 2018 hasta la actual, más estable. Durante este proceso ha habido cambios estructurales a comunicar e implementar. Estoy muy agradecido de tener personal que disfruta de su trabajo y que pone mucha energía en él».
4:30pm. Jérome Dael (Karakalpakstan, Uzbekistan)
«Esta tarde he trabajado en el proyecto de ensayo clínico tuberculosis Practecal, cuyo objetivo es identificar un tratamiento más corto, efectivo y sin inyecciones para la tuberculosis multirresistente. En la oficina, siempre escucho el sonido de la impresora, ya que tenemos muchos documentos y formularios para imprimir, completar, firmar y escanear… y, al final, para informar a los investigadores y patrocinadores y al Ministerio de Salud. Nosotros, las enfermeras y los enfermeros, somos las manos que proporcionan los medicamentos que se están probando en este ensayo. También somos los ojos que primero ven las dificultades de los pacientes para tomar sus medicamentos. Y los oídos con los que los pacientes siempre comparten sus frustraciones, en el tratamiento y en la vida en general. También somos el corazón. Un corazón compasivo, para cuidar al paciente como un ser humano y no como un mero sujeto. Un corazón compasivo que defiende sus derechos como pacientes”.
7pm. Aoife Ní Mhurchú (a bordo del Aquarius, Mediterráneo central)
«En el Aquarius, no hubo dos noches iguales. Pasamos noches mirando el horizonte, deseando encontrar un bote en apuros y rescatar a personas de forma segura. Otras tantas trascurrieron preparándonos para una situación de ‘bajas masivas’. Sucedía cuando el helicóptero iluminaba la superficie del mar en busca de cuerpos, durante un rescate crítico con muchas personas personas en el agua. Cuando se completaba un rescate, y la gente estaba a salvo a bordo del Aquarius, nuestro trabajo era rápido y dinámico. Las personas más enfermas eran atendidas antes, y pasábamos muchas noches tratando heridas. Tuvimos pacientes con heridas por lesiones fruto de la violencia, infecciones en la piel debido a las condiciones de vida insalubres y hacinadas en Libia, y quemaduras de combustible sufridas por la mezcla tóxica de combustible derramado y agua salada en el fondo del bote de goma. Lo más sencillo que hice a bordo fue simplemente estar presente con nuestros pacientes, estar ahí para ellos. Es básico, pero significa mucho más. La conexión humana (regalar una sonrisa, hacer contacto visual, estrechar una mano o preguntar a una persona por su nombre) fue muy importante».
9pm. Sarah Hoare (Bentiu, Sudán del Sur)
«La jornada laboral termina oficialmente a las 5pm, pero la noche también suele ser muy concurrida. Nos turnamos para hacer guardia para apoyar al equipo de noche de enfermería en caso de emergencia, suministrar medicamentos necesarios o aconsejar sobre un vendaje para heridas. Me encanta estar en el hospital por la noche. Es más relajado y más tranquilo. Los niños se calman, y los adultos son más amigables. Surgen entonces las mejores conversaciones. Una vez que ya no me necesitan, me doy una ducha muy fría para refrescarme. Me encanta formar parte de este proyecto. Estamos, literalmente, salvando vidas y mejorando las vidas de otras personas. Me voy a dormir con esa satisfacción».