La desnutrición infantil es la falta de nutrientes esenciales que afecta al crecimiento de los niños y niñas, incide en su resistencia a infecciones y aumenta, por lo tanto, su vulnerabilidad a las enfermedades.
La desnutrición infantil provoca graves problemas de salud: las defensas de los niños y niñas se debilitan y aumenta su riesgo de fallecer a causa de contraer malaria, neumonía, diarrea, sarampión o sida, las cinco enfermedades responsables de la mitad de los casi 10 millones de muertes anuales de menores de 5 años.
El 80% de los casos de desnutrición infantil, en sus formas más agudas, se concentran en tan solo 20 países del mundo, concretamente en África y en algunas zonas del sur de Asia. En aquellos países con menos recursos, muchas familias no pueden acceder a alimentos ricos en nutrientes y proteínas y, en situaciones de crisis, éstos ni siquiera están disponibles.
Crecen los casos de desnutrición infantil en África Central
La desnutrición no es un problema nuevo en el territorio de Masisi, al este de la República Democrática del Congo. Pero desde principios de año, nuestros equipos médicos observan un aumento preocupante del número de casos de desnutrición grave con complicaciones.
Entre enero y septiembre de 2023, cerca de 7.500 niños y niñas fueron tratados en los hospitales de Masisi y Mweso, donde llevamos más de 15 años apoyando a los del Ministerio de Salud.
«Mi hijo cayó gravemente enfermo, pero lo que más me llamó la atención fueron sus ojos: estaban hundidos y vacíos. Así que corrí al centro de salud y lo trasladaron al hospital», cuenta Micheline, una mujer desplazada cuyo hijo fue ingresado en el hospital de Mweso.
¿Qué es lo que provoca la desnutrición en África Central?
La situación nutricional de los niños y niñas en África Central, sobre todo en las familias desplazadas, se deterioró mucho este año, principalmente como consecuencia del empeoramiento de la situación de seguridad, que ha repercutido directamente en la situación socioeconómica de la población.
La falta de acceso a instalaciones médicas funcionales explica en parte este deterioro, al igual que la carencia de insumos nutricionales en los centros de salud. Las autoridades sanitarias se esfuerzan por mantener las instalaciones médicas y abastecerlas regularmente.
La ausencia de tratamiento precoz de la desnutrición moderada en los centros de salud contribuye a que los niños y niñas desarrollen una desnutrición aguda grave, acompañada de complicaciones más difíciles de curar.
«Si los casos simples no se tratan en los centros de salud, aumenta el número de ingresos hospitalarios. Hoy en día, hay casi tantos ingresos en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales como ingresos ambulatorios en los centros de salud. La mayoría de ellos podrían evitarse si los niños recibieran tratamiento preventivo en los centros de salud», explica la Dra. Nadine Neema Mitutso, jefa de actividades médicas del hospital Masisi.
Una vez fuera del hospital, las familias se enfrentan a las mismas dificultades de acceso a alimentos y tratamiento nutricional, por lo que el riesgo de recaída es alto.
«Para acabar con este círculo vicioso, es importante que todos los actores de la región den una respuesta holística, a través de soluciones sostenibles para satisfacer las crecientes necesidades nutricionales de la población», explica Carole Zen Ruffinen, coordinadora de nuestros proyectos en Mweso.
La desnutrición infantil se agrava en un contexto de violencia extrema
Desde hace varios meses, el avance del grupo M23 en el territorio de Masisi ha llevado a numerosos grupos armados no estatales a combatir a estos elementos junto a las fuerzas armadas congoleñas, y a aumentar su control sobre varias zonas, exacerbando una crisis ya existente.
Estos enfrentamientos crónicos están provocando desplazamientos masivos de población y dificultando el acceso a instalaciones médicas, mercados, escuelas y campos. Esta situación expone a las familias a una inseguridad alimentaria permanente.
En el territorio de Masisi la agricultura se erige como la principal actividad económica. Sus comunidades dependen de ella para alimentarse. En los últimos meses, el acceso a las tierras se ha restringido aún más debido a la presencia de portadores de armas, que vigilan numerosos puestos de control y puntos fiscales en las carreteras.
A los residentes les resulta difícil llegar a sus tierras y a menudo se ven obligados a abandonarlas, dejando atrás sus cultivos.
Con la reducción del comercio, la escasez de alimentos también ha provocado un aumento significativo de los precios, lo que dificulta aún más el acceso a una alimentación adecuada.
«Aquí no tenemos nada, nuestra vida es miserable. Hace dos meses, mi hija Annika murió de desnutrición en el hospital. Tenía 7 años. Llegamos demasiado tarde… Te lo digo, la pobreza nos va a matar a todos», confiesa Sifa, que se refugió en el centro para desplazados de Katale hace cuatro meses, huyendo de los enfrentamientos en su aldea natal.
Desde nuestro lugar, pedimos a otros actores que garanticen una presencia operativa sostenible para evitar las desastrosas consecuencias de la desnutrición. Es urgente que las autoridades congoleñas y los donantes refuercen la capacidad de respuesta médica de los centros de salud del país, sobre todo en términos de insumos nutricionales.