Como organización médico-humanitaria internacional, tenemos nuestro propio rol para enfrentar la crisis climática. Tenemos la responsabilidad de mejorar: para nuestros pacientes, para el personal y para el mundo.
Por eso, estamos comprometidos a hacer más para abordar urgentemente las crecientes consecuencias humanitarias del colapso climático.
Varias iniciativas concretas dan cuenta del cambio de paradigma hacia el que nos dirigimos como organización.
1- Nos comprometemos a reducir nuestras emisiones y residuos de CO2
En marzo de 2019, abrimos el hospital de Kenema en Sierra Leona. El hospital incluyó en su desarrollo fuentes de energía solar que evitan la liberación de más de 173 toneladas de CO2 al año y ahorramos hasta 40.000 euros de gasoil que pueden destinarse a la compra de medicamentos.
En el sudeste asiático, la medición de las emisiones ha demostrado que estas provienen principalmente de la electricidad y el transporte aéreo. Las soluciones identificadas incluyen el aumento del flete marítimo para reemplazar el flete aéreo, la conexión a la red eléctrica y el uso de medidores para evaluar mejor y reducir el consumo.
En 2020, realizamos la primera estimación de emisiones de carbono vinculadas a nuestra cadena de suministro. Esto nos ayudó a identificar puntos problemáticos, fallas y oportunidades para mejorar nuestro desempeño ambiental.
2- Nos comprometemos a utilizar fuentes de energía ecológicas y sostenibles
Varios proyectos integran ahora fuentes de energía renovables y queremos destacar aquí una iniciativa liderada en República Democrática del Congo (RDC) que nos permite salvar vidas gracias a la energía solar.
En 2019, en una región aislada e inestable de República Democrática del Congo, los hospitales de Kusisa y Kigulube tuvieron que lidiar con un acceso muy precario a la electricidad. Nuestros equipos tuvieron que lidiar con apagones incluso en los quirófanos, ya que el suministro dependía de generadores diesel, que no podían satisfacer las necesidades de todos los servicios al mismo tiempo.
Estas regiones de Kivu del Sur están aisladas y son montañosas. Llevar diésel requiere un enorme despliegue logístico que debe repetirse con regularidad. Por tanto, el problema se abordó de otra manera, eligiendo una solución que garantizara una energía autónoma: los paneles solares.
Nuestro hospital en el corazón de la jungla funciona con energía solar
Optamos por baterías de litio, que son mucho más eficientes y tienen una vida útil más larga (alrededor de 10 años, frente a los dos o tres años de las baterías tradicionales). Esto hace que el sistema sea mucho más sostenible y que también sea más fácil de gestionar cuando finalicemos nuestro trabajo en estos hospitales.
Gracias a la energía solar, el acceso a la electricidad y la luz está asegurado y nos permite brindar una atención de calidad a todos los pacientes en todo momento, a la vez que reducimos nuestros costes de transporte y nuestra huella de carbono.
3- Nos comprometemos a reducir el uso de plástico en nuestros proyectos
El plástico se encuentra en todas partes, por lo que existe una necesidad urgente de que todos los actores, todas las organizaciones y todas las personas implementen políticas para reducir el uso de plástico.
En el sector médico, el tema de la eliminación y reciclaje de equipos de protección personal (EPI) como mascarillas, batas, guantes, etc. y los desechos médicos son un tema crucial. Estamos totalmente comprometidos con la búsqueda de soluciones que garanticen la gestión racional de estos equipos desde un punto de vista ecológico.
Pusimos en marcha un proyecto de adquisiciones sostenibles y equipos de voluntarios en más de 15 países que realizan acciones de mitigación a nivel local, especialmente en términos de sensibilización y reducción de la contaminación plástica.
En Uganda, lanzamos un iniciativa para desarrollar una alternativa a los millones de bolsas que usamos cada año en la distribución de medicamentos. El objetivo es reemplazarlas por bolsas ecológicas realizadas con recursos locales para agregar un valor social positivo a este proyecto.
Por último, el plan de acción 2020-2023 del centro operativo de Bruselas se ha marcado el objetivo de adecuar al máximo la cadena de suministro de nuestros proyectos para reducir, reutilizar, reciclar material o equipos como mosquiteros o contenedores de transporte.
4- Nos comprometemos a monitorear el clima para anticipar crisis futuras
Ante eventos climáticos extremos, una mejor predicción es esencial para responder eficazmente a sus consecuencias. Para eso, en 2019 creamos el proyecto MACA (Meteorological And Climate Anticipation).
Parte de este trabajo consiste en mirar hacia atrás a eventos climáticos extremos pasados que han desencadenado crisis humanitarias para comprender sus causas y vínculos.
Vincular este conocimiento a un mecanismo de monitoreo en tiempo real abre un mundo completamente nuevo de posibilidades, permitiendo a los actores humanitarios llevar a cabo acciones específicas para mitigar el impacto del peligro y mejorar la respuesta de emergencia médico-humanitaria.
A partir de fin de año, nuestros equipos aplicarán este sistema de vigilancia en Haití. Este es un primer paso hacia la comprensión de los vínculos entre el clima y la salud en el país, con el fin de anticipar mejor los desastres y las necesidades futuras.
En Mozambique, estamos trabajando para adaptar un sistema de alerta temprana para la malaria. Al agregar ciertos parámetros de monitoreo (temperatura, precipitación, humedad, superficie de terreno inundado alrededor de los proyectos, índice de salud de la vegetación), podemos establecer correspondencias con la propagación de esta enfermedad y atenuar mejor su propagación.