Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) estamos respondiendo al COVID‑19 en Brasil y nuestros equipos han empezado a trabajar en su ciudad más grande, São Paulo, que es el lugar con mayor cantidad de pacientes con la enfermedad en el país. MSF también está trabajando en Boa Vista, Roirama, en el norte de Brasil, que es un área con una cantidad importante de migrantes y solicitantes de asilo venezolanos.
En São Paulo, nuestras actividades se concentran en lugares a los que asisten las personas sin hogar. En Boa Vista, estamos trabajando con migrantes y solicitantes de asilo venezolanos que viven en condiciones precarias, con poco espacio y, a menudo, sin acceso regular a agua. MSF está haciendo los arreglos finales para comenzar a trabajar en Río de Janeiro, también con poblaciones vulnerables. Asimismo, se envió un equipo a la ciudad amazónica de Manaos para evaluar cómo podemos contribuir a los esfuerzos locales contra el COVID-19.
Además de la gran complejidad de la pandemia en sí, en Brasil ha habido grandes controversias sobre el distanciamiento físico entre los diferentes niveles del Gobierno, que tienen puntos de vista contradictorios.
“La experiencia de otros países donde la pandemia llegó antes que en Brasil ha demostrado la importancia de adoptar medidas de distanciamiento físico”, señala Ana de Lemos, directora ejecutiva de MSF-Brasil. “Es importante que reduzcamos la tasa de contagio tanto como sea posible para poder disminuir el número de casos graves que llegan a los hospitales al mismo tiempo”.
“En momentos como este, es fundamental tener una orientación clara, pero, lamentablemente, hemos sido testigos de la difusión de directrices contradictorias que dificultan el cumplimiento de las medidas necesarias”, afirma De Lemos.
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Actividades en São Paulo
El trabajo de MSF en São Paulo comenzó a principios de abril y se centra en personas sin hogar, migrantes, refugiados, personas que consumen drogas y personas mayores. Estos grupos ya estaban en un estado de gran vulnerabilidad incluso antes de la pandemia. Nuestros equipos hacen consultas médicas para la evaluación y detección de casos sospechosos de COVID-19, y derivan a los pacientes más graves a los hospitales. El trabajo también incluye educación sobre medidas de higiene y se hace en conjunto con las autoridades locales y las organizaciones que ya trabajan con las personas que viven en la calle en São Paulo.
“Si no podemos identificarlos con suficiente antelación, los pacientes más graves que están en la calle morirán en la calle”, dijo Ana Letícia Nery, coordinadora del proyecto de MSF en São Paulo.
El personal de MSF también está visitando refugios, comedores subsidiados operados por el Gobierno y sitios de distribución de alimentos para las personas sin hogar. Además, estamos brindando capacitación sobre el uso de equipos de protección para profesionales de la salud.
Actividades en Boa Vista
En Boa Vista, en el estado de Roraima, también estamos trabajando con personas vulnerables, en particular con migrantes y solicitantes de asilo venezolanos. El trabajo de MSF se lleva a cabo en coordinación con las autoridades locales y otras organizaciones durante la “Operação Acolhida”, que es una iniciativa de las autoridades brasileñas y de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados para ayudar a los migrantes venezolanos que llegan a Brasil. En los últimos años, Roraima ha recibido a un gran número de migrantes y solicitantes de asilo que huyeron de Venezuela. A finales de 2018, iniciamos nuestro proyecto en Boa Vista con el objetivo de dar apoyo al sistema de salud local para hacer frente a la creciente demanda. Con la pandemia, MSF mantiene este proyecto, pero está adaptando una parte de las actividades para ayudar a superar los problemas que supone la COVID-19.
Nuestros equipos visitan regularmente los refugios informales en los que vive gran parte de la población migrante. La capacidad de los refugios formales, donde se mantienen las condiciones de vivienda e higiene en una medida razonable, es de unas 7.000 personas. Sin embargo, hay decenas de miles de personas que quedan excluidas de esos refugios y que viven en asentamientos espontáneos donde, por lo general, están hacinadas y no tienen acceso al agua potable, al alcantarillado ni a la electricidad. Otros migrantes viven en la calle.
“Incluso antes de la llegada de la pandemia, el sistema de salud de Roraima ya era frágil, y esta situación ha empeorado las cosas aún más”, comenta Michael Parker, coordinador del proyecto de MSF en Boa Vista. “Estamos trabajando para intentar aliviar la carga sobre el sistema local, tanto en relación con la COVID-19 como con otras enfermedades”.
Los equipos de promoción de la salud de MSF han visitado refugios informales y han ofrecido asesoramiento sobre higiene y distanciamiento físico a los residentes. También se está trabajando, junto con organizaciones asociadas, para ampliar el acceso al agua en los refugios formales e informales. Además, se están distribuyendo kits de higiene en el lugar.
En su trabajo, los profesionales médicos de Boa Vista prestan especial atención a las personas con enfermedades preexistentes, que las hacen más susceptibles a una infección por el nuevo coronavirus. El personal de MSF también ofrecerá capacitación sobre medidas de prevención y control de infecciones a los equipos de salud que trabajarán en el hospital de campaña establecido por el Gobierno estatal en Boa Vista, Roirama, para atender a los pacientes con COVID-19.
Además de las acciones específicas relacionadas con el COVID-19, MSF continúa con las actividades de su proyecto, incluidas las consultas médicas de atención primaria en tres unidades de salud pública, las sesiones de salud mental en refugios formales e informales y las actividades de promoción de la salud.