La localidad de Salamabila, en la provincia de Maniema del este, República Democrática del Congo, está en el centro neurálgico de un conflicto sobre el control de los lucrativos recursos minerales de la zona. Primero surgieron tensiones entre los mineros artesanales de oro y una empresa minera y, a medida que el conflicto se intensificó, el impacto sobre los lugareños también se ha recrudecido. La población local ha sufrido violencia y se ha visto obligada a abandonar sus hogares, con el consiguiente deterioro de su salud y un aumento en los niveles de desnutrición infantil.
En el centro de alimentación terapéutica intensiva del hospital general de Salamabila, establecido por nuestra organización, el equipo médico trata a un promedio de 30 niños desnutridos por semana. Entre ellos está Feza, que llegó hace cuatro días y tiene cuatro años. Recibe tratamiento por desnutrición aguda moderada.
“Cuando llegó, tenía fiebre alta”, dice el doctor Pierrot Yale. “También tenía malaria, lo que empeoró su condición. Tuvimos que hacerle una transfusión de sangre y hoy está mucho mejor”.
Fatiga, mareos y pérdida de peso
Otras enfermedades, como la malaria, pueden causar complicaciones y exacerbar la desnutrición, lo que hace que los niños sean aún más vulnerables.
«Muchos padres desconocen el estado de su hijo hasta que una o más enfermedades coexisten con la desnutrición y debilitan al niño, lo que a veces conduce a la muerte», explica Pierrot.
Hemos capacitado y equipado a 112 personas de la comunidad local para ayudar a detectar la desnutrición de forma temprana e intentar reducir así las muertes infantiles. Estos trabajadores sanitarios comunitarios ayudan a los padres a controlar el estado de salud de sus hijos utilizando las bandas de colores MUAC, con las que se mide el perímetro superior braquial del niño para conocer su estado nutricional. Si la medida del brazo de un niño es muy baja, los sanitarios alentarán a los padres a que lo lleven a un centro de salud para recibir tratamiento.
Durante 2021, los equipos trataron 2.460 niños por desnutrición de entre los casi 61.200 pacientes menores de cinco años atendidos en este proyecto.
“Hay varios factores detrás del aumento de la desnutrición”, explica el enfermero Jean-Marie Kamungu. “Por un lado, la extracción de oro es la actividad más importante para la supervivencia de la gente, pero no resulta fácil obtenerlo. Por otro lado, la gente tiene miedo de ir a trabajar el campo a causa de la violencia. Como resultado, los niños reciben solo uno o dos tipos de alimentos, lo cual no es suficiente”.
El apoyo en salud mental ayuda a la recuperación de niños y padres
Los niños que sufren desnutrición aguda severa a menudo tienen retrasos en el desarrollo.
“Algunos dejan de caminar o hablar, otros incluso pierden la capacidad de socializar”, afirma el psicólogo Nelson Kalume. “Retroceden en el desarrollo y esto también afecta a los padres”.
Para ayudar a reparar este daño, organizamos sesiones de psicoestimulación para los niños y sus padres. Uno de los objetivos de estas sesiones es ayudar a restablecer el vínculo afectivo entre padres e hijos. Cada mes, de media, 523 padres e hijos acuden a estas sesiones.
