«Todo se sentía extraño», dice Nneoma Okonogha, de 14 años, quien fue tratada por fiebre de Lassa, un virus transmitido a los humanos a través del contacto con comida o utensilios hogareños que han sido contaminados por roedores. «Creí que se trataba de una pesadilla«.
Una vez que una persona se enferma de fiebre de Lassa, puede contagiar a otras a través del contacto con sus fluidos corporales. Nneoma, su hermana, Ukamaka, y su madre, Priscilla, contrajeron la fiebre hemorrágica viral al mismo tiempo. Las tres fueron atendidas en el Hospital de Enseñanza Universitaria Alex Ekweme en Abakiliki, en el estado de Ebonyi.
«Fue tan grave que, cuando las niñas gritaban de dolor, no podía ayudarlas porque yo también estaba con mucho dolor», dice Priscilla, quien también trabaja en el hospital como empleada pública.
El tratamiento ha resultado ser muy importante para la comunidad: en el primer mes de 2022, se trataron alrededor de 15 pacientes con fiebre de Lassa en el proyecto de Abakiliki. Alrededor de Nigeria, ha habido un total de 115 casos confirmados y 26 muertes en 30 áreas gubernamentales de los 11 estados del país.
«Contraje fiebre de Lassa en febrero de 2021. Cuando me dio positivo, me asusté hasta los huesos», dice Anastasia, una sobreviviente de la enfermedad en Abakaliki. «Al principio, parecía malaria, por lo que compré drogras contra esa enfermedad en una farmacia. Las tomé por tres días, pero seguía enferma. En realidad, mi situación era mucho peor».
Anastasia tuvo fiebre de Lassa, pero afortunadamente pudo acceder al tratamiento antiviral que necesitaba para poder recuperarse. Sin embargo, la suposición inicial de que tenía malaria es muy común: la fiebre de Lassa tiene síntomas muy parecidos, lo que torna difícil su diagnóstico. Además, gran parte del personal médico no tiene un entrenamiento específico en la detección y el tratamiento de la fiebre de Lassa. Como resultado, los pacientes suelen recibir un diagnóstico correcto una vez que han ingresado en una etapa severa de la enfermedad, lo que es mucho más difícil de tratar.
Desde el comienzo de nuestras operaciones en colaboración con el Ministerio de Salud en el estado de Ebonyi, el objetivo ha sido abordar las causas raiz de la fiebre de Lassa y su gran dispersión en los individuos afectados. Una prueba de diagnóstico rápido para la enfermedad se está desarrollando actualmente en el centro de investigación del Hospital de Enseñanza Universitaria Alex Ekweme. Si la prueba resulta ser efectiva, podría ayudar drásticamente a reducir el tiempo de espera para los resultados de un test de laboratorio.
«Queremos ver si la prueba puede ser un sustituto en la gestión y diagnóstico de la fiebre de Lassa», dice Okereke Michael Uche, médico de MSG. «El tiempo es fundamental, un paciente puede pasar de una condición leve a una severa. Y cuando se torna severa, es más difícil de gestiona», agrega.
Para asegura el progreso continuo en la lucha contra la fiebre de Lassa, nuestros equipos mantienen una provisión continua de medicamentos, suministros de laboratorio y equipos de protección personal. Además, entrenamos al personal de Hospital en gestión clínica y control de prevención de infecciones. Para mitigar el impacto psicológico de la enfermedad viral tanto en los pacientes infectados o sospechosos como en sus familias, estamos brindando soporte en salud mental.
Educando y sensibilizando
El estigma puede ser una carga pesada para los pacientes con esta enfermedad. Algunos han perdido sus trabajos, han sido perseguidos por su propia comunidad o inclusive han perdido relaciones porque estaban asociados a la fiebre de Lassa, ya sea como pacientes o como cuidadores.
Trabajamos para educar y sensibilizar a las comunidades a través de un equipo de promotores de salud. Ellos y ellas organizan encuentros con la comunidad, charlas de salud y campañas de concientización en pueblos y áreas rurales a través de las siete áreas gubernamentales del estado de Ebonyi.
«El propósito de todo esto es fomentar un cambio en el comportamiento. Hablamos con una persona por vez para asegurarnos de que todos reciban el mensaje y comprendan las causas y la cura para la fiebre de Lassa», informa Benjamin Uzoma, supervisor de promoción de salud de MSF.
Cinco sobrevivientes de la fiebre de Lassa trabajan también junto con los equipos de promoción de la salud para educar a las personas de forma de directa sobre la enfermedad a través de sus propias experiencias con ella. «Lo que hice fue compartir mi historia», dice Anastasia, sobreviviente de la enfermedad. «Esto ayuda a otras personas a saber que la fiebre es real, pero que puede ser curada si es diagnosticada y tratada con tiempo».
«La fiebre de Lassa es una enfermedad seria, pero cuando la comunidad médica y las comunidades están completamente comprometidas y empoderadas con información apropiada, no solo se reduce el estigma, sino que podemos brindarle a las personas la posibilidad de ser atendidas a tiempo y de que puedan recuperarse más rápidamente», comenta Luigi Sportelli, referente médico de nuestro proyecto.