Las personas LGBTIQ+ y las trabajadoras sexuales corren un gran riesgo de sufrir violencia, incluyendo violencia sexual, y enfrentan numerosas barreras para acceder a los servicios de salud pública, donde a menudo son víctimas de estigmatización y discriminación.
Desde hace más de dos años, iniciamos actividades en una clínica en San Pedro Sula, al norte de Honduras, para mejorar el acceso a la salud sexual, reproductiva y psicológica para el colectivo LGBTIQ+.
“Las trabajadoras sexuales siempre tenemos riesgos en nuestra labor. Hay hombres que intentan golpear, muchos hombres se quitan el preservativo sin nuestro consentimiento y esto ya es una emergencia para nosotras. Recuerdo una vez que un hombre lo hizo, sin decirme nada y de hecho me culpó, diciendo que yo lo iba a infectar y transmitir enfermedades”
Carolina, mujer de 37 años que lleva más de 10 años trabajando en las calles de San Pedro Sula.
Preservar la salud sexual y reproductiva de todas las personas
En nuestra clínica en el norte de Honduras, nuestros equipos brindan un tratamiento abocado a la prevención del VIH llamado Profilaxis Post Exposición (PEP).
El mismo abarca una serie de medicamentos que, tomados en el tiempo y la forma adecuada, previenen el contagio del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
“Además, otro de los focos de esta clínica es trabajar en la prevención del VIH con la Profilaxis Preexposición o PrEP, se toma antes de una relación de riesgo o de manera continua, con el fin de reducir la incidencia de este virus en poblaciones -especialmente personas LGBTIQ+- que no reciben un tratamiento adecuado por falta de recursos en el sistema, pero también por cuenta del estigma y la discriminación de parte de ciertos profesionales de la salud”, describe Joaquim Guinart, coordinador de nuestro proyecto en la región.
Hasta los 5 días, las pacientes pueden además prevenir un embarazo. Esta atención médica se complementa con prevención y tratamiento de infecciones de transmisión sexual, así como atención en salud mental desde el primer momento de la consulta, continuando con tratamiento a mediano y largo plazo.
Atender casos de violencia sexual es una de las razones de la existencia de la clínica que tenemos en San Pedro Sula, pues estos episodios pueden traer muchas consecuencias médicas y psicológicas, y las personas trabajadoras sexuales y de la población LGBTIQ+ son especialmente vulnerables.
“Según datos del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, San Pedro Sula fue una de las ciudades con mayor número de casos de violencia y violencia sexual en 2022.
Aunque en este momento los servicios de atención integral a víctimas y sobrevivientes de violencia sexual son escasos, esperamos que con la implementación del Protocolo de Atención se alivien estas necesidades”
Joaquim Guinart, coordinador de nuestro proyecto en la región.
Tratamientos para la prevención del VIH
Hasta noviembre de 2023, en nuestra Clínica de San Pedro Sula se realizaron más de 177 tratamientos PEP a personas que han estado en situaciones de relaciones sexuales de riesgo o por violencia sexual. Además, más de 240 personas recibieron PrEP.
La mayoría de los y las pacientes vienen con el interés de iniciar el tratamiento profiláctico u obtener consejería. Nuestro equipo médico y de promoción de la salud trabaja en la sensibilización sobre la importancia de este tratamiento gratuito y confidencial a las poblaciones clave. Sin embargo, el objetivo de nuestras actividades va más allá de la atención de estos casos.
“La asistencia en la prevención del VIH es una de las puertas de entrada a una visión integral de la atención a estas poblaciones con salud sexual y reproductiva, salud mental y apoyo social”
Laureline Lasserre, nuestra oficial de asuntos humanitarios del proyecto.
“Estamos hablando de personas que suelen vivir en contextos de mucha vulnerabilidad socioeconómica, en los que además tienen que enfrentar múltiples barreras para acceder a servicios médicos dignos, sin prejuicios y sin sufrir violencia física y psicológica”, concluye.
Atención médica digna a personas LGBTIQ+ y trabajadoras sexuales
Isabela, una joven mujer trans que asiste regularmente a terapia psicológica con nuestros equipos, cuenta que vivió un calvario durante su transición de género por cuenta del maltrato de diversos profesionales de la salud a los que acudió a lo largo del proceso.
“Aunque podía pagar a psicólogos, me sentí discriminada tanto en lo físico como en lo emocional. Tuve que soportar insultos y amenazas, olvidaban mi nombre y mis pronombres, o metían temas religiosos, relacionando mi depresión con lo que soy, afirmando que mi situación de salud mental se relacionaba con ser una mujer trans. Todo cambió cuando llegué a consulta con MSF, recuerdo que salí llorando de la primera sesión porque nunca me habían tratado tan bonito y tan respetuoso”, afirma emocionada.
En la Clínica de San Pedro Sula, nuestros equipos brindan:
- Atención en salud mental.
- Educación en salud.
- Acompañamiento social.
- Atención integral a víctimas y sobrevivientes de violencia sexual,
- Control del embarazo.
- Planificación familiar.
- Tratamiento de ITS.
Durante 2022 y 2023, realizamos más de 1.400 consultas médicas, 1.075 consultas de salud mental y 1.319 consulta de trabajo social. Y, a través de las actividades comunitarias, se han beneficiado más de 15.577 personas.
“En estos dos años trabajando con estas poblaciones nos hemos dado cuenta de la importancia de cerrar las brechas de acceso a la salud para reducir la vulnerabilidad a la que están expuestas cotidianamente, pero sobre todo de cómo aspectos que parecen tan sencillos como la amabilidad y la empatía pueden hacer la diferencia a la hora de brindar atención médica y psicológica.
Reconocerlas como personas con múltiples dimensiones que no se definen por su oficio, su identidad de género o su orientación sexual les devuelve autonomía, un mínimo frente a realidades que siguen inaceptables”, concluye Lasserre.