Desde la escalada de la guerra entre Rusia y Ucrania en febrero de 2022, han llegado a Rusia más de 1.2 millones de personas desplazadas por los combates, según afirma el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Si bien es difícil discernir la magnitud total o exacta de los desplazamientos, el número de personas que se han visto obligadas a abonar sus hogares alcanzó niveles alarmantes.
Guerra en Ucrania: ¿qué está pasando?
Las grandes ciudades del sur de Rusia, como Belgorod, Rostov del Don y Voronezh, se han convertido en centros neurálgicos para las personas que han huido de los combates, mientras esperan a que terminen las hostilidades o deciden adónde ir después. Muchos de ellos han quedado profundamente traumatizados por el conflicto armado internacional, en términos físicos y psicoemocionales.
Desde octubre de 2022, Belgorod ha visto llegar a miles de personas desplazadas de sus hogares en la región fronteriza. Sin embargo, la situación alcanzó su punto álgido en mayo y junio de este año, cuando se intensificaron los bombardeos en los distritos y pueblos fronterizos de la región de Belgorod.
«Antes de huir había constantes explosiones y cadáveres tirados por las calles, no había conexión de móvil», detalló Nina, de la región de Kharkiv, que actualmente reside en Belgorod.
Otro residente de la misma región, Oleg, tuvo que huir frenéticamente de su casa para salvar a su madre, herida por cristales rotos durante el bombardeo. «Lo peor es que no puedes llamar ni a una ambulancia, ni a los servicios de emergencia, ni a los bomberos, porque no hay nadie, estás indefenso. No pensaba en mí. Por un lado, corría y pensaba en mi madre; y por otro, pensaba: si me hieren, no podré ayudarla«, explicó.
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En Belgorod, Rusia, trabajamos en estrecha colaboración con la organización local sin ánimo de lucro, Path to the Future, para ayudar a aliviar la carga que soportan los desplazados de la región realizando donaciones de artículos de primera necesidad.
Junto con dicha ONG,ofrecemos consultas médicas y de atención en salud mental de forma gratuita y cubrimos los costes de recetas médicas y suministros médicos.
La mayoría de las personas que buscan seguridad en la ciudad afirman que, a pesar de estar lejos de las zonas de intensa violencia, los ecos de su experiencia traumática no los abandonan. Muchas de ellas aún reaccionan con fuerza a sonidos a los que antes no prestaban atención.
«Cuando oigo prohibiciones, a menudo salto de la cama y empiezo a pensar frenéticamente adónde correr para protegernos. Entonces exhalo. Se me acelera el pulso… Acabo de pasar un mes en esas condiciones, y la gente vive así durante meses», comentó Anatoly, de la región de Kharkiv.
Para algunas personas, los bombardeos son una fuente de miedo y estrés constante, que les impiden dormir o hacer su vida cotidiana. Otros han desarrollado mecanismos para afrontarlos y los consideran parte de la vida normal.
«Nos acostumbramos a los bombardeos, sabíamos que teníamos que ir al sótano cuando empezaban. Los bombardeos en Novaya Tavolzhanka son continuos desde septiembre de 2022. Al principio, teníamos tanto miedo que no salíamos a la calle. Para salir a la tienda, sólo corríamos porque temíamos que un proyectil impactara en la calle. Y luego nos acostumbramos a estos «golpes»: si no impacta cerca empiezas a percibirlo como algo normal«, sostuvieron las hermanas Anastasia y Alina.
Además de vivir bajo la amenaza de bombardeos, muchos desplazados tienen dificultades para costearse un lugar donde vivir. Tras una estancia inicial en centros de alojamiento temporal proporcionados por el gobierno, la mayoría alquila viviendas privadas.
Sin embargo, el precio de la vivienda ha aumentado drásticamente debido a la gran demanda, y la llegada de nuevos desplazados de la zona fronteriza ha disparado aún más los alquileres.
Una gran parte de la población tienen dificultades para pagar el alquiler y la comida. Muchas personas presentan problemas de salud que les impide encontrar un trabajo manual para ganar algo de dinero, que es como sobreviven la mayoría de los desplazados por el conflicto armado en la región.
¿Qué ayuda humanitaria recibe Ucrania y Rusia?
Debido a sus circunstancias, las necesidades de atención médica y apoyo a la salud mental de los desplazados en Belgorod son considerables, pero a menudo no pueden acceder a estos servicios sanitarios esenciales. Muchos desplazados esperan volver a sus hogares en un futuro próximo, lo que puede complicar su situación legal y afectar a su acceso a servicios y atención en Belgorod.
Asimismo, proporcionamos artículos de necesidad urgente como alimentos, ropa interior, productos de cuidado personal y artículos básicos para el hogar, que son distribuidos por voluntarios de la organización local. Juntos, desde octubre de 2022, nuestra organización y Path to the Future han proporcionado asistencia médica a más de 2.800 desplazados y ayuda humanitaria a más de 9.600 personas.
Al mismo tiempo, las personas desplazadas de toda la región de Belgorod también se están organizando para ayudarse mutuamente, uniéndose a las organizaciones de voluntarios existentes o creando sus propios centros de ayuda.
«Primero ayudábamos a los refugiados de Ucrania y luego nos encontramos en la misma situación», dice Svetlana, de 50 años, voluntaria de una organización local de voluntarios de Belgorod que ayuda a las personas desplazadas por los combates, centrándose en las que residen en la región de Belgorod o transitan por ella.
Oksana, de la región de Kharkiv, fundadora de uno de los grupos de ayuda, había pasado cuatro meses con su familia en el sótano debido a las hostilidades y no tuvo más remedio que trasladarse a la región al estar embarazada de nueve meses.
«El parto fue complicado. Psicológicamente fue muy duro: te estresas mucho porque vas a lo desconocido y estás embarazada. Das a luz y no tienes nada para el bebé, porque todo se quedó en casa. Pero hay gente amable y justa por todas partes. Hay voluntarios aquí y allá. Ahora entiendo que no puedes pasar por ello sola. Sucedió que yo misma me hice voluntaria y empecé a ayudar a los demás», relata.
Tras huir de su casa, Oksana se instaló con su familia y su bebé recién nacido en Shebekino, donde empezó a ayudar a otros desplazados que se encontraban en la misma situación. Oksana estableció contactos con donantes y organizó un almacén, donde los desplazados podían conseguir artículos de socorro que necesitaban con urgencia, como mantas, almohadas y vajilla.
Sin embargo, debido a la intensificación de los bombardeos en Shebekino en mayo-junio de 2023, Oksana tuvo que volver a trasladarse con su familia. A día de hoy, reside cerca de Belgorod y sigue ayudando a otros desplazados.
«Todos somos seres humanos. La situación es obviamente dura para todos: es dura para ellos y es dura para nosotros. Sólo intentamos sobrevivir agarrándonos los unos a los otros. Sin la ayuda de los demás sería imposible superarlo».