En los últimos años, América Latina y el Caribe han registrado cifras históricas de migración. En nuestros proyectos en que atendemos a esta población (Brasil, Perú, Panamá, Honduras, Guatemala y México), el personal sanitario ha sido testigo de las consecuencias humanitarias de la migración irregular que en su mayoría se presenta en rutas inseguras hacia Estados Unidos: enfermedades desatendidas, violencia física, asaltos, violencia sexual y afectaciones en salud mental, por solo mencionar algunos ejemplos.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en 2022 creció en un 21% el número de personas desplazadas por la fuerza debido a persecuciones, conflictos, violaciones a los derechos humanos y acontecimientos que alteraron gravemente el orden público, lo que representó un estimado de 108,4 millones de personas para finales de año.
Ese incremento también se ha traducido en un mayor número de pacientes que llegan a nuestros proyectos, no solamente desplazados por la violencia en sus países de origen, sino por otras circunstancias, como la ausencia de oportunidades de trabajo o la búsqueda de reunificación familiar. En México, por ejemplo, durante 2022, realizamos 67.700 consultas médicas y 8.800 sesiones de salud mental para población migrante.
La campaña de Médicos Sin Fronteras en el Movistar Arena de Bogotá
Teniendo en cuenta esta realidad, realizamos una campaña visual de sensibilización en el Movistar Arena de Bogotá, la cual buscó llamar la atención sobre la experiencia migratoria. En las pantallas de este icónico escenario de Bogotá apareció la frase #MigrarNOEsUnDelito y a su vez se proyectó un video sobre migración, buscando generar puntos de conexión entre el público y las vidas de aquellas personas que migran en la región.
«Nuestra experiencia nos ha permitido ver de cerca los impactos humanitarios de rutas inseguras como la del Darién, además de los que están presentes en otros puntos álgidos de la ruta, como Reynosa o Piedras Negras, en México, por mencionar dos ejemplos. Hemos sido testigos del sufrimiento de miles de migrantes y por eso queremos sensibilizar brindando testimonio mediante campañas de comunicación como la que realizaremos en el Movistar Arena”, afirma Nancy Guerrero, nuestra responsable de la oficina institucional en Colombia.
La crisis migratoria en el Darién se agudiza
En el Darién, donde brindamos atención médico-humanitaria, las cifras de migrantes que pasan la frontera ha crecido vertiginosamente. Entre enero y junio de este año, de acuerdo con cifras del gobierno panameño, cruzaron 196.371 personas migrantes “susceptibles a la condición de refugio y con necesidades de protección internacional”, según la Defensoría del Pueblo de Colombia. Esta cifra representa un aumento del 297% en comparación con las de 2022.
Los trayectos en las rutas migratorias inseguras no solo son largos, sino que también están rodeados de circunstancias que ponen en riesgo la vida y los derechos de las y los migrantes. Dentro de nuestros proyectos llevados a cabo para hacer frente a las situaciones de emergencia y mitigar el sufrimiento humano, está la prestación de atención médica primaria y de salud mental en la selva del Darién. Además, contamos con proyectos para la atención de migrantes en México, Brasil, Perú, Guatemala y Honduras, así como en los principales países desde donde se originan las migraciones, como Venezuela y Haití.
Marisol Quiceno resalta la necesidad de asegurar rutas seguras para la población migrante:
“Dada la experiencia de MSF en temas de migración, sabemos que la contención física de los migrantes y la represión de flujos migratorios no son instrumentos que reduzcan el número de personas que cruzan las fronteras, pero sí contribuyen a la criminalización de la población en tránsito y a hacer su viaje más peligroso. Queremos hacer un llamado a evaluar la situación humanitaria en las fronteras y no estigmatizar la migración”.