Desde julio de 2022, nuestros equipos trabajan junto a autoridades locales para brindar atención médica primaria a comunidades aisladas del estado Delta Amacuro, Venezuela.
El acceso a la región es un desafío en sí mismo: el área tiene más de 40.000 kilómetros cuadrados y las comunidades indígenas viven esparcidas a lo largo de las laderas del Orinoco. El camino es sólo fluvial y toma horas trasladarse de un lugar a otro.
Para llegar a los lugares donde se brinda atención médica, nuestros equipos deben navegar con lanchas de motor al menos seis horas; mientras que para llegar a los centros de salud, los pacientes deben remar en sus canoas, durante horas o días enteros.
Preservar la salud de las comunidades es una necesidad
Las comunidades indígenas de esta región padecen enfermedades prevenibles que son dadas por las precarias condiciones en las que viven y por las múltiples barreras a las que se enfrentan:
- Patologías transmitidas por el agua como parasitosis y diarreas
- Enfermedades dadas por vectores como malaria
- Infecciones respiratorias
- Afecciones de la piel
Asimismo, la falta de seguimiento prenatal y postnatal representa otra vulnerabilidad relevante para las mujeres embarazadas y sus bebés.
La falta de acceso a servicios sanitarios adecuados, unida a la barrera lingüística y las diferencias culturales con las que se encuentran los equipos médicos, agravan aún más la situación.
“Las dificultades para cubrir con personal médico estos lugares remotos y la falta de suministros y medicamentos también contribuyen a los desafíos para obtener una atención médica adecuada y de calidad”, asegura Carlos Domínguez, coordinador de nuestros equipos médicos en Delta Amacuro.
Respondemos a la demanda de asistencia médica en el noreste de Venezuela
Ahora mismo hemos establecido en conjunto con las autoridades dos puntos de atención médica en centros ambulatorios del municipio Antonio Díaz, al este del estado venezolano: uno en la comunidad de San Francisco de Guayo y otro en la comunidad de Nabasanuka.
Es así como un equipo multidisciplinario conformado por médicos, enfermeros, farmacéuticos, especialistas en agua y saneamiento, logistas y promotores de salud se traslada cada mes hasta la zona, para permanecer allí durante tres semanas brindando atención médica primaria a alrededor de 70 pacientes al día.
La promoción de la salud como motor de concientización
Otro aspecto importante de nuestro trabajo en Delta Amacuro es la promoción de la salud.
“A través de la información y la sensibilización, es posible aumentar la conciencia sobre prácticas saludables, higiene adecuada y prevención de enfermedades, sin dejar a un lado las tradiciones propias de la comunidad”, añade Domínguez.
Esto no solo tiene un impacto directo en la salud de las personas, sino que también fomenta el empoderamiento comunitario y un enfoque proactivo hacia la salud.
El desafío de dar a luz en un escenario sanitario complejo
Adelia tiene 38 semanas de embarazo, pero no se ha realizado ningún chequeo. Hace poco cumplió 18 años y pertenece a la población indígena warao.
Cuando comenzó a sentir contracciones, no pensaba buscar asistencia médica. Iba a acudir al wisirato, una figura espiritual y muchas veces medicinal, bien establecida en su cultura. Sin embargo, los dolores eran tan fuertes que sintió miedo.
Un día antes, había notado pasar dos embarcaciones identificadas con banderas de nuestra organización y ya sabía que cuando nos ve navegar por el Orinoco, uno de los ríos más caudalosos del mundo, es porque nos estamos trasladando a la comunidad de Nabasanuka para prestar asistencia médica.
Por ello, convenció a su madre para que le acompañase al ambulatorio de la zona y juntas emprendieron un viaje de dos horas remando a bordo de un largo y ligero bote de madera, llamado curiara.
El calor y la humedad en la sala de parto agobiaban a Adelia, quien con indicaciones del equipo médico pujaba fuerte y con determinación. Por su edad y por la falta de control médico, su embarazo era de alto riesgo.
Sin embargo, a pesar de las dificultades y de las limitaciones del centro de salud que ofrece la asistencia médica básica, a las 9:30 de la mañana, Adelia escuchó por primera vez el llanto de su hijo José Antonio, un bebé sano y fuerte que midió 52 centímetros.
“Yakera wito”, le dice a una de nuestras promotoras de salud con una gran sonrisa. Esta es una manera enérgica de saludar en la lengua warao, pero también una manera de expresar agradecimiento. Tras una cálida conversación sobre los beneficios de la lactancia materna, Adelia ya está lista para emprender su camino río arriba y volver a casa con su bebé.
“Cuando un médico está al lado de un pueblo, el pueblo se siente tranquilo y contento”, expresa un líder warao de la comunidad.
Recibir atención medica es un derecho
El trabajo de atención primaria que se lleva a cabo en estas comunidades indígenas aisladas es un testimonio de la importancia de proporcionar servicios médicos básicos a todos, independientemente de su ubicación geográfica o sus circunstancias.
La atención médica es un derecho fundamental de cada individuo, que debe cumplirse incluso en las regiones más remotas y desfavorecidas.