En febrero y marzo, los enfrentamientos en el sur de Siria se intensificaron cuando las fuerzas de la oposición luchaban por el control de la ciudad de Daraa.
El aumento de los bombardeos en el este de la localidad hizo que los hospitales y centros médicos de la zona tuvieran que cerrar para evitar así ser objetivo de los ataques. Además, los enfrentamientos también causaron el desplazamiento interno de alrededor de 30.000 personas.
Muchas han huido a áreas rurales circundantes o han tenido que regresar a las aldeas destruidas que habían abandonado.
Ante esta crisis, hemos respondido con una distribución de emergencia de 893 kits de artículos de primera necesidad a las familias que residen en dos zonas rurales. Allí, algunos habitantes han visto cómo las estructuras civiles han sido objetivos de los ataques aéreos.
Las personas desplazadas que viven en el sur de Siria se enfrentan a una gran inseguridad y a un acceso limitado a la atención médica. Además, sus condiciones de vida, al volverse más precarias, deteriorarán más su salud. Muestra de ello son el número creciente de lesiones a causa de los enfrentamientos.
En los últimos dos meses, hemos visto a 65 sirios heridos de guerra llegar a la sala de urgencias del hospital de Ar Ramtha, en el norte de Jordania. De ellos, 37 fueron admitidos en el proyecto de cirugía de trauma que gestionamos en el país.
Estamos limitados
Debido a los cambiantes frentes de combate, a la inseguridad en las áreas controladas por las fuerzas de la oposición y a la falta de autorización para trabajar en áreas controladas por el gobierno, tenemos una presencia y actividades médicas significativamente limitadas.
Sin embargo, seguimos gestionando directamente cuatro instalaciones médicas en el norte de Siria, algunas en el sur, y proporcionamos apoyo a más de 150 centros de salud en todo el país.
No obstante, la capacidad de estas instalaciones se está reduciendo porque la mayoría no tiene capacidad para responder a las necesidades de cirugía especializada que requieren los sirios heridos de guerra.
Faltan suministros y medicamentos
Con el incremento de los ataques aéreos y bombardeos en el este de Dara’a, muchas carreteras están bloqueadas o cerradas parcialmente, lo que dificulta aún más a la hora de proporcionar ayuda humanitaria. En términos de atención médica, la mayoría de los hospitales no reciben están recibiendo suficientes suministros y medicamentos.
Una de nuestras mayores preocupaciones en este momento es la protección de las poblaciones vulnerables y cubrir sus necesidades básicas de refugio. Hay algunos campos formales en el área de Dara’a pero, a pesar de los esfuerzos concentrados, las necesidades de refugio adecuado para la población desplazada aún no han sido cubiertas.
Miles de personas viven en refugios improvisados en las calles o en los campos de cultivo, bajo condiciones que suponen riesgos significativos en términos de seguridad y salud.
También hay brechas muy grandes en todos los aspectos de la atención médica, ya sea atención secundaria o terciaria, vacunaciones de rutina, atención en salud mental, enfermedades crónicas y salud reproductiva. A pesar de que MSF y otras organizaciones hemos buscado anticiparnos a periodos de aumento de violencia, los hospitales e instalaciones médicas en el sur siguen con escasez de personal y financiación.
La escasez de material médico especializado y el limitado número de especialistas médicos presentes en Siria han dado lugar a un frágil sistema sanitario, casi diezmado tras seis años de guerra. Según los datos más recientes, 15.000 doctores huyeron del país -casi la mitad de los que se encontraban en Siria antes del conflicto- privando a cientos de miles de civiles del acceso a la atención médica más básica.