La desnutrición y los casos sospechosos de cólera están aumentando entre las personas que se refugian en el bosque cerca de Pieri, en la región sursudanesa del Gran Alto Nilo, y ponen en riesgo la salud de miles de personas.
Desde mediados de febrero, más de 27.000 personas han huido de sus casas en Yuai y Waat tras los combates entre el Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA) y los grupos de la oposición. Las personas desplazadas que huyeron a Pieri han relatado a nuestros equipos que dispararon, asesinaron y violaron a los civiles. También incendiaron sus viviendas.
Ahora, los desplazados se enfrentan a una apremiante falta de comida, agua y refugio, y muchas de ellos viven bajo los árboles y comen hojas para sobrevivir.
Ante esta situación, nuestros compañeros en la zona están proporcionando atención médica básica y tratamiento para el cólera y la desnutrición. Sin embargo, y a menos que las condiciones de vida mejoren y los desplazados reciban una asistencia humanitaria mayor y más frecuente, advertimos que la situación se deteriorará aún más.
«Salí corriendo, no había tiempo para recoger nada», recuerda William, de 41 años y padre de cinco hijos. Huyó de Yuai junto a su familia el pasado 15 de febrero. «Dispararon sus armas en el pueblo. Mataron y violaron a las mujeres, mataron a las niñas, a todos. Quemaron algunos de los ‘tukuls’ (chozas), se llevaron el ganado e incluso destruyeron los pozos”, cuenta.
Solo hojas para comer
La familia de William huyó de Yuai pero, temerosos de que Pieri también pueda ser objeto de ataques, viven bajo un árbol en una aldea a dos horas a pie de Pieri. Sobreviven a base de hojas y de la poca comida distribuida por las organizaciones humanitarias. Hace dos semanas, su hijo de 5 años murió y lo más probable es que el cólera fuera la causa de su muerte.
En concreto, los primeros casos sospechosos de cólera se notificaron el 9 de mayo tras un aumento de pacientes con diarrea acuosa. Así, hemos emplazado una unidad de tratamiento en Pieri, donde hemos tratado a más de 30 pacientes y establecido siete puntos de rehidratación y varios de agua clorada.
Además, nuestros trabajadores sursudaneses del hospital de Yuai (tuvo que abandonar la localidad junto a la población), gestionan tres clínicas de atención primaria en las cercanías de Pieri.
Cada vez más desnutrición
Precisamente, a mediados de mayo, este equipo informó de un incremento de los niveles de desnutrición entre los niños menores de 5 años. Así, el 32% sufría desnutrición aguda general y el 12 padecía desnutrición aguda severa, que puede llegar a ser mortal. Hemos distribuido raciones alimenticias para los niños con desnutrición, pero hay una necesidad urgente de más alimentos, tanto para la comunidad local como para las personas desplazadas en torno a Pieri.
«Tuvimos algo de comida hace tres semanas», explica Elisabeth, de 45 años, originaria de Yuai. «Pero no es suficiente. También la estamos compartiendo con personas que no están registradas para la distribución de alimentos. Cuando no hay comida, recurrimos a las hojas de los árboles».
La inseguridad en la zona supone un obstáculo para que las organizaciones de ayuda puedan llegar a la población, pero la actual falta de asistencia hace aún más urgente la necesidad de asistencia.
«Esto ocurre en un área donde la asistencia disponible es muy escasa, que cuenta con una red muy pobre de centros de atención médica básica y donde la situación humanitaria ya era grave anteriormente», comenta nuestro coordinador general adjunto en Sudán del Sur, Michael Keiser.
«Teniendo en cuenta las condiciones de vida y el limitado acceso al agua de estas personas, nos preocupa profundamente que la situación empeore. Con la llegada de la temporada de lluvias, la prestación de asistencia humanitaria se complicará mientras que las necesidades de la población se agravarán», añade.