Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) alertamos que los extremos niveles de conflicto y violencia en la ciudad sitiada de Mosul –incluyendo ataques aéreos, ataques suicidas, bombardeos y disparos-, están teniendo efectos devastadores en los residentes de la zona. En menos de dos semanas desde que inauguramos oficialmente nuestro hospital en el oeste de Mosul, uno de los únicos dos que áun funcionan en esta parte de la ciudad, hemos atendido a más de 100 pacientes por lesiones de guerra, entre ellos más de 25 niños y 20 mujeres. Sin embargo, tememos que sólo una pequeña parte de los residentes pueden acceder a tiempo a la asistencia médica y que muchos estén muriendo en el campo de batalla.
«Todos los días, nuestros equipos brindan asistencia a pacientes de la Ciudad Vieja, muchos de los cuales son mujeres y niños», explica Stephanie Remion, coordinadora de emergencias de MSF en el oeste de Mosul. «Las historias de sufrimiento que nos cuentan nuestros pacientes son imposibles de poner en palabras. Tratamos a personas que presentan desde lesiones de guerra a causa de armas de fuego y explosiones hasta quemaduras y huesos rotos por el derrumbe de estructuras. A pesar de los enormes esfuerzos realizados por el personal que se encuentra en las unidades de estabilización de trauma en las líneas de frente y por los conductores de ambulancias, el número de pacientes que estamos recibiendo es comparativamente bajo en relación a los miles de residentes que se piensa están atrapados en la zona de conflicto. Nuestro mayor temor es que muchos de los casos más urgentes están muriendo en el campo de batalla, imposibilitados de acceder a la asistencia médica vital».
El hospital está ubicado aproximadamente a tres o cuatro kilómetros de la línea de frente. Cuando abrió oficialmente el 23 de junio, nuestros equipos intervinieron en un incidente que causó víctimas masivas. De los 18 pacientes que trataron, uno fue recibido en condiciones muy graves y otros siete que hubieran corrido riesgo de morir si no recibían tratamiento médico. El 1 de julio, los equipos asistieron a más de 20 heridos de guerra, la mayoría de los cuales eran mujeres y niños. Diariamente, continuamos recibiendo pacientes con diferentes lesiones de guerra. De los más de 100 pacientes que hemos tratado a causa de estas heridas en el oeste de Mosul, 13 de ellos fueron recibidos con lesiones que ponían en peligro su vida y más de 50 estaban en riesgo de morir sin tratamiento médico.
Según los testimonios de nuestros pacientes, la supervivencia se ha convertido en una lucha cotidiana para los miles de habitantes aún atrapados en Mosul.
«Mi nieta murió por inanición y también tuve que enterrar a mi nieto. Ella murió de hambre y él recibió el impacto de un mortero. Los sepulté juntos en el jardín», le dijo una mujer mayor a nuestros equipos después de llegar al hospital. «Hemos pasado tres días sin agua. El agua que bebíamos en la Ciudad Vieja no era buena, teníamos diarrea cada vez que la bebíamos … los sonidos de las explosiones eran aterradores y nos moríamos de hambre «.
«La gente moría a causa de los bombardeos y ataques aéreos todos los días. No sabemos de dónde provenían. Perdí casi la mitad de mi peso. Antes pesaba 90 kg y ahora peso 50 kg «, contó a MSF una mujer de 74 años que recientemente escapó de la Ciudad Vieja. «Tratamos de convencer a los niños de comer pasta de tomate. Hervíamos harina en agua … el arroz que teníamos estaba tan sucio que incluso los animales no podían comerlo».
Desde que abrió el hospital en el oeste de Mosul, MSF ha prestado asistencia médica a más de 200 pacientes por lesiones traumáticas y otros problemas médicos. El hospital provee cirugía para heridas de guerra y cesáreas de emergencia, atención postoperatoria a corto plazo, maternidad, cuenta con una sala de emergencias y una sala de admisión de triaje para la afluencia masiva de víctimas. En total, MSF está proporcionando asistencia médica a las personas afectadas por la crisis en Mosul en ocho locaciones (en Mosul y sus alrededores).
MSF ofrece asistencia médica neutral e imparcial independientemente de la raza, religión, género o afiliación política. Para asegurar su independencia, MSF no acepta financiamiento de ningún gobierno o agencia internacional para sus programas en Irak, costeándolos únicamente a través de las donaciones privadas del público general alrededor del mundo.