Por Joanna Keenan, Campaña de Acceso a Medicamentos de Médicos Sin Fronteras (MSF)
Zambia: la mayor campaña de vacunación oral contra el cólera en la historia
Hay una larga fila en la puerta de un centro comunitario en Lusaka, Zambia. Gente de todas las edades espera su turno bajo el sol. Adentro, la joven Mathilda espera con Edna, su hija de tres años, sentada en su falda.
Es abril y Lusaka, la capital de Zambia, está sufriendo una epidemia de cólera. La superpoblación y la deficiente recolección de basura en los asentamientos donde viven 1,2 millones de personas, sumadas a la llegada tardía de la temporada de lluvias, crearon las condiciones ideales para el brote. En respuesta, MSF colaboró con el Ministerio de Salud de Zambia para lanzar la mayor campaña de vacunación oral contra el cólera en la historia. Cerca de medio millón de personas, como Mathilda y Edna, recibieron la dosis para ayudar a contener el brote.
No dieron abasto las vacunas para enfrentar el brote de fiebre amarilla en Angola – República Democrática del Congo
Alrededor del mundo, Médicos Sin Fronteras (MSF) desarrolla campañas de vacunación de emergencia para responder a brotes de enfermedades y proveer de inmunización a los niños vulnerables.
Entre mayo y septiembre de 2016, MSF vacunó a más de medio millón de personas en República Democrática del Congo como parte de la respuesta del Ministerio de Salud al brote de fiebre amarilla en la vecina Angola. Los desafíos logísticos fueron enormes, involucrando a cien equipos compuestos por 160 trabajadores de 20 países, con una flota de 65 vehículos que cada día debían transportar 4.000 bolsas de hielo y cajas refrigerantes.
Sin embargo, el brote -que tuvo cerca de mil casos confirmados y otros 7.300 sospechosos entre los dos países- expuso la fragilidad de la cadena de abastecimiento. Había solo seis millones de dosis de la vacuna contra la fiebre amarilla en todo el mundo, y los fabricantes solamente pueden producir tres millones de dosis por mes, pero era necesario vacunar rápidamente a diez millones de personas sólo en la República Democrática del Congo. La Organización Mundial de Salud (OMS) tuvo que buscar una solución alternativa. Se tomó la decisión de administrar una fracción de la dosis normal, que brindaba suficiente protección hasta el final del brote.
En la República Centroafricana, MSF participó de una campaña de vacunación a una escala sin precedentes, alcanzando a más de un cuarto de millón de niños durante todo el año. Menos de uno de cada diez niños recibe todas las vacunas en República Centroafricana. Con una actividad vertiginosa, los equipos de MSF trabajando en conjunto con el Ministerio de Salud, vacunaron a 14.000 niños en sólo cinco días. Docenas de autos y motos fueron usadas por cerca de 370 trabajadores en 16 equipos móviles para llegar a los lugares de vacunación a lo largo y ancho de República Centroafricana.
Los niños menores de cinco años fueron vacunados contra poliomelitis, tétanos, difteria, tos convulsa, hepatitis B, sarampión y cepas de neumonía y meningitis.
Vacunar a los niños refugiados en Europa fue extremadamente costoso
Durante 2016, MSF también llevamos adelante nuestra primera campaña de vacunación de emergencia en Europa. Comenzando en mayo, los equipos vacunaron a más de 3.000 niños refugiados contra enfermedades infantiles comunes en Idomeni, Grecia, cerca de la frontera con la ex Rep. Yugoslava de Macedonia. Durante el verano europeo, se realizaron campañas de vacunación en Ática, Grecia central, las islas de Samos y Lesbos, y en Elliniko, cerca de Atenas: un total de 7.000 niños fueron vacunados. Los niños de entre seis semanas y 15 años fueron inmunizados contra una variedad de enfermedades, incluyendo la neumonía -una de las enfermedades más letales en menores de cinco años, que causa un millón de muertes cada año.
Sin embargo, el costo de esta intervención en Grecia fue muy alto. La vacuna antineumocócica conjugada (PCV, por sus siglas en inglés) usada en la campaña fue comprada al elevado precio de 64 dólares por dosis. Esto es aproximadamente 20 veces más caro que el precio global más bajo, de poco más de 3 dólares por dosis -o cerca de 10 dólares por niño por las tres dosis necesarias para la inmunización completa. Mientras tanto, las campañas de vacunación de PCV en República Centroafricana dependieron de donaciones de vacunas, una práctica insostenible.
Conseguimos que bajen el precio de la vacuna de la neumonía, pero todavía queda mucho por lograr
La necesidad de vacunas a un precio asequible para las operaciones de MSF llevó al lanzamiento por parte de la organización de su campaña “A Fair Shot” en 2016. A través de la campaña, MSF urgió a Pfizer y GlaxoSmithKline (GSK), las dos corporaciones farmacéuticas que producen la vacuna, a bajar el precio de la PCV a 5 dólares por niño por las tres dosis, para todos los países en vías de desarrollo, incluyendo a países de ingresos medios como Jordania -que no son elegibles para el menor precio global- y para organizaciones humanitarias como MSF. La petición global fue firmada por medio millón de personas en 170 países y entregada a ambas empresas.
Un avance se produjo en septiembre, cuando GSK anunció que ofrecería a organizaciones humanitarias como MSF acceso a la vacuna de PCV al menor precio global para su uso en emergencias humanitarias. Pfizer, bajo constante presión, finalmente también accedió y en noviembre anunció que seguiría los mismos pasos. Sin embargo, ambas compañías continúan sin extender la oferta a los países de ingresos medios. Actualmente, más de un tercio de los países del mundo no han sido capaces de introducir la PCV debido a su alto precio, y los niños en esos países continúan sin protección contra la neumonía. Durante 2016, MSF vacunó a más de 2,2 millones de personas en respuesta a brotes y cerca de medio millón más en inmunizaciones de rutina.
Desde Médicos Sin Fronteras (MSF) continuaremos realizando campañas y persiguiendo estrategias que nos permitan vacunar a más personas en los complejos contextos donde trabajamos, como la mejor manera de prevenir diferentes enfermedades.