El número de admisiones semanales a nuestros centros de tratamiento de cólera en Yemen, que durante la tercera semana de junio fue de 11.139 (durante el pico de la epidemia), disminuyó a 567 en la segunda semana de octubre.
Solo el 9% de los pacientes que admitimos la semana pasada necesitaron hospitalización y un número limitado de pacientes presentan los síntomas correspondientes con los de un caso de cólera (diarrea aguda con o sin vómitos).
Consideramos que los casos restantes se deben a otros patógenos. Por esta razón, algunos de nuestros centros de tratamiento han cerrado o están en proceso de hacerlo.
“En algunos lugares como Khamir, donde los cultivos se realizaron en laboratorios, no se reportaron casos positivos desde principios de septiembre”, explica el coordinador de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el país, Ghasan Abu Chaar.
“La epidemia de cólera no ha terminado, pero ya no es nuestra prioridad médica en Yemen. Sin embargo, esto no debe eclipsar la precaria situación de millones de yemenís que no tienen acceso a una atención médica primaria”, matiza.
Desde el inicio de la epidemia, hemos admitido a más de 103.000 pacientes en 37 centros de tratamiento de cólera y puntos de rehidratación oral. Durante el pico de la epidemia, MSF empleó y distribuyó una compensación monetaria a 685 trabajadores sanitarios para atender a los pacientes con cólera.
Vigilar y responder
“Ahora es esencial implementar un sistema adecuado de vigilancia en la tendencia de los casos de cólera e incrementar la capacidad para confirmarlos. Sin esfuerzos apropiados y oportunos por parte de los actores humanitarios, la epidemia podría resurgir”, advierte.
Treinta meses de guerra, los elevados precios de los bienes de consumo, y el desempleo han tenido consecuencias dramáticas para la población de Yemen. Muchos pacientes solo acuden a las instalaciones médicas cuando su condición médica es crítica porque no pueden costearse el transporte.
Muchas mujeres dan a luz en sus hogares, especialmente en las áreas remotas, y solo buscan apoyo en caso de presentar complicaciones. Además, hay muchos niños con desnutrición severa.
El hecho de que los trabajadores de salud públicos no hayan recibido un salario durante los últimos 13 meses ha afectado profundamente el sistema sanitario y obligado a varios médicos, enfermeras y trabajadores sanitarios a buscar fuentes alternativas de ingresos.
Las enfermedades prevenibles y las muertes están aumentando en Yemen, y esta situación puede atribuirse en parte a la crisis salarial.
La intervención de MSF en Yemen es una de las más grandes de la organización en todo el mundo. MSF emplea a casi 1.600 yemenís y brinda apoyo financiero a 1.160 integrantes del personal del Ministerio de Salud y a trabajadores ocasionales diarios.