Desde diciembre pasado, los enfrentamientos y ataques aéreos se han intensificado en el norte de Siria. Una situación que ha provocado uno de los desplazamientos de población más grandes que se han visto desde que comenzó el conflicto.
La violencia, concentrada en el sur de las gobernaciones de Idlib, Alepo y en el norte de la gobernación de Hama, está empeorando aún más las condiciones de vida para las personas que ya se encuentran gravemente traumatizadas tras siete años de guerra. Hasán Boucenine, nuestro director de operaciones en el norte del país, nos describe la situación.
Hasán, ¿qué puedes decirnos sobre los eventos recientes en la gobernación de Idlib?
Las autoridades sirias y sus aliados han lanzado una ofensiva en el sur y en el este de la provincia de Idlib. Uno de sus objetivos era tomar la base militar Abu al Duhur. Según la ONU, los enfrentamientos y ataques aéreos han desplazado forzosamente a miles de personas.
Trabajamos en algunos de los lugares más afectados por los ataque aéreos. El personal médico con el que mantenemos comunicación en otras áreas nos ha hablado de lugares que han soportado semanas de bombardeos implacables y extremos. Dicen que algunos de estos sitios han sido totalmente destruidos y reducidos a escombros. Una vez más, las instalaciones médicas están pagando un precio extremadamente alto; como el hospital que apoyamos en Saraqib, que fue golpeado durante un ataque aéreo el 29 de enero.
Idlib ya estaba severamente sobrepoblado, porque muchas personas ya eran desplazadas. No queda casi ningún lugar en el que puedan quedarse y es invierno, así que las lluvias no paran. Las condiciones de vida son extremadamente difíciles y, a pesar de los considerables esfuerzos de varias organizaciones humanitarias, los desplazados están luchando para obtener artículos básicos como combustible y mantas. Para las personas que se encuentran en las ciudades, la situación es complicada pero no totalmente desesperada: cuentan con centros médicos y tiendas de campaña (en áreas no propensas a sufrir inundaciones). Sin embargo, para aquellos que están en áreas más remotas y lejos de los centros médicos, la situación es precaria.
¿Cómo ha evolucionado la situación?
Aunque durante los últimos días los enfrentamientos en el sur de Idlib han sido un poco menos intensos, los ataques aéreos no han parado. En función de los enfrentamientos, podríamos ver llegar a incluso más personas desplazadas.
La situación en el distrito de Afrin nos hace pensar que podría haber más desplazamientos de población. Nos estamos preparando para asistir a los hospitales cercanos, en caso de que se presente una afluencia masiva de víctimas. También estamos habilitando una sala de urgencias y una unidad de hospitalización para aliviar la presión en los hospitales quirúrgicos locales. Para las organizaciones médicas en Idlib, resulta muy difícil imaginarse el tener que lidiar con otra afluencia de personas desplazadas. Sería un grave problema en términos de capacidad médica.
Hay que entender con qué estas personas están lidiando. Las ciudades y los campos están gravemente superpoblados. El precio de las rentas, los alimentos y el combustible van en aumento. Y por si esto no fuera suficiente, la mayoría de los caminos están cerrados.
¿Qué está haciendo MSF en el área?
Enviamos inmediatamente a nuestros equipos a las áreas remotas y a las más alejadas de las instalaciones médicas para ver cómo se encuentra la población desplazada. En estos casos, la situación es muy precaria. Viven en campos improvisados, a kilómetros de cualquier cosa. Estamos gestionando una clínica móvil, donando medicamentos a clínicas con un gran aumento en el número de pacientes. Además, en invierno distribuimos kits de higiene y de supervivencia.
Estamos preparando otra distribución masiva de mantas para las familias, muchas de las cuales no han recibido ninguna ayuda. Esto es vital debido al frío, a la dificultad para llegar hasta aquí, y al alto precio del combustible. Estas personas han sido desplazadas al menos dos veces durante los últimos años. Algunos nos han dicho que se han desplazado hasta en cuatro ocasiones. Poco a poco, estas familias han perdido todo y a algunos solo les quedan sus lágrimas.
Actualmente nos estamos enfocando en la atención primaria, en organizar la distribución de mantas para alrededor de 1.000 familias aisladas, derivando a los enfermos cuando es necesario y organizando campañas de vacunación. A menudo, muchas familias llegan de lugares que ya han sufrido fuertes enfrentamientos y donde el acceso a las vacunas es irregular.