Durante cuatro años, más de 2.700 sirios heridos de guerra recibieron tratamiento médico gracias a este proyecto. Cuatro años de actividades de emergencia enfocadas en salvar vidas. Ese fue nuestro proyecto quirúrgico en Ramtha, al norte de Jordania, uno de los más grandes en ese país. Pero, debido a la drástica disminución en el número de sirios heridos trasladados desde el sur de Siria hacia el hospital de Ramtha, tuvimos que tomar la difícil decisión de concluir este proyecto.
Tras el inicio del conflicto en Siria en 2011, el sector de salud ha tenido dificultades para responder a las crecientes necesidades médicas de la población siria. En el sur del país, la complejidad de las lesiones graves requirió atención médica especializada y las derivaciones médicas a Jordania parecían ser una de las pocas opciones viables para la supervivencia de los heridos en estado crítico.
Por eso, al otro lado de la frontera, a menos de 5 kilómetros de distancia, la sala de urgencias del hospital de Ramtha comenzó a llenarse de casos: los sirios heridos estaban cruzando la frontera para recibir atención vital para salvar sus vidas. Ante este escenario, en septiembre de 2013 realizamos una intervención de urgencia que consistió en abrir el proyecto quirúrgico en Ramtha. El objetivo del proyecto era ayudar a dar una respuesta adecuada ante la afluencia de pacientes que llegaban con lesiones graves causadas por el destructivo conflicto en Siria.
«No solo sobreviví, sino que voy a poder salir caminando de aquí»
«Uno de nuestros primeros pacientes críticos fue admitido en septiembre de 2013 después de haber quedado atrapado en medio de un ataque aéreo en el sur de Siria. Le dijo a nuestro equipo médico ‘déjenme morir, no pueden curarme «. Así lo transmitió Paul Foreman, por entonces Jefe de Misión en Jordania. El paciente necesitaba una cirugía mayor y tres fijadores externos (dispositivos que mantienen a los huesos estabilizados hasta que sanan). Después de nueve meses recibiendo cuidados en el hospital y más de 30 cirugías, fue dado de alta. «No solo sobreviví, sino que voy a poder salir caminando de aquí», dijo el paciente.
Con cada escalada de violencia en el sur de Siria había un aumento similar en el número de heridos que llegaban a Jordania. El trabajo quirúrgico en Ramtha alcanzó su punto máximo en junio de 2015, cuando 125 pacientes sirios que habían sufrido lesiones por explosiones llegaron a la sala de urgencias del hospital. El equipo médico trabajó contrarreloj para estabilizar a las personas y encontrar espacio para aquellos que llegaban con heridas más recientes, en instalaciones con 41 camas.
Nuestro equipo presenció de primera mano la brutalidad del conflicto que se estaba desarrollando al otro lado de la frontera. «Casi el 75 por ciento de los pacientes que llegaron a Ramtha sufrían de lesiones por explosión con politraumatismo complejo», dice Shoaib Muhammed, coordinador médico en Jordania. «Uno de nuestros mayores desafíos fue el limitado número de camas disponibles en la unidad de cuidados intensivos (UCI) en Ramtha. A medida que la dinámica del conflicto cambiaba, comenzamos a ver más lesiones craneales, espinales y neurológicas que necesitaban atención especializada imposible de ofrecerse en el sur de Siria «, dijo.
Las heridas de los pacientes hacían que su viaje -corto pero incierto- para cruzar la frontera de Siria, fuera potencialmente mortal. Para mejorar esta situación, continuamos abogando por un mejor acceso fronterizo para los casos críticos de heridos sirios, y ayudamos a establecer un mecanismo organizado de derivaciones médicas. Además, abogamos por que las autoridades jordanas otorgaran a quienes necesitaran un seguimiento médico adicional la posibilidad de completar su recuperación a largo plazo en nuestra unidad de cuidados post operatorios en el campo de refugiados de Zaatari.
En ese momento alzamos la voz
Sin embargo, nuestras actividades médicas en Ramtha disminuyeron después del cierre de la frontera de Jordania con Siria en junio de 2016. Incluso las personas con lesiones de gravedad ya no podían acceder a esos servicios vitales a través de la frontera en Jordania. Las instalaciones de 41 camas de Ramtha, con sus quirófanos, salas y pasillos, estaban silenciosas y medio vacías, mientras que el sonido de los bombardeos al otro lado de la frontera era ensordecedor. Y en ese momento alzamos la voz, exigiendo la reanudaciòn de las evacuaciones médicas vitales para permitir que los heridos recibieran tratamiento médico especializado.
«Fue extremadamente difícil estar en Ramtha en ese momento», dice Peter Rinker, ex coordinador del proyecto de Médicos Sin Fronteras en Ramtha. «Cuando nosotros [el equipo de Ramtha] escuchábamos el furioso sonido de las explosiones, nos acechaban muchas preguntas; «¿Hay heridos en el otro lado? Si los hay, ¿consiguieron llegar a un hospital de forma rápida y segura ? ¿Pudieron recibir la atención médica que necesitaban? ¿Serían capaces de cruzar la frontera y llegar a nuestras instalaciones si los hospitales en Siria no pudieran tratarlos?» Ninguno de nosotros tenía la respuesta de la mayoría de estas preguntas.”
La violencia estalló una vez más en febrero de 2017, incrementando la cantidad de personas necesitadas de cirugías vitales. Las evacuaciones médicas en la frontera jordana aumentaron, y una vez más, las salas en Ramtha se llenaron de pacientes.
«Zona de desescalada»
Poco después, en julio de 2017, las actividades del proyecto Ramtha se desaceleraron nuevamente con el anuncio de una «zona de desescalada» (un acuerdo para crear zonas con un cese de hostilidades) en el suroeste de Siria, reduciendo así el nivel de violencia en esa región. La cifra de sirios con heridas de gravedad que fueron derivados desde los hospitales de campaña en el sur de Siria a Jordania repentinamente se desplomó: de 48 pacientes en junio, pasaron a ser solo 16 en julio y nuevamente menos de la mitad en agosto.
Sin embargo, continuamos brindando servicios médicos a pacientes que estaban recuperándose en nuestras salas. «Estaba cerca de mi casa, en un edificio antiguo, cuando explotó un proyectil o una bomba y derribó el edificio», dice Karim*, un paciente sirio de 25 años, originario de Dara’a. «El techo se derrumbó sobre mi cabeza y quedé atrapado bajo los escombros. Sufrí una conmoción cerebral y caí inconsciente. Me dijeron que ese día me trasladaron a cuatro o cinco hospitales diferentes hasta que se decidió que mi caso era demasiado crítico y tuve que ser derivado a Jordania «.
«Mis familiares en Siria insistieron en que permaneciera en Jordania hasta que me recuperara por completo. Están preocupados por mi salud porque en este momento no hay oportunidades de capacidad o tratamiento para mí allí «, comentó, dos días antes de su alta anticipada como el último paciente oficial del proyecto en Ramtha. «Me encantaría quedarme en este lugar seguro, lejos de la guerra y la muerte, pero debo regresar a mi país, así lo dicen las reglas. Pero al final, extraño mi hogar, extraño a mi esposa, extraño a mi hija de seis meses. Recientemente me enteré de que comenzó a gatear. Espero estar con ella cuando diga sus primeras palabras «, dice.
En el transcurso de cuatro años, nuestro proyecto quirúrgico en Ramtha ha ayudado a los pacientes a recuperarse de lesiones físicas, pero también de trauma mental y psicológico. Entre los servicios ofrecidos a los pacientes había atención general para pacientes hospitalizados y seguimiento, sesiones de fisioterapia y apoyo psicosocial. Desde su inauguración en septiembre de 2013, el proyecto Ramtha ha visto al menos a 2.700 pacientes con heridas de guerra en la sala de urgencias, ha admitido y tratado a 1.842 pacientes, realizado más de 3.700 cirugías mayores, llevado a cabo más de 8.500 sesiones de fisioterapia y brindado más de 5.900 sesiones de apoyo psicosocial.
Hoy, cerramos el capítulo de uno de nuestros proyectos médicos más grandes en Jordania. Un proyecto que ha tenido un impacto tanto en la vida de sus pacientes sirios, como en la de nuestro equipo. Aunque el proyecto en Ramtha finaliza sus operaciones, continuamos haciendo apoyo remoto a hospitales de campaña en el sur de Siria desde Jordania, y brindamos tratamiento médico a refugiados sirios y jordanos vulnerables a través de programas de cirugía, atención médica primaria, tratamiento de enfermedades no transmisibles, atención materno infantil, y apoyo psicosocial en diferentes gobernaciones a lo largo del país.
*El nombre fue cambiado para proteger la privacidad del paciente.