«Para mí, un médico de la Franja de Gaza, que ha trabajado y vivido aquí toda su vida, creo que conozco nuestros límites en cuanto a lo que podemos soportar. Sobrellevar el impactante número de heridos que llegaron en los últimos meses, ha sido increíblemente difícil.
Nunca olvidaré el lunes 14 de mayo. Las autoridades de salud locales registraron un total de 2.271 heridos en solo un día. Esta cifra incluía a 1.359 personas que resultaron heridas por munición.
Yo estaba con un equipo quirúrgico en el Hospital Al-Aqsa, uno de los principales hospitales en Franja de Gaza. A las 3 de la tarde, comenzamos a ver una gran cantidad de pacientes que llegaban de las manifestaciones. Más de 300 heridos llegaron a nuestras puertas en menos de 4 horas. No había visto tantos pacientes en toda mi vida….
Había pacientes haciendo fila para entrar al quirófano. Los pasillos estaban atiborrados, todos estaban llorando, gritando y sangrando.
Sin importar qué tan duro trabajáramos o cuántas personas estábamos trabajando, no podíamos lidiar con tantos cuerpos heridos. Era demasiado. Una herida de bala tras otra. Nuestro equipo trabajó durante 50 horas apoyando al Ministerio de Salud. Me hizo recordar nuestro trabajo durante la guerra de 2014. Pero en realidad nada puede prepararte para una situación como esta.
¿Y qué estamos viendo al día de hoy? Cada semana llegan nuevos casos de trauma. La mayoría son hombres jóvenes con heridas de bala en las piernas que podrían causarles discapacidades que cambiarían sus vidas. Las estructuras médicas en la Franja de Gaza se están derrumbando por el peso de la demanda de servicios y los constantes recortes. La cantidad de pacientes de MSF sigue creciendo y equivale a alrededor del 40 por ciento del total de heridos de bala en la Franja de Gaza, que ahora suman más de 5.000 personas
Pero cuanto más avanzamos en el tratamiento de estas heridas de bala, más vemos la complejidad de lo que debe hacerse. Es difícil, médica y logísticamente. Una gran parte de los pacientes de MSF necesitan intervenciones quirúrgicas especializadas para reconstruir sus extremidades, que implica múltiples cirugías para algunos pacientes, pero actualmente los procedimientos no son posibles en Franja de Gaza.
Lo que más me aterra es el riesgo de infección. La osteomielitis es una infección profunda del hueso. Si no se trata, puede provocar heridas que no se curan y aumentar el riesgo de amputación. Y a medida que pasa el tiempo, empeora. Estas infecciones deben tratarse lo antes posible. Es aterrador pensar que podrían llevar a una amputación para estos jóvenes.
Pero la infección no es fácil de diagnosticar y actualmente no hay una estructura en Franja de Gaza con la capacidad para analizar las muestras de hueso e identificarla. MSF está trabajando para establecer un laboratorio de microbiología aquí, proporcionando suministros y capacitación con el fin de poder analizar muestras de hueso y detectar osteomielitis. Pero incluso entonces, una vez que somos capaces de identificar la infección, el tratamiento requiere un curso largo y complejo de tratamiento con antibióticos para cada paciente, además de repetidas intervenciones quirúrgicas.
Al trasladarme por toda la Franja de Gaza, veo a hombres jóvenes por todas partes en muletas, con fijadores externos en sus piernas o en sillas de ruedas.
Se está convirtiendo en una vista normal. Y muy a menudo sonríen y viven día a día con su lesión. Pero como médico, sé que sus pronósticos a largo plazo son sombríos.
Hablar con un paciente, un hombre joven, sabiendo que podría perder su pierna como resultado de una bala que le ha destrozado el hueso y su futuro, y escucharlo preguntar ‘¿volveré a caminar libremente?’ …es muy duro. Porque sé que médicamente, debido a la situación en la que estamos trabajando, él tendrá dificultades para volver a caminar. Y tengo que transmitirle el mensaje, decirle que haremos todo lo posible pero los riesgos son altos y es probable que pierda su pierna.
Decirle esto a un joven con su vida por delante es muy difícil. Y no es solo un paciente, es una conversación que tenemos muchas veces con varios pacientes.
Por supuesto, seguimos intentando encontrar una manera de tratar a estas personas dentro de las limitaciones a las que nos enfrentamos: hospitales abrumados y, debido al bloqueo, cuatro horas de electricidad al día, escasez de combustible, suministros médicos agotados, falta de médicos y cirujanos especializados, enfermeras y médicos exhaustos que gestionan los hospitales y no reciben sus salarios completos durante meses y meses, restricciones a los pacientes que salen de Franja de Gaza para recibir tratamiento médico en otro lugar …la lista continúa.
Y a nuestro alrededor vemos el deterioro diario de Franja de Gaza. La situación social y económica se ha desplomado. Ahora ves niños mendigando en la calle; algo que no veíamos hace uno o dos años.
En MSF tenemos una gran montaña que escalar, y no podemos hacerlo solos. Intentamos. Empujamos. Tenemos que seguir adelante. Para nosotros, es una cuestión de ética médica. Estas personas lesionadas deben recibir el tratamiento que necesitan. Pero desde donde estoy parado, mirar hacia el futuro es como mirar hacia un túnel oscuro. Y la luz al final del túnel … no estoy seguro de que esté ahí. Sigue prendiéndose y apagándose intermitentemente».