Augusta es una mujer del barrio Inhamissua, en Beira. “Mi casa se derrumbó durante el ciclón, tuve que construir un refugio temporario con el techo de mi antigua casa. No hay suficiente comida, solo podemos comer una vez al día. Para los adultos es difícil, pero los niños no pueden entenderlo. No hay nada para comer, y no puedo hacer que mis hijos entiendan eso.”
Isabel Domingo Augusto: “Desde el segundo día del ciclón estamos intentando reconstruir nuestra casa, No teníamos comida, se mojó todo con la inundación. Por suerte teníamos algo de dinero y pudimos comprar algunos alimentos. Somos nueve personas y agradezco a Dios que estemos sanos, a pesar de todo lo que nos sucedió.”
“Esta era mi casa”
Maria Pedro es una víctima del ciclón Idai que azotó Mozambique el 14 de marzo. María corrió a pedirle ayuda a sus vecinos y un mejor refugio durante la noche del ciclón. En el camino, su marido que tenía una enfermedad del corazón, tuvo un ataque al corazón y falleció. Cuando el ciclón ya había pasado, volvió a su casa solo para encontrarla destrozada en pedazos. Los únicos restos son ahora ladrillos y escombros. Ella construyó un nuevo refugio justo al lado de su antigua casa, hecha de láminas de plástico y ramas de madera.
En el barrio de Maraza, en la ciudad de Beira, Médicos Sin Fronteras (MSF) distribuyó artículos de primera necesidad, como jabones y soluciones para purificar el agua. El uso de estos materiales es fundamental para contener el brote de cólera que comenzó en Beira tras el ciclón Idai. Aunque ahora el brote parece estar bajo control, es importante asegurarse que la población no utilice agua contaminada. Por esto, además de distribuir artículos, los promotores de salud van de puerta en puerta explicando la importancia del tratamiento del agua.
Abel Mauro Antonio trabaja como promotor de salud con Médicos Sin Fronteras (MSF). Su trabajo consiste en explicar a la población porqué MSF está allí, para qué sirven los artículos que son distribuidos y para concientizar a las personas sobre el uso de agua limpia. Él también les explica cómo usar una solución para desinfectar el agua y potabilizarla. Abel usa mucha mímica y teatro para asegurarse de que todos entiendan su mensaje. Durante dos horas habla con la comunidad, los entretiene, hace chistes y los distrae mientras esperan. Todos se reúnen para recibir algunos artículos para purificar el agua, reparar sus casas y cubrir techos rotos.