Siria: “Ningún niño debería morir por la negligencia y falta de acceso a una atención médica básica”

El 12 de marzo, el centro de salud de Médicos Sin Fronteras (MSF) comenzó a funcionar y ya estaba recibiendo pacientes en el campo de refugiados Al Hol. 
MSF

Los niños están muriendo de enfermedades prevenibles y las mujeres están dando a luz en condiciones inseguras en el campo de Al Hol, en el noreste de Siria, tras ser desplazados de las áreas de la gobernación de Deir Ez Zor; donde tuvieron lugar las batallas finales entre el grupo Estado Islámico (EI) y las Fuerzas Democráticas SiriaS (FDS).

De acuerdo con las autoridades del campo de refugiados Al Hol, el sobrepoblado lugar ahora alberga a unas 73.000 personas que están contenidas allí por las fuerzas de seguridad locales. Noventa y cuatro por ciento de ellos son mujeres y niños.

La mayoría de los residentes de Al Hol llegaron entre diciembre de 2018 y marzo de 2019, huyendo de los feroces combates y bombardeos aéreos o porque fueron obligado a abandonar el área. A su llegada, algunos estaban heridos y la mayoría se encontraban extremadamente vulnerables después de sobrevivir durante algunas semanas cerca de la línea del frente, sin alimentos o atención médica suficientes. El proceso de desplazamiento en sí exacerbó sus malas condiciones de salud, pues realizaron sus largos viajes en condiciones climáticas adversas, priorizando las medidas de seguridad sobre las necesidades y la protección de los civiles.

«Llegaron en la parte trasera de camiones que rebalsaban de gente”, dice Will Turner, jefe de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF) para Siria. “La mayoría de ellos estaban cubiertos de barro, muchos estaban heridos o sufrían enfermedades. La gente estaba claramente hambrienta y muchos niños estaban desnutridos».

Campo de refugiados en el noroeste de Siria

Una crisis humanitaria se desarrolló rápidamente en el campo de Al Hol, donde los recién llegados no tenían suficientes alimentos, agua, refugio, servicios de saneamiento ni atención médica. Varios meses después, las necesidades de las personas en el campo permanecen insatisfechas.

Si bien hay atención médica básica disponible, no está distribuida de manera uniforme ni es igualmente accesible para todas las personas que viven en el campo. La llamada ‘área del anexo’, donde se encuentran los «nacionales de terceros países», es un área separada con una valla. Tiene capacidad para 11.000 personas que no son de nacionalidad siria, y 7.000 son niños. Debido a preocupaciones de seguridad por parte de las autoridades, a este grupo se le impusieron restricciones adicionales, impidiéndoles la libre circulación a otras partes del campo donde existen algunas instalaciones médicas básicas. Muchas mujeres embarazadas en el área del anexo no tienen más remedio que dar a luz dentro de sus tiendas de campaña.

«Hay organizaciones humanitarias y donantes que no están dispuestas a proporcionar servicios a ciertas áreas del campo, esto debido a las afiliaciones que perciben de los habitantes», explica Turner. «La salud no debe ser comprometida. Independientemente de los antecedentes, nacionalidad, estado y origen del desplazamiento de las personas, todos tienen derecho a acceder a asistencia médica y humanitaria de manera oportuna«.

En otras partes del campo, el agua y el saneamiento no cumplen con los estándares mínimos requeridos durante una emergencia. El suministro confiable de agua en todo el campo es inconsistente. Muchas letrinas no son funcionales y, como resultado, las personas se ven obligadas a hacer sus necesidades al aire libre

«Estamos viendo pacientes con enfermedades como diarrea aguda debido a las malas condiciones del agua y el saneamiento», dice Turner. «Nos preocupa que esta situación se deteriore a medida que se acerca el verano».

Los pacientes con complicaciones médicas se enfrentan a muchas barreras para conseguir el permiso para ser referidos a un hospital fuera del campo y, algunas veces, esto retrasa su tratamiento. Mientras tanto, quienes son referidos a un hospital a menudo se encuentran con que no hay suficiente espacio para recibirlos debido a que las instalaciones médicas de la región están sobrepasadas. También hay reportes indicando que los niños están muriendo dentro de sus tiendas de campaña.

“A medida que las temperaturas veraniegas comienzan a aumentar, nos preocupa enormemente el impacto de las personas que viven en condiciones inadecuadas,” asevera Turner. 

“Ningún niño debería morir de deshidratación u otras enfermedades prevenibles debido a la negligencia y falta de acceso a una atención médica básica.”

MSF continúa expandiendo sus actividades médicas dentro y fuera del campo. Con el número de recién llegados estabilizándose en las últimas semanas, las necesidades de las personas en el campo están lejos de ser satisfechas y la situación actual requiere de una respuesta más organizada a largo plazo.

MSF pide que se amplíe la asistencia humanitaria en Al Hol, que las organizaciones de ayuda tengan acceso en todas las partes del campo y que las personas sean tratadas de una manera justa y humanitaria en línea con los principios y el derecho internacional humanitario.

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