Mustafá Osmán, tiene 5 años, y está siendo atendido con tratamiento y líquidos por vía intravenosa en la unidad de sarampión de Médicos Sin Fronteras (MSF), en el Hospital Estatal de Maiduguri, en el estado de Borno (Nigeria).
Llegó a nuestro centro para ser tratado hace poco más de tres días y debería estar listo para el alta en unos pocos más. «Es uno de los afortunados en recibir alta tan rápidamente«, dice el doctor Muhamad Abdullahi mientras escribe los siguientes pasos a seguir en el tratamiento de su joven paciente.
“La mayoría de los niños que vemos son admitidos por días, incluso semanas. Algunos tienen complicaciones como desnutrición aguda grave, la malaria y la neumonía, y no consiguen sobrevivir».
En el noreste de Nigeria, en la ciudad de Maiduguri, desde noviembre de 2018 hemos tratado a 2.922 niños de sarampión, una enfermedad potencialmente mortal. Estos pequeños pacientes provienen de familias desplazadas internamente así como de la comunidad de acogida.
“Desde que comencé a ejercer de médico en 2016, nunca había visto tantos casos de sarampión en Maiduguri. Espero que podamos trabajar rápidamente para controlar bien los brotes», añade Abdullahi desde nuestra unidad de sarampión, que cuenta con 70 camas.
Desde hace una década, el conflicto en el noreste de Nigeria ha desplazado a la fuerza a miles de personas de sus hogares, tanto dentro del país como en países vecinos. El caos y la violencia intermitente han hecho estragos: a día de hoy, nada menos que dos millones de personas dependen de la asistencia humanitaria para sobrevivir.
Así, el brote de sarampión actual se debe, en parte, a una insuficiente vacunación de rutina contra esta enfermedad. El resultado, miles de niños en riesgo de contraerla.
«Todos estamos trabajando en salas llenas de gente», describe la doctora Theresa Chan, responsable de nuestro equipo médico en el hospital de Gwange. «Hasta ahora, el entusiasmo de nuestro personal ha logrado hacer frente al brote», añade.
En el oeste de Miaduguri, también atendemos a pacientes de sarampión en el hospital de Gwange. En cuatro meses, de enero a abril, hemos tratado a 2.343 niños contra el sarampión. Y el número de casos en abril fue cuatro veces mayor que en enero. Hay tantos pacientes que las 73 camas de aislamiento están llenas.
Una niña de 3 años fue traída a Gwange por su madre. «comenzó a estornudar y tenía mucha fiebre», explica su madre. “El interior de sus labios se volvió rojo y vomitaba sin parar. Estaba muy preocupada, pensaba que iba a morir«. Desde que recibió tratamiento, durante casi un mes, se recuperó bien y su madre, feliz y agradecida, se la llevó a casa.
Muchos no son tan afortunados. Algunos niños mueren de sarampión debido a complicaciones severas. Tanto en el Hospital Estatal de Maiduguri como en el de Gwange, hemos egistrado 58 muertes desde enero. Pero es solo una parte del total de muertes.
“Es inaceptable que todavía haya un gran número de niños que mueren de una enfermedad tan tratable«, dice Caroline Masunda, nuestra responsable médica en Maiduguri. «La enfermedad ha traído muchas pérdidas y mucha tristeza a la comunidad».
Para alentar la utilización de los servicios y limitar el número de casos complicados que aumentan la tasa de mortalidad, la población debe tener acceso a la atención primaria de salud gratuita en Maiduguri. Además, pedimos una mejor y rápida coordinación entre todos los actores, incluidas las autoridades nigerianas, las agencias de las Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales que se ocupan de proporcionar vacunación de rutina a los niños en todo el noreste de Nigeria para protegerlos contra el sarampión y prevenir futuros brotes.