Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Coatzacoalcos y Tenosique han sido testigos directos o indirectos de estos arrestos masivos durante la semana pasada. Una de las redadas se produjo mientras el equipo de MSF se encontraba pasando consulta médica y psicológica y distribuyendo artículos básicos de higiene. Más tarde, cuando nuestro equipo ya no estaba presente, los pacientes aseguran que se produjeron otras. Las redadas, las detenciones masivas y los anuncios de militarización de la frontera fuerzan a los migrantes a evitar lugares donde pueden ser fácilmente identificados y detenidos por las autoridades policiales, entre ellos lugares que les permiten un acceso adecuado a servicios médicos básicos.
“La criminalización del demandante de asilo y del migrante y el hecho de forzarlo a la clandestinidad tiene consecuencias. Una de ellas, ya la estamos viendo: el número de consultas atendidas en los últimos días se ha visto reducido. La conclusión es obvia: hay gente con necesidad de servicios médicos que no los está recibiendo”, explica Sergio Martín, coordinador general de MSF en México. Las redadas en Coatzacoalcos se produjeron mientras se llevaban a cabo negociaciones entre México y Estados Unidos, que anunciaba un acuerdo para reducir la migración, con especial atención a la frontera sur.
“Migrantes y demandantes de asilo se desplazarán escondiéndose, en pequeños grupos”, añade Martín, “se verán obligados a transitar por rutas peligrosas, expuestos a elementos criminales que se aprovechan de ellos. Se quedarán sin acceso a refugio o a servicios de salud básicos cuando más lo necesitan. Se les condena a tener que recurrir, aún en mayor número, a bandas criminales que negocian con el tráfico de seres humanos y que serán las mayores beneficiadas en la instauración de éstas u otras medidas represivas”.
Por otro lado, en la frontera Norte, se fuerza al migrante a permanecer por más tiempo en ciudades peligrosas como Mexicali, Tijuana, Nuevo Laredo, Reynosa o Matamoros, donde son carne de cañón y están expuestos a las bandas criminales. De hecho, de acuerdo con una nueva regulación de los Estados Unidos, ahora los demandantes de asilo en dicho país pueden ser devueltos a México durante el tiempo que dure el proceso de su solicitud. Los equipos de MSF en la frontera norte, además de atender a migrantes y demandantes de asilo centroamericanos, han constatado un aumento en el número de pacientes provenientes de países como Cuba, República Democrática de Congo, Angola o Camerún, entre otros.
“En estas ciudades de notoria peligrosidad, son muy vulnerables ante las redes criminales, uno de cuyos negocios más lucrativos es la extorsión al migrante”. Nuestros equipos en la frontera norte atienden de forma rutinaria las heridas tanto físicas como mentales de migrantes que han sido asaltados por bandas criminales y/o secuestrados con el objetivo de extorsionar a sus familiares, -bien en los Estados Unidos, bien en sus lugares de origen-, a cambio de su liberación.
Llevamos años denunciando la peligrosidad que se vive en México y de las consecuencias de políticas represivas contra los migrantes procedentes de países como El Salvador, Honduras y Guatemala, que huyen de la pobreza y violencia en sus países (algo de lo que MSF es testigo directo dado que trabaja también en dichos países), sólo para encontrarse expuestos de nuevo a niveles de violencia extrema en México.
“Lejos de ser una política humana, estas políticas represivas del gobierno de México condenan a esta población –cada vez más, niños, mujeres, familias enteras- a un mayor sufrimiento”, considera el coordinador general. “Es una vuelta de tuerca más en la penuria de migrantes y peticionarios de asilo”, concluye.