Sudán: “muchas familias en mi pueblo están afectadas por la malaria”

Maha Mohamed, de 22 años, sentada junto a su hija Salma, de siete años.Igor Barbero/MSF

Compartimos algunas de las historias de personas afectadas por el brote de malaria que está ocurriendo en Sudán. La temporada de lluvias de este año ha sido más larga y hay mucha agua estancada, lo que posibilita que los mosquitos se reproduzcan.

Actualmente, Sudán atraviesa un brote de malaria. Lanzamos una respuesta de emergencia junto al Ministerio de Salud de Sudán, ya que el número de casos de malaria se duplicó respecto al mismo período en 2018. Hay muchas personas afectadas y hoy te compartimos las historias de algunas de ellas.
 
Maha Mohamed, de 22 años, está sentada junto a su hija Salma, de 7 proceden de una aldea agrícola situada en las afueras de El Fasher.
 
«Vinimos al hospital ayer a las 8 de la mañana ya que no hay clínica en nuestro pueblo. Mi hija tenía fiebre, dolor de cabeza y se sentía enferma. Dio positivo por malaria. El apoyo que hemos recibido ha sido bueno y, después de un día, mi hija ha comenzado a recuperarse. Muchas familias en mi pueblo están afectadas por la malaria. Nueve de 10 miembros de mi familia ya han pasado por esta enfermedad.
 
Yo misma tuve malaria hace un mes y he pasado por esta enfermedad cuatro veces en mi vida. Este año ha sido más duro. Nos dieron una mosquitera el año pasado, pero ahora nadie nos trajo una. Tenemos cuatro mosquiteros en casa para diez personas. Sentimos que la población de mosquitos es muy grande. El clima está cambiando y la temporada de lluvias dura más de lo habitual. Al lado de casa, hay charcos de agua. Drenar bien el agua ayudaría y también nos gustaría recibir medicamentos preventivos para protegernos de los mosquitos. Las lluvias continuas están arruinando algunos de nuestros cultivos, por lo que la cosecha será peor este año.
 
Ibrahim Ahmad, de 49 años, cuida de su hijo Mutawaquil, de nueve, uno de sus diez hijos.

“Estábamos muy preocupados, mi hijo no habló durante dos días»

Ibrahim Ahmad, de 49 años, cuida de su hijo Mutawaquil, de nueve, uno de sus diez hijos. Son de Darfur Oriental, pero han vivido desplazados en El Fasher durante casi una década. Viven en un campo para desplazados internos a cinco kilómetros de distancia.
 
«Mi hijo estaba caminando y, de repente, se desplomó. Estábamos muy preocupados ya que no habló durante dos días. Su madre estaba perdiendo la paciencia. Fue ingresado en el hospital hace cinco días. Un médico viene cada media hora para verificar su condición. Alhamdolillah (gracias a Dios), está mejorando y ha comenzado a hablar nuevamente. Estoy muy agradecido al equipo médico por tratar a mi hijo y por proporcionar medicamentos gratis. Si no fuera por MSF, no podría pagar el tratamiento ya que algunas medicinas son muy caras.
 
Antes de la temporada de lluvias, una ONG me dio cuatro mosquiteras para toda mi familia, pero los niños se salen de ellas durante la noche. Este año ha estado lloviendo demasiado y hay charcos de agua por todas partes. La malaria es muy peligrosa y afecta a las personas muy rápidamente. Mi hijo ha estado a punto de morir. Afortunadamente, él es el único en mi familia que se ha enfermado esta vez.»
 
Husna Usman, de 25 años, sostiene en sus brazos a su hijo de casi dos años, Mohamad Sami.

«No he visto malaria como esta en el pasado»

Husna Usman, de 25 años, sostiene en sus brazos a su hijo de casi dos años, Mohamad Sami. Husna ha vivido en El Fasher desde la infancia. Su familia vive del cultivo de mijo y nuez moscada.
 
«Mi hijo tenía mucha fiebre y sufría convulsiones. Estaba preocupada por él así que fuimos de inmediato al hospital sin perder el tiempo. Este es nuestro tercer día aquí y Mohamed ya está mejorando. Después de dar positivo por paludismo, se le administraron líquidos y comenzó el tratamiento. Este año, la malaria está afectando a muchas más personas. No he visto malaria como esta en el pasado en El Fasher.
 
He tenido malaria dos veces, incluido este año. Tenemos mosquiteras pero no son suficientes para todos. Dos o tres personas duermen debajo de cada una de ellas. Lo más importante es poner a disposición medidas preventivas y obtener medicamentos gratis. Mi esposo hace trabajos informales. Algunas veces hay trabajo y otras no. Los medicamentos son muy caros en comparación con el dinero que ganamos.»
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