Una médico* de Médicos Sin Fronteras (MSF) que trabaja en el campamento de Deir Hassan, a 30 km al oeste de Alepo, describe la situación en un momento en el que cientos de miles de personas huyen de la ofensiva de las fuerzas gubernamentales, en la última zona controlada por la oposición en Siria:
En la última semana, el Ejército ha avanzado rápidamente por la zona rural al oeste de Alepo. La población no lo esperaba y ha dejado sus hogares en Al Atarib, Abian, Kafr Naha, Kafr Nouran, Maarat-al-Nouman.
Algunos se han marchado a pie porque no todos tienen posibilidad de contar con un vehículo. Han caminado kilómetros bajo el frío, sin sus pertenencias, sin nada con lo que mantenerse calientes. Muchos han escapado solo con la ropa que llevaban puesta.
Ha estado nevando durante dos o tres días, aquí y en todo Idlib. Ves personas en las cunetas, a mujeres con niños en brazos envueltos en mantas, a niños sentados en la nieve bajo los olivos. Ser testigo de esto te hace llorar.
Muchos se dirigen hacia Afrin y Azaz. Saben que no hay casas para alquilar. Quizás puedan ser acogidos por conocidos; de lo contrario, deberán estar a la intemperie hasta que alguien les proporcione una tienda de campaña. Otras personas deambulan sin rumbo y no tienen ni idea de hacia dónde se dirigen.
En la ciudad de Al-Dana hay desplazados viviendo en edificios sin terminar, con techo y paredes, sin ventanas. Pero la mayoría no puede encontrar un lugar donde resguardarse en la ciudad, por lo que se ven obligados a montar tiendas allí donde pueden.
Toda la zona está repleta de carpas, y cuanto más te acercas a la frontera turca, más tiendas y lonas hay. Quienes no pueden permitirse comprar una tienda de campaña para sí mismos la comparten con otras familias. Ves familias con todas sus pertenencias esparcidas por el suelo porque todavía no tienen una tienda de campaña y tienen que vivir en el suelo. Los desplazados que carecen de refugio se están congelando. Es catastrófico.
Personas de todas las edades están enfermando debido a las bajas temperaturas. Los desplazados carecen de calefacción y medicamentos. Dejaron sus hogares sin nada y necesitan de todo.
Yo misma soy una persona desplazada. Desde la aldea en la que vivo ahora, podemos escuchar los bombardeos cercanos que llegan desde el frente. Es aterrador y estresante. Pero tengo experiencia en el desplazamiento y siempre estoy lista para huir en cualquier momento.
La guerra dura desde hace casi nueve años, pero solo este año equivale a todos los anteriores si tenemos en cuenta todas las dificultades que vivimos. Este año, los ataques están siendo brutales, con todo tipo de armas: artillería, aviones, lanzacohetes, ametralladoras… La gente aquí sabe que lo peor podría estar por llegar y que puede suceder en cualquier momento.
La gente está perdida y no tiene idea de lo que pasa. El miedo nos ha devastado. No sabemos qué sucede en el ámbito político ni lo que nos deparará el futuro. Nadie sabe cuál será la situación mañana, solo que hay bombardeos y que las fuerzas gubernamentales avanzan. Todo lo que queremos es un lugar seguro para vivir».
* El nombre se mantiene confidencial por motivos de seguridad.