Damos la bienvenida al lanzamiento hoy del «Pacto Mundial por la Diabetes» por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Subrayamos la necesidad de acelerar la disponibilidad de más fuentes de insulina humana de calidad garantizada para que todas las personas que lo necesiten puedan acceder a un medicamento vital. Esto es especialmente necesario para los habitantes de los países de ingresos bajos y medios donde la mayoría de la población tiene dificultades para acceder a la insulina. El acceso a este fármaco también resulta fundamental en el contexto del COVID-19 dado que las personas con diabetes tienen mayor riesgo de padecer una forma grave de la enfermedad y morir.
Precisamente, este año se cumplen 100 años del descubrimiento de la insulina, pero hoy, en todo el mundo, solo la mitad de las personas que la necesitan tienen acceso a este medicamento esencial. Las barreras están relacionadas con los difíciles requisitos de almacenamiento, los complejos protocolos de tratamiento y los elevados precios. En la actualidad, tres fabricantes de insulina —Eli Lilly, Novo Nordisk y Sanofi— dominan el mercado mundial y, a menudo, parecen reflejar en sus precios las subidas que realiza la competencia.
La situación es especialmente decepcionante, dado que los científicos que descubrieron la insulina vendieron la patente por 1 dólar en 1921 porque entendieron que el descubrimiento de este medicamento vital debería estar disponible para cualquiera que lo necesitara.
«Millones de personas en todo el mundo carecen en estos momentos de acceso a la insulina para controlar su diabetes y las previsiones nos dicen que la necesidad mundial de insulina se va a disparar, en gran medida debido al aumento de la diabetes de tipo 2 en los países de ingresos bajos y medios«, explica la doctora Helen Bygrave, asesora de enfermedades crónicas de la Campaña de Acceso de Médicos Sin Fronteras (MSF). «Para satisfacer la creciente demanda mundial y garantizar que este medicamento esté fácilmente disponible, la OMS debe trabajar urgentemente para garantizar más fuentes de insulina de calidad. Hemos sido testigos de cómo los múltiples proveedores de genéricos ayudaron a ampliar el tratamiento de otras enfermedades como el VIH/sida, y ahora necesitamos que ocurra lo mismo con la insulina».
La diabetes es una enfermedad crónica y progresiva que afecta a más de 463 millones de personas en todo el mundo pero que puede controlarse con un tratamiento eficaz. La prevalencia de la diabetes casi se ha duplicado en los últimos 30 años y, en estos momentos, su incremento es más veloz en los países de ingresos bajos y medios que en los de ingresos altos. Se calcula que para 2045 el número de personas con diabetes aumentará en todo el mundo en un 51% hasta alcanzar los 700 millones de personas y el mayor incremento tendrá lugar en África (143%).
La entrada de otros productores de insulina se traduciría en precios más bajos y un suministro más estable del medicamento. En 2019, la OMS puso en marcha su programa de «precalificación» para evaluar y ayudar a acelerar la validación de la calidad de más fuentes de insulina humana además de las de los tres principales fabricantes. Este programa debería permitir a los países y a los proveedores de tratamiento adquirir con confianza más fuentes de insulina humana de calidad garantizada. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha validado la calidad de ningún fabricante alternativo para producir insulina humana. La OMS debe priorizar y acelerar urgentemente la precalificación de más fuentes de insulina para romper algunas de las barreras que han mantenido la insulina fuera del alcance de millones de personas que la necesitan desesperadamente.
«Como médico, me resulta descorazonador digerir el hecho de que, a pesar de que la insulina tiene un siglo de antigüedad, la gente sigue sufriendo enormes dificultades para acceder a ella«, afirma el Dr. Brian Nyagadza, director de actividades médicas de nuestro proyecto en Mutare (Zimbabue). «A muchas personas, las barreras para acceder a la insulina no les dejan otra alternativa que racionar el medicamento, lo que las expone a un alto riesgo de desarrollar complicaciones mortales relacionadas con la diabetes. Deben tomarse medidas urgentes para que haya más versiones asequibles de insulina de calidad, versiones que también se adapten a las necesidades de las personas que viven en países de ingresos bajos y medios, especialmente en el contexto de la pandemia de COVID-19, ya que las personas con diabetes corren mayor riesgo de desarrollar una forma más grave de esta enfermedad».