Algunas de las peores inundaciones que han afectado a Sudán del Sur en décadas han afectado a 780.000 personas. Los hogares y los medios de subsistencia de las personas (cultivos y ganado), así como las instalaciones de salud, las escuelas y los mercados, están sumergidos por las inundaciones. Cientos de miles de personas han sido desplazadas y los campos de desplazados ya existentes corren el riesgo de quedar completamente inundados, lo que provocaría aún más desplazamientos.
Este es el tercer año consecutivo de inundaciones extremas en Sudán del Sur; desde mayo de este año, las inundaciones han afectado a ocho de los 10 estados. Los estados de Jonglei, Unity, Northern Bahr el Ghazal y Upper Nile, todos en la mitad norte del país, son los más afectados. Nuestros equipos están presentes en los estados de Jonglei y Unity. Los niveles del agua en muchas áreas todavía están aumentando y los pronósticos meteorológicos indican que habrá más lluvia por venir.
El acceso, un doble desafío
Las inundaciones han afectado aún más a muchos de los 11 millones de personas en el país que ya necesitan urgentemente asistencia humanitaria. Después de las inundaciones más recientes, las personas necesitan asistencia inmediata con atención médica, alimentos y agua potable, y artículos como refugio, mosquiteros y ollas para cocinar.
El acceso a la salud es un desafío durante todo el año en Sudán del Sur, pero se ve agravado por las inundaciones, tanto para las comunidades para llegar a los centros de salud y la ayuda humanitaria, como para las ONG para llegar a las comunidades remotas. Y es que muchas de las áreas afectadas por las inundaciones no son accesibles por carretera.
Se necesita una respuesta urgente
Los habitantes de Bentiu, la capital del estado de Unity, se han visto especialmente afectados. La gente ha sido desplazada en masa, y se estima que 25.000 personas desplazadas han llegado a Bentiu. Mientras tanto, la población del campo de desplazados de Bentiu (anteriormente un sitio de Protección de Civiles) ha crecido en 12.000 personas en el espacio de solo un par de meses y ahora alberga a unas 120.000 personas.
El campo, la ciudad y la pista de aterrizaje (esenciales para transportar suministros) corren un gran riesgo de inundaciones si los diques que retienen el agua no pueden hacer frente o colapsar.
Para las personas que viven en el campo de Bentiu, la situación es particularmente grave. Las condiciones del agua y el saneamiento son deplorables, casi no hay baños disponibles y hay una grave falta de agua potable. Las personas ahora están expuestas a un alto riesgo de brotes de enfermedades transmitidas por el agua como la hepatitis E, la diarrea acuosa aguda, el cólera y la malaria.
En el campo, la gente duerme afuera, en los mercados y debajo de los árboles, debido al hacinamiento total y la falta de refugio. Existe una necesidad urgente de alimentos y artículos básicos no alimentarios, como lonas y cuerdas de plástico, bidones, jabón y mosquiteras.
Si bien hay alguna respuesta humanitaria de otras organizaciones y agencias en Bentiu, es demasiado escasa y demasiado lenta, y los donantes solo avanzan lentamente con fondos de emergencia.
Falta de alimentos e ingresos en Bentiu
Hay escasez de alimentos en Bentiu, especialmente en el campamento. Las raciones de alimentos del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para las personas desplazadas en el campamento se redujeron al 50% en abril de 2021, y esto no cubre a miles de personas que han llegado desde entonces. Las familias comparten alimentos, a menudo los destinados a un hogar entre tres. La gente de la ciudad de Bentiu ha recibido alguna ayuda, pero muy poca.
Como resultado, nuestros equipos están viendo un aumento en el número de niños y niñas con desnutrición aguda o severa.
Mientras tanto, las mujeres del campo han perdido ingresos debido a las inundaciones que dificultan la recolección de leña para vender. La escasez de leña y carbón vegetal para cocinar es motivo de preocupación, y los precios casi se han duplicado.
Respondemos en Bentiu
Hemos reforzado nuestra respuesta en Bentiu tras las inundaciones y un equipo de emergencia, que incluye personal médico, especialistas en agua y saneamiento y coordinadores de emergencia, ahora está apoyando al personal existente tanto en el campo como en la ciudad de Bentiu y sus alrededores.
Nuestro hospital en el campamento de Bentiu está completamente por encima de su capacidad, incluso después de que recientemente agregamos 30 camas adicionales a las 135 camas existentes. La mayoría de los pacientes son niños y niñas en la sala de pediatría.
El hospital estatal de Bentiu (no administrado por MSF) está sobrecargado y la atención médica básica disponible es insuficiente. Nuestros equipos dirigen clínicas móviles en la ciudad de Bentiu y sus alrededores, que brindan atención médica básica, nutrición, vacunación de rutina y atención para la violencia sexual y de género. Muchas de estas consultas han sido por casos de malaria, diarrea acuosa aguda, infecciones del tracto respiratorio o desnutrición.
Impacto y actividades en otros lugares
Nuestros equipos se han ampliado en Leer, en el estado de Unity, y en Old Fangak, en el estado de Jonglei. Ambas áreas han visto a miles de personas desplazadas por las inundaciones.
En Leer, nuestros equipos han visto un aumento en el número de pacientes con diarrea acuosa aguda y mordeduras de serpientes. Se han trasladado dos de nuestros sitios de atención de la salud basados en la comunidad (extensión) para llegar mejor a las comunidades desplazadas que viven en tres campamentos para personas desplazadas. Las personas en estas áreas necesitan alimentos y artículos no alimentarios, así como medidas preventivas de agua y saneamiento.
En Old Fangak, nuestros equipos han dirigido clínicas móviles para responder a las necesidades, incluidas las de diarrea, infecciones del tracto respiratorio y malaria. En el cercano condado de Ayod, 6.000 personas fueron desplazadas y abandonadas en varias “islas” precarias cuando los niveles de las inundaciones aumentaron en agosto; una de nuestras clínicas ambulatorias fue destruida y el equipo fue evacuado.
La desnutrición es la mayor preocupación; durante una evaluación en agosto en muchas de estas islas, más de una cuarta parte de los niños y las niñas tenían desnutrición aguda moderada o aguda grave. En respuesta, nuestros equipos han proporcionado alimentos terapéuticos tanto a los niños y niñas desnutridas como a los hogares.